Artículo de revisión

DOI: https://doi.org/10.56124/tj.v7i14.013

 

NEOLIBERALISMO Y TEJIDO SOCIAL-BARRIAL. EXPERIENCIAS DESDE LOS BARRIOS DE QUITO.

 

NEOLIBERALISM AND SOCIAL-NEIGHBORHOOD NETWORKS. EXPERIENCES FROM QUITO’S NEIGHBORHOODS

 

 

Andrea Belén Tamayo-Torres1

Orcid: https://orcid.org/000-0003-0427-6146  

Docente de la Carrera de Trabajo Social, Universidad Central del Ecuador (UCE)

abtamayot@uce.edu.ec. Quito, Ecuador

 

 

 

Gladys Carolina Meneses-Córdova2

Orcid: https://orcid.org/0009-0006-3353-9290

Estudiante de la Carrera de Trabajo Social, Universidad Central del Ecuador (UCE)

gcmeneses@uce.edu.ec. Quito, Ecuador

 

 

 

Thais Mayú Salazar-Aguirre3

Orcid https://orcid.org/0009-0000-9039-1305

Estudiante de la Carrera de Trabajo Social, Universidad Central del Ecuador (UCE)

tmsalazar@uce.edu.ec. Quito, Ecuador

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Resumen

El presente trabajo expone la experiencia de intervención social en el Programa Barrios de Quito, bajo la Dirección de Vinculación con la Sociedad de la Universidad Central del Ecuador, durante el periodo académico 2022-2023. El objetivo es presentar las tensiones en la construcción del tejido social durante las prácticas preprofesionales y los desafíos a abordar por las estudiantes que continúen en actividades en dichos barrios. Se realizó una investigación cualitativa a partir de entrevistas a los moradores de los barrios, se apoya de la observación participante registrada en diarios de campo e informes sociales generados en la práctica preprofesional. Se concluye que, las relaciones comunitarias entre los moradores de los barrios están marcadas por las lógicas del capitalismo en su régimen neoliberal (individualización del sujeto y atomización del grupo familiar con respecto al resto de la comunidad, violencias patriarcales) lo que limita las formas de construcción de organización barrial. Esto marca varios desafíos para pensar una intervención social que posibilite la reconstrucción de dicho tejido y que proponga estrategias para la edificación de redes solidarias entre los moradores de los barrios.

 

Palabras clave: Intervención social en barrios, neoliberalismo.

 

 

Abstract

This paper presents the experience of social intervention in the "Barrios de Quito" Program, under the Social Outreach Department of the Universidad Central del Ecuador, during the academic period 2022-2023. The objective is to present the tensions in the construction of the social network during the pre-professional practices; and challenges to be addressed by the students who continue in activities in these neighborhoods. Qualitative research was carried out based on interviews with the residents of the neighborhoods, as well as on participant observation recorded in field diaries and social reports generated during the pre-professional practice. It is concluded that community relations among the residents of the neighborhoods are marked by the logic of capitalism in its neoliberal regime (individualization of the subject and atomization of the family group with respect to the rest of the community, patriarchal violence), which limits the forms of construction of neighborhood organization. This poses several challenges to think of a social intervention that makes possible the reconstruction of this fabric and that proposes strategies for the construction of solidarity networks among the inhabitants of the neighborhoods.

 

Keywords: Social intervention in neighborhoods, neoliberalism.

 

 

 

 

 

Introducción

 

La Dirección de Vinculación con la Sociedad de la Universidad Central del Ecuador cuenta con el “Programa Barrios de Quito” cuyo propósito es que estudiantes de distintas carreras de la Universidad Central puedan realizar sus prácticas preprofesionales aportando a los proyectos sociales que se llevan a cabo en los barrios quiteños. En ese sentido, la Carrera de Trabajo Social participa de este proceso con estudiantes de séptimo nivel.

El acompañamiento a los barrios San José del Condado (en el noroccidente de Quito) y Alborada de Monjas (en el suroriente de Quito) durante el periodo académico 2022-2023, trajo consigo algunas consideraciones:

a)      Se evidenció en la experiencia de las prácticas preprofesionales en barrios la escasa participación de los moradores en las actividades barriales propuestas.

b)      La implicación de los vecinos por la construcción de “lo común” (Vega et al, 2018) en el barrio se constituyó no solo en una problemática para la intervención social, sino también para la generación del diagnóstico social (parte de las actividades realizadas en las prácticas preprofesionales).

c)      A su vez, dentro de las lógicas comunitarias del barrio se evidenció la complejidad para dialogar manifestaciones de la cuestión social como es la violencia de género.

Esto llevó a que surgiera la siguiente pregunta de investigación: ¿Cómo se presenta el tejido social de los barrios? y preguntas secundarias de orden teórico y empírico: ¿Cuáles son las tensiones que se generan en la organización barrial? ¿Qué lógicas subyacen en las subjetividades de los moradores con respecto a las violencias patriarcales? ¿Cómo construir lazos comunitarios en medio de la urbe moderna y neoliberal? Por ello, el objetivo del presente trabajo es presentar las tensiones en la construcción del tejido social tomando como eje de estudio a los barrios San José del Condado y Alborada de Monjas; así como los desafíos a abordar pensando en una intervención social que posibilite la reconstrucción de dichos tejidos sociales.

Para orientar esta investigación, se parten de los siguientes presupuestos teóricos que nos permite pensar cómo se constituyen las subjetividades en el neoliberalismo para luego comprender cómo se piensa la construcción de las ciudades y por tanto, de los barrios.

 

El régimen capitalista-neoliberal en conformación de subjetividades

Para Gago (2014) el neoliberalismo es una “tecnología del poder”, es decir es un arte de ejercer el poder desde la forma económica, un mundo político que es proyección del mercado. Esto implica que existe un impulso del capitalismo que fija la pluralidad de deseos que se venden como iniciativas libres, cuando en realidad se encuentran reguladas por el mercado. Así mismo, hay un neoliberalismo que se ejerce desde arriba donde existe un Estado que no solo permite, sino que impulsa un libre mercado, que seduce a través del consumismo y de las políticas de ajuste (privatización de servicios públicos, flexibilización laboral, etc.) (Gago, 2014). Así se constituyen nuevas estrategias entre las grandes corporaciones nacionales y los gobiernos, donde la sociedad deviene en empresa. También se teje un neoliberalismo “desde abajo” que aparece con “modos de vida que reorganizan las nociones de libertad, cálculo y obediencia, proyectando una nueva racionalidad y afectividad colectiva” (Gago, 2014, pág. 10), el cálculo se constituye en razón que organiza la vida, y la libertad es la base de lo calculable. De esta forma el neoliberalismo impacta de manera decisiva en las formas de subjetivación, atrapando a los seres humanos en la razón consumista, de auto explotación, de individualización, manipulando su deseo para que se constituya en otro engranaje del sistema (Ibarra, 2021).

 

El barrio y las lógicas del régimen capitalista-neoliberal

La ciudad moderna es un invento del sistema capitalista que le permitió procurar la planificación de la industria y la concentración de mano de obra alrededor de ella, así como generar centros urbanos (ciudades capitales) donde se pudiera concentrar el poder político y económico.

De esta forma, “el barrio surge, dentro del discurso sociológico y político como rasgo distintivo e indicador de esa situación de explotación y desigualdad dentro de la unidad espacial ciudad” (Gravano, 2005, pág. 12), es decir, en principio los barrios surgen alrededor de las fábricas y las industrias, pero cuando las ciudades fueron creciendo, estos empezaron a emerger sin el orden y la planificación que desearía el Estado a través de los municipios. Los barrios son indicadores de la segregación espacial, donde existen espacios para las clases opulentas, pero sobre todo, donde proliferan barrios para las clases empobrecidas.

La forma en que somos socializados en el neoliberalismo permite “el avance de los valores individualistas, lo común y la comunidad resultan ‘poco modernos’, o incluso ‘pueblerinos’, no aptos para las clases sociales urbanas” (Vega et al., 2018, p. 28), así, la forma “vecindario” o “vecindad” se reduce a ciertas familias que participan de la vida del barrio como sus representantes/dirigentes, mientras que el resto de la población no se encuentra vinculada a esa dinámica comunitaria, por lo tanto, se complica generar redes solidarias.

 

Metodología

 

El acompañamiento a los barrios San José del Condado (en el noroccidente de Quito) y Alborada de Monjas (en el suroriente de Quito) se realizó durante el periodo académico 2022-2023. Para la elaboración del presente trabajo se utilizó el método de investigación cualitativa. Se generó una revisión bibliográfica y se alimentó de la observación participante registrada en el diario de campo. Así mismo, se realizaron entrevistas semiestructuradas a los moradores de los barrios que permitieran visibilizar cómo se encuentra el tejido social. Al finalizar las prácticas preprofesionales se generaron informes finales, este trabajo se apoyó en dichos documentos para generar las presentes reflexiones.

El tipo de muestreo ejecutado es por conveniencia debido a que esta técnica facilita la obtención de datos de forma sencilla, sobre todo, para estudiantes que realizan vinculación con la sociedad en espacios comunitarios, como es este caso. Los criterios muestrales en base al aspecto demográfico coinciden en ambos barrios, San José del Condado y Alborada de Monjas, con personas diversas de un rango etario variado, de personas adultas hasta adultos mayores, tanto hombres y mujeres con distintos niveles de educación formal. Del aspecto y criterio socioeconómico también coincide en ambos barrios; la mayor parte de la muestra se caracteriza por tener moradores con recursos escasos.

Para la recopilación de datos e información se usaron entrevistas semi estructuradas en ambos barrios. Esta fue la primera etapa de la investigación, posterior se analizaron los datos y se observaron las problemáticas evidentes de cada barrio. Lo que conllevó a puntos de análisis del cambio del tejido social dentro de la dinámica comunitaria en cada barrio.

Existieron particularidades en la investigación en cada barrio, en el caso de San José del Condado además de las entrevistas, se realizaron encuestas y un taller con el fin de profundizar en la temática. En Alborada de Monjas se decidió, por petición de las entrevistadas, mantener su anonimato debido a la complejidad que tiene exteriorizar las violencias patriarcales vividas.

 

Resultados

Individualización del sujeto y atomización del grupo familiar respecto al resto de la comunidad en el barrio San José del Condado

Una de las características del capitalismo en su régimen neoliberal es la conformación de subjetividades individualizadas y atomizadas en su grupo familiar (Ibarra, 2021). Las ciudades por su constitución convocan al anonimato de los sujetos (Gravano, 2005). Sin embargo, se manifiesta de forma tensionada porque existe la participación representativa de una dirigencia que no se relaciona con el resto de los habitantes del barrio.

En San José del Condado existe una dinámica barrial que posibilita las experiencias de construcción de tejido social, tal como mencionan Duhau y Giglia (2008) “la experiencia de este espacio puede caracterizarse por permitir o favorecer una multiplicidad de relaciones sociales, que pueden constituir un tejido relativamente denso y así fortalecer el sentido de pertenencia y el arraigo local” (p.22). Al respecto se evidencia que existe organización barrial, ya que se dan los elementos que la constituyen, entre ellos están: la participación y conducción de una dirigencia, el carácter histórico, la estructura, los objetivos, la alianza con otras organizaciones, entre otros (Instituto de Formación Permanente, 2008, p.14). Existen algunas actividades que se llevan a cabo en los barrios con el fin de fomentar y potenciar el tejido social de las personas que lo habitan y gestionar el desarrollo del barrio en conjunto con sus habitantes.

Algunas de estas actividades son: las mingas, charlas para los vecinos, espacios de recreación física como la bailoterapia, adecuación de espacios abandonados para su uso, programas de vinculación en conjunto con estudiantes universitarios y universitarias, actividades tradicionales en épocas festivas como la navidad, día de difuntos o fiestas de la ciudad. En el ámbito político y social se llevan a cabo elecciones para las dirigencias barriales y la formación de comités barriales que trabajan en pro de la mejora del barrio.

Sin embargo, en estos mismos espacios es donde se pueden generar tensiones (relaciones conflictivas) que afecten el tejido social mediante “estrategias de privatización y segregación” (Duhau y Giglia, 2008, p. 22), tales como los conflictos interpersonales y el desinterés de las personas para con las actividades en el barrio. Así, de las personas entrevistadas dos forman parte del Comité Pro-mejoras del barrio, trabajan por y para el barrio gestionando actividades para los habitantes y enfrentando problemáticas “como dirigente tengo muchos deberes en el cuidado del barrio y la mejora del barrio, la situación de la unión de todos sería nuestros deberes como Comité Pro-mejoras” (Miembro del Comité Pro-mejoras, comunicación personal, 22 de febrero de 2023), el resto de moradores no se vinculan en los proyectos pensados para el barrio “si se les llama a mingas, charlas o a las reuniones no están muchas personas, unos 4 a 10 personas y eso que somos más o menos unos 5000 habitantes del barrio” (Miembro del Comité Pro-mejoras, comunicación personal, 3 de febrero de 2023).

Las personas que realizan actividades comunitarias forman parte del Comité Promejoras del barrio. Hay personas que realizan actividades, como la minga, de forma individual y enfocadas en su propiedad, mas no en espacios comunes como calles, parques o casa comunal. En una minga llevada a cabo en diciembre de 2022 uno de los vecinos hace limpieza de las veredas de su hogar, pero no se integra con el resto de los vecinos (registro diario de campo, 2022). La situación descrita se presenta como una consecuencia de las lógicas neoliberales presentes en la sociedad, una de estas es la individualización del sujeto con respecto a su entorno, es decir, el aislamiento de las personas con respecto a sus vecinos. La individualización social permite la separación de los individuos de lo comunitario y cooperativo generando un atomismo social (Nisbet citado en Bedoya et al., 2019, p. 16).

Existen habitantes que no quieren entrar en la dinámica barrial para evitar malos entendidos “hay un pequeño grupo de personas que se ha dedicado a hacer conflictos y por ese motivo el barrio en general no tiene esa relación amistosa con la dirigencia barrial, no quieren meterse en esto y verse envueltos en discusiones o problemas” (Miembro del Comité Pro-mejoras, comunicación personal, 3 de febrero de 2023), las personas prefieren no brindar su opinión de rechazo hacia los dirigentes vigentes, hay desconocimiento del trabajo que realizan o se pretende que el liderazgo siga en el mismo grupo de personas. Frente a estas manifestaciones Torres (2013) menciona que en las sociedades donde el modelo neoliberal ha sido adoptado se desarticula el tejido social, se generan conflictos sociales y actitudes como la indiferencia y el conformismo (p.14). Por lo tanto, las relaciones sociales de cooperación, asociación y solidaridad se debilitan (Bedoya et al., 2019, p.16).

Además, la organización comunitaria está atravesada por su carácter histórico, este se relaciona con las personas fundadoras del lugar “los vecinos fundadores ya somos pocos, hay muchos vecinos arrendatarios” (Miembro del Comité Pro-mejoras, comunicación personal, 15 de marzo de 2023). Esto explica por qué gran parte de los moradores del barrio no poseen sentido de pertenencia e identidad. La visión de lo que implica “lo comunitario” depende del contexto en el que estén inmersas, Gago (2014) explica que “la dinámica comunitaria no tiene una esencia inmutable de la cual aferrarse, por eso no hay una pureza a la que acudir o reivindicar. Más bien depende de ensamblajes espaciotemporales concretos” (p.95), es decir, el sentido de comunidad e integración (David W. McMillan & David M. Chavis citados en Sant-Miller, 2016) depende del tiempo de residencia en el lugar, de las vivencias interpersonales en este, de la relación de la historia de la vida de los habitantes con el barrio que habitan y de la vinculación con las organizaciones sociales del mismo, tales como los comités.

 

Violencias patriarcales en el barrio Alborada de Monjas

La opresión de la mujer se genera desde los espacios públicos y privados. Esto, debido a que el individualismo y los valores familiares conservadores son propios de un sistema neoliberal y heteropatriarcal que afecta la integridad de las mujeres como sujetos de derechos. Estos factores remiten a violencias que terminan en feminicidios o vulneración al sistema familiar y el entorno social.  Esto se explica porque “el capitalismo, en tanto sistema económico-social, está necesariamente vinculado con el racismo y el sexismo [ya que se ha mantenido] denigrando la naturaleza de aquellos a quienes explota: mujeres [...]” (Federici, 2010, p. 32).

Estos valores conservadores en el neoliberalismo se visibilizan en las experiencias de las mujeres entrevistadas: dos de ellas tienen conocimiento de casos de violencia de género que se presentaron en el barrio; la primera con respecto a una vecina y la otra por su propia vivencia (registro de campo, 2022). La tercera mujer entrevistada explicó que no tiene relación vincular con el barrio y que vela “solo por sus problemas” (comunicación personal, 09 de febrero de 2023).

Las violencias patriarcales están conectadas con los valores familiares conservadores propios del neoliberalismo, pues “los valores familiares «tradicionales» aseguran la supremacía masculina, la heteronormatividad, y las lealtades étnico-raciales” (Brown, 2021, p. 167), estas se reproducen y perpetúan, agudizando las relaciones de poder y estructurando, en este caso, un individualismo que aísla a las mujeres que han vivido violencia de cualquier red de apoyo: “no me dejaba ni salir, era muy celoso, yo quería hacer mis cositas y nada me dejaba”, manteniendo una supremacía masculina: “es por esa dependencia que uno no se separa [...] Ahora que ya no estoy con él si me hace falta, y una si es consciente que por la cuestión económica o la necesidad de estar con alguien, de no querer estar sola es que no se separa y aguanta” (Entrevistada 1, comunicación personal, 09 de febrero de 2023).

La moral basada en los valores neoconservadores condiciona al hombre como proveedor económico y a la mujer en los cuidados del hogar. Estos valores forjan la dependencia económica que limita romper con la violencia y “más que integrar espontáneamente la vida social y ordenar la conducta, son politizados, mercantilizados y usados de forma táctica [para el mantenimiento de este sistema]” (Brown, 2021, p. 164). En este caso, el hombre es el único proveedor económico y no permite que la mujer trabaje: “Lo económico es lo que a una le afecta mucho [...] El me golpeaba, me gritaba. Y yo con mis hijos que me voy a querer separar” (Entrevistada 2, comunicación personal, 09 de febrero de 2023).

La situación de la víctima cambia porque el esposo abandona la familia, lo que la lleva a tener un intento autolítico: “yo sino era por una amiga me intente hasta matar cuando se fue” (Entrevistada 2, comunicación personal, 09 de febrero de 2023). Por tanto, en el sistema neoliberal, violento y que se reproduce constantemente, romper con el ciclo de la violencia es complejo.

Las moradoras del barrio y la víctima están conscientes que el factor económico limita la independencia y libertad frente a la violencia de género. Si no existen oportunidades de mejora para las mujeres que han vivido violencia, esto complejiza el abordaje de la problemática (Registro diario de campo 2022).

La situación económica al interior de la familia agrava las violencias: “a la esposa también le golpeaba, no se supo que le haya puesto alguna denuncia, pero se separaron cada uno por su lado. Lo que pasa es que el señor consumía mucho alcohol, a pesar de que no tenían dinero.

No se ha sabido más de ellos” (Entrevistada 2, comunicación personal, 09 de febrero de 2023).  La clase y el género pueden determinar la calidad de vida en los agresores y personas que sufrieron violencias patriarcales; ya que el acceso a oportunidades en el empleo, salud, educación y servicios sociales permite prevenir o romper con las violencias; sin embargo, estas oportunidades pueden parecer privilegios en lugar de derechos en un sistema económico y político neoliberal.

 

 

Discusión

En San José del Condado se plantearon estrategias de intervención social por parte del equipo de prácticas para hacer frente a las tensiones en la construcción del tejido social, entre ellas están: la creación y difusión de videos, folletos y convocatorias para dar a conocer las actividades que se programaban para la comunidad, la creación de una página de Facebook del barrio para desde allí dar a conocer las actividades planificadas y las realizadas, la difusión de videos informáticos con el fin de fomentar la cooperación de las personas en el barrio. También se pretendió incentivar la participación comunitaria en el día de San Valentín, brindando un mensaje personal a cada vecino en su puerta y recolectando sus contactos para crear un grupo en la red social Whatsapp.

Sin embargo, el tejido social del barrio se ve debilitado debido a la descomposición estructural del sistema del que es parte. La participación comunitaria es vista como “un deber”, “una obligación”. En este sentido, la organización barrial se ha constituido en un desafío, por un lado, los vínculos no se sostienen en un sentido de interdependencia (saber/comprender que todos dependemos de otros para existir), pero por otro lado, porque la organización comunitaria no se construye desde el gozo del tiempo compartido:

 

El principio de la militancia gozosa consiste en que, o nuestra actividad política es liberadora, y cambia nuestra vida de una forma positiva, que nos permita crecer y nos haga gozar, o algo va mal en nuestro activismo. El activismo triste suele provenir de un sentido exagerado de lo que somos capaces de hacer nosotros solos, de manera individual, lo que conduce al hábito de sobrecargarnos” (Federici, 2022, p. 181).

 

Así, se establece como un desafío la transformación de nociones como la interdependencia frente al individualismo, así como de la construcción de una organización social/barrial que genere relacionamientos que produzcan disfrute/gozo, entendiendo que este trabajo es de largo aliento.

En Alborada de Monjas como parte de la intervención social se socializaron temáticas referentes a la violencia de género y la violencia intrafamiliar: qué es la violencia y cómo identificarla, tipos de violencia, se proporcionaron trípticos informativos de la ruta de protección frente a la violencia de género.

Una lección política pragmática de la filosofía del neoliberalismo en la familia es desmantelar lo público, la organización barrial, etc., puesto que representa el medio más eficiente de restaurar los lazos privados de las obligaciones familiares y con ello la “privacidad” de la violencia intrafamiliar (Cooper, 2020). La violencia de género no es un problema “privado”. Lo personal es político. La violencia de género, por tanto, es un problema de salud pública y político-comunitario. En ese sentido, el desafío consiste en habilitar el diálogo sobre esta problemática en los barrios.

Por ello, a continuación se presentan algunas propuestas pensadas en estas dos experiencias barriales:

a)      La construcción del tejido social está mediada por el sentido que genera la participación comunitaria en el “disfrute” o el “deber”, así, se observa la importancia de habilitar espacios de encuentro para compartir entre vecinos, incluso en medio de aquellas actividades que son consideradas trabajo (deber) más que disfrute, como las mingas.

b)      La construcción de espacios de formación política en derechos humanos y memoria colectiva con las infancias, esto implica, generar diagnóstico social que permita priorizar temáticas a ser trabajadas, por ejemplo, espacios de formación para desnormalizar e identificar las violencias patriarcales, la historia del barrio y sus protagonistas (sentidos de identidad y pertenencia).

c)      Construir o fortalecer (dependiendo del caso) canales de comunicación popular donde las dirigencias barriales puedan dar a conocer las actividades que se realizan, el manejo de sus recursos, así los y las habitantes puedan evidenciar la labor de las dirigencias barriales y las acciones que se llevan a cabo en su barrio, para de esta manera generar confianza y más adelante la participación conjunta entre ambos actores.

d)     Fortalecer la cooperación interinstitucional, es decir, la alianza entre los comités barriales con instituciones públicas como la Universidad, los gobiernos autónomos descentralizados, y privadas como fundaciones.

e)      Generar espacios de diálogo e interrelación entre líderes y lideresas de los barrios para socializar proyectos a corto y mediano plazo que puedan servir para retroalimentar sus propias experiencias como dirigentes, así como para establecer estrategias comunes de exigibilidad al Estado (municipio).

 

 

Conclusiones

 

El tejido social del barrio se presenta de forma contradictoria. Por un lado, se manifiestan dinámicas en las que se pretende recuperar y fortalecer el tejido social mediante acciones que llaman a la acción de la colectividad como las mingas, los espacios de recreación o de vinculación, aunque estas son propiciadas por las personas que representan a la dirigencia barrial. Pero por otro, se ha generado en los barrios quiteños resquebrajamiento del tejido social, pues prima el interés individual, la lógica del bienestar desde lo privado, dejando de lado la construcción de lo común.

Esto se visibiliza en las situaciones de violencia que viven las mujeres, producto de las dinámicas individualizantes, se considera que la problemática es “privada”, por ello las mujeres y personas que viven situaciones de violencia se aíslan, porque no se estima que concierne a lo público-comunitario. Esto impide que las mujeres busquen redes de apoyo. Además, el sistema neoliberal en alianza con el neoconservadurismo reproduce los paradigmas heteropatriarcales, lo cual afecta las subjetividades de los moradores en prácticas violentas contra las mujeres y los grupos familiares. Bajo la idea neo-conservadora del hombre como proveedor económico y de la mujer como productor de cuidados en el hogar, se generan dinámicas de dependencia económica que impiden que las mujeres salgan del ciclo de violencia, la situación económica de las mujeres es determinante en ese sentido.

Finalmente se observa la necesidad de reconstruir el tejido social. Para ello se propone la construcción y fortalecimiento de espacios donde se trabaje por los barrios disfrutando de ese proceso haciendo un llamado a la “militancia gozosa” que expone Federici (2022). También, aquellos que posibiliten la socialización y comunicación entre quienes forman los barrios y los que los representan y con ello generar confianza; contar con procesos de retroalimentación entre líderes y lideresas barriales para hacer un trabajo conjunto, dando paso al abandono de la individualidad entre los barrios; posibilitar la formación política en derechos humanos y memoria colectiva que permitan la desnormalización de las violencias y la creación del sentido de pertenencia; y fortalecer la cooperación interinstitucional entre los comités barriales e instituciones públicas y privadas. Todo esto forja la posibilidad de estrategias comunes de exigibilidad al Estado

 

Referencias Bibliográficas

 

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