Artículo de revisión
DOI: https://doi.org/10.56124/tj.v7i14.011
POTENCIANDO EL DESARROLLO METACOGNITIVO, EL PENSAMIENTO DIVERGENTE Y LA PROSOCIALIDAD EN ADOLESCENTES: UNA MIRADA INTEGRAL
ENHANCING METACOGNITIVE DEVELOPMENT, DIVERGENT THINKING, AND PROSOCIALITY IN ADOLESCENTS: A COMPREHENSIVE VIEW
Julio Dario Páez Cornejo1
Orcid https://orcid.org/0000-0002-9245-4653
Universidad de Panamá, Facultad de Educación. Doctorado en Ciencias de la Educación
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Carrera de Ingeniería Civil, Docente-Investigador
Correo julio-d.paez-c@up.ac.pa
Manta – Ecuador
Cecilia Elizabeth Palma Zambrano2
Orcid https://orcid.org/0009-0005-1876-6631
Universidad de Panamá, Facultad de Educación. Doctorado en Ciencias de la Educación
Correo cecilia-e.palma-z@up.ac.pa
Panamá – Panamá
Glenda Ganicelli Moreira Chila3
Orcid https://orcid.org/0009-0005-0588-7258
Universidad de Panamá, Facultad de Educación. Doctorado en Ciencias de la Educación
Correo glenda-g.moreira-c@up.ac.pa
Panamá - Panamá
Resumen
La presente investigación destaca las temáticas vinculadas a la metacognición, el pensamiento divergente y la prosocialidad en los adolescentes. Este estudio examina la relevancia de estos elementos dentro del proceso educativo; del mismo modo su contribución e implicación significativa al desarrollo integral de los adolescentes. La revisión bibliográfica permitió reforzar la tesis en favor de una perspectiva educativa integral y contextualmente pertinente. Por todo lo anterior, surge la necesidad de un enfoque pedagógico coherente y articulado, capaz de fomentar la autorreflexión, la creatividad, así como el desarrollo de actitudes empáticas que les permitan desempeñarse de manera ideal en este mundo cambiante.
Palabras clave: metacognición; pensamiento divergente; prosocialidad.
Abstract
The present research highlights the themes related to the metacognition, the divergent thinking, and the prosociality in adolescents. This study examines the relevance of these elements within the educational process, in the same way, their contribution and significant implication to the holistic development of adolescents. The bibliographic review allowed for reinforcing the thesis in favor of a comprehensive and contextually pertinent educational perspective. Considering all of the foregoing, the necessity for a coherent and integrated pedagogical approach arises, capable of fostering self-reflection, creativity, as well as the development of empathetic attitudes that allow them to adapt effectively in this fast-changing world.
Keywords: metacognition; divergent thinking; prosociality.
Introducción
Dentro del ámbito educativo, el desarrollo integral de los niños y jóvenes es una preocupación fundamental, donde la generación de estrategias efectivas permite mejorar el desarrollo metacognitivo, el pensamiento divergente y la prosocialidad juega un papel importante y llegan a ser aristas de alta relevancia dentro de la investigación educativa contemporánea.
El presente artículo documental - analítico refiere diferentes fuentes bibliográficas para construir el estado del arte dentro de las temáticas de desarrollo metacognitivo, pensamiento divergente y la prosocialidad, tanto en niños como en adolescentes. Abordando la importancia que éstos tienen en el desarrollo integral de la educación y la vida.
La comparación de estos tres elementos no solamente aporta al desarrollo académico de los discentes, sino también genera en ellos las habilidades, destrezas y competencias necesarias para afrontar y solucionar problemas de su vida diaria apoyados en la resiliencia y el respeto al medio ambiente.
Dentro del relevamiento bibliográfico se plantea revisar los estudios más importantes sobre el impacto que tiene el desarrollo de la metacognición en ambientes educativos y cómo se relaciona con el desempeño académico. Los niños y adolescentes necesitan resolver problemas complejos y para ello requieren tener desarrollado el pensamiento divergente; se estará analizando las tendencias teóricas y fundamentos bibliográficos de su relevancia en las prácticas educativas. La relación existente entre las capacidades cognitivas superiores y los efectos de adaptabilidad y flexibilidad mental de los jóvenes es parte de los propósitos del presente estudio.
Otro elemento de importante repercusión psicológica, con enfoque didáctico, lo constituye la revisión de los estudios del comportamiento prosocial, entendido como la disposición de los individuos a salvaguardar su integridad mental y física a través del desarrollo de un comportamiento empático, cuidadoso y responsable con el bienestar de otras personas, se pretende destacar el valioso aporte para niños y adolescentes de la alianza entre la educación prosocial y la ambiental ya que no son sólo parte del desarrollo sostenible sino también de la formación ciudadana; además, se reflexionará sobre el impacto de este comportamiento el área socioafectiva y emocional en la sociedad, esto se basa en lo indicado por Caprara & Steca (2005) en su artículo: “las niñas son más prosociales que los niños” (p.45), lo que se contrasta con Gómez & Narváez (2019) que refiere: “en la desconexión moral la relación es inversa: los hombres presentan una mayor tendencia a la desconexión moral a fin de justificar actos agresivos en comparación con las mujeres“ (p.609).
Metodología
El presente artículo emplea una metodología teórico-documental-analítica para examinar y contrastar las diversas corrientes teóricas relacionadas con las temáticas de interés. Este enfoque implica una revisión exhaustiva de la literatura existente, incluyendo artículos académicos, libros y otros documentos relevantes.
La primera etapa consiste en recopilar y analizar estos antecedentes investigativos, con el fin de situar el estudio en un contexto más amplio y comprender las bases teóricas de las corrientes actuales.
Dentro de esta revisión se incluye bibliografía actual, considerando aquellas investigaciones de acceso abierto a través de bases de datos académicas. Se excluyen documentos que no se alineen con el enfoque de estudio, así como aquellos que no sean accesibles en formato digital o a través de plataformas académicas.
Discusión
La Metacognición como Enfoque de Desarrollo Integral
En el libro Guía para criar hijos curiosos de Melina Furman (2018), define a la metacognición e indica: “Estamos educando para lo desconocido, para un mundo en el que el cambio es la norma, no la excepción. Esto implica ayudarlos a desarrollar su autonomía como aprendices. En otras palabras, tienen que aprender a aprender” y dentro en este mismo aspecto indica: “…la llamamos metacognición, que significa poder pensar sobre el propio pensamiento y desde ahí tomamos las riendas del proceso de aprendizaje” (p.609).
Los profesores deben ser capaces de animar a los estudiantes para usar sus habilidades del pensamiento, sin embargo, Osses & Jaramillo (2008) menciona que: “formar alumnos metacognitivos es necesario contar con educadores metacognitivos” (p.196) que sean capaces de desarrollar nuevas destrezas mentales, enfocados a revisar profundamente lo que está aprendiendo. La metacognición de acuerdo con los autores indica: “el conocimiento, a la concientización control y naturaleza de los procesos de aprendizaje” (p.196)
Si se plantea hablar de metacognición no se puede dejar de nombrar a quien se lo adjudica como el “padre de la metacognición” Jh Flavell (1979) un especialista en psicología cognitiva quien según Osses & Jaramillo (2008), indica: “la metacognición se refiere al conocimiento que uno tiene acerca de los propios procesos y productos cognitivos” y, de manera paralela: “a la supervisión activa y consecuente regulación y organización de estos procesos” (p.191).
La metacognición se refiere al conocimiento de los procesos autónomos, a su resultado y lo relacionado consigo mismo, como lo señalaron Osses-Bustingorry et al. (2018) hacen referencia que en “estudios realizados en universidades europeas, se ha llegado a la conclusión que el uso de la metacognición en el proceso del aprendizaje facilita a los alumnos un mayor dominio de los contenidos estudiados, mediante la elaboración autónoma y cooperativa, en comparación con otras técnicas de estudio que más bien se basan en el aprendizaje receptivo” (p.71).
Cabe entonces preguntarse, ¿cuándo se sabe que un estudiante es cognitivamente maduro? De acuerdo con los aportes teóricos de Flavell, esto sería cuando sabe qué es comprender y de qué forma debe trabajar mentalmente para lograrlo. Entender la metacognición permite encontrar respuestas a interrogantes como ¿en qué acerté?, ¿Cómo puedo aprender mejor?, ¿De qué manera aprendo mejor? ¿Tengo qué identificar cómo aprendí algo de manera eficaz?
Esta es la metacognición, el conocimiento de lo que se conoce y cómo se la conoce y, por supuesto, aquí no es prioritario que el estudiante entienda el concepto de metacognición, ni los procesos ulteriores a este concepto que lo avala, pero si es indispensable que se les enseñe a aprender de acuerdo con estos principios.
La metacognición de acuerdo con el autor, Pallueva (2015) establece que: “el aprendizaje basado en el pensamiento, el cual permite enseñar a pensar por sí mismos a los estudiantes, tendiente desarrollar habilidad como: el pensamiento independiente, la capacidad comunicativa, la escucha activa, la empatía y la recopilación de datos a través de los sentidos.” (p.72). Resulta imprescindible que los docentes fomenten la generación de preguntas, que incentiven la reflexión dentro del aula y fuera de ella, haciendo el análisis exhaustivo y consciente de cómo aprendemos.
El Pensamiento Divergente en el Ámbito Educativo
Cuando se analiza las habilidades esenciales que deben ser cultivadas en los estudiantes dentro del ámbito educativo con el propósito de equiparlos para enfrentar los desafíos inherentes a la vida, es posible que la mente dé una enumeración de conceptos que abarquen: la comprensión, la interpretación lectora, los estratos más elevados de la reflexión, el bilingüismo y, por añadidura, las competencias tecnológicas, intrínsecas a la era digital en la que se encuentran inmersos. Pero, ¿es suficiente esta radiografía convencional para responder a las demandas de un mundo en constante mutación?
En una realidad donde las variables fluyen, se podría generar una extensa lista de actitudes y destrezas que bajo diferentes concepciones, serían las necesarias, No obstante, es imperativo preguntar si las preconcepciones, las que delinean lo que se considera necesario, han logrado captar lo que podría ser vital en un futuro. De hecho, ¿se podría afirmar que las perspectivas, a pesar de la intención loable como educadores, han quedado atrapadas en un molde preconcebido y, a menudo, predeterminado por un currículum que delimita un sendero marcado? En este contexto, surge la necesidad de cuestionar el papel que desempeñan los docentes como formadores, y el impacto palpable que ejercen en el cultivo de habilidades que trascienden las fronteras convencionales.
Es innegable que en muchas ocasiones la creatividad, se ve relegada a un segundo plano en los sistemas educativos. Esta contingencia ejerce el potencial efecto de cercenar las oportunidades. En este contexto, las voces de (Beltrán et al., 2016) sostienen que, en el ámbito escolar, los estudiantes se ven sumidos en una dinámica de adquisición pasiva de conocimientos, meros depósitos que atesoran información sin saber conferir utilidad .
Kampylis & Berki (2014) en su obra titulado "Nurturing Creative Thinking", hace referencia a las palabras emitidas por Ken Robinson, quien establece con convicción que, de la misma manera en que un labrador deposita meticulosamente semillas en la tierra, así también alguien propicia las condiciones adecuadas para el florecimiento de la capacidad del ni en tanto pensador crítico y creador. En este contexto, el autor destaca de manera ineludible que la creatividad, esa entidad intangible y escurridiza, no puede ser transmitida en una suerte de instrucción directa. No obstante, el enriquecimiento de las prácticas educativas puede conferir los medios idóneos, las oportunidades y entorno propicio, para que la mente creativa germine y florezca en plenitud.
Ahora bien, el término “creatividad” se ha tornado en una perístasis de creciente interés debido a su impacto en el desarrollo holístico de los jovenes y su impacto en la capacidad de adpatarse a las exigencias del futuro. Las palabras de Robinson (2006) resuenan con urgencia en el ámbito educativo, abogando por una metamorfosis sustancial en el paradigma escolar. Su llamado enciende la luminaria sobre la necesidad apremiante de otorgar un justo aprecio y estímulo a la creatividad, considerándolo como un eje importante para el desarrollo holístico de los estudiantes.
En este entramado de conceptos, emerge un exhorto a redefinir los cimientos educativos, a fin de que la creatividad y la aptitud para explorar caminos no convencionales ocupen el centro del escenario pedagógico. Robinson (2006) insta a una liberación del potencial latente en las mentes jóvenes, brindándoles las herramientas cognitivas necesarias y el entorno propicio para trazar una senda hacia una realización personal plena y una contribución colectiva sustantiva.
En este punto, es fundamental contar con ambientes creativos que potencien los procesos educativos y motiven a los estudiantes a investigar y desarrollar su pensamiento creativo. El sistema educativo tradicional ha fallado en desarrollar el pensamiento divergente debido a su enfoque excesivo en las habilidades académicas y la uniformidad. Se ha establecido un modelo estandarizado que valora más las respuestas correctas que las preguntas desafiantes y originales.
Abbasi (2011) arroja luz sobre la entidad del pensamiento divergente, definiéndolo con agudeza como “la habilidad de interpretar una pregunta de muchas formas diferentes y la capacidad de ver muchas respuestas distintas a una pregunta”, esta capacidad guarda paralelismo con la noción de pensamiento lateral propuesta por Edward de Bono. Lamentablemente, con el pasar de los años estas habilidades tiende a mermar, un estudio longitudinal, realizado por los doctores de la NASA George Land y Beth Jarman en el 2011 con infantes en la etapa de kindergarten, devela que un 98% de la población evaluada ostentaba una competencia magistral en el pensamiento divergente.
En esta dicotomía, el pensamiento convergente emerge como una faceta del razonamiento, preeminente por su naturaleza deductiva, siendo las concepciones sometidas a un meticuloso escrutinio a fin de discernir su coherencia lógica y su adhesión a ciertas reglas preestablecidas. De manera primordial, su finalidad se enfoca en desvelar una solución definida y precisa para un enigma planteado. En contraparte, el pensamiento divergente se avista como un sendero cognitivo menos frecuentado y desprovisto de esquemas preconcebidos. Esta modalidad, generosa en su exploración, destila una multiplicidad de soluciones potenciales ante una interrogante.
Gaspar & Mabic, (2015) añade un matiz esencial al señalar que se necesita tanto el pensamiento divergente, el cual produce muchas ideas distintivas, como el pensamiento convergente que combina esas ideas para producir el mejor resultado posible (pág.2). Esta relación sinérgica abre la puerta a un terreno de profundo cuestionamiento y exploración, donde la conjunción de estas modalidades se erige como la clave maestra en la forja de soluciones ingeniosas y fructíferas.
De esta manera, la promoción de entornos propicios para el pensamiento divergente emerge como un eje angular en el forjamiento de individuos capaces de generar ideas frescas y transformadoras, se suscita una ineludible trascendencia en la adopción de una actitud docente permeada de creatividad, haciendo hincapié a la relevancia que tiene el pensamiento divergente y por ende los resultados magníficos que brindarán si se ejecutan en el marco del desarrollo holístico de las nuevas generaciones.
Educación y Prosocialidad
La línea final del análisis documental de este artículo es para fundamentar la importancia de potenciar la prosocialidad con enfoque didáctico. El estudio de la conducta prosocial inició con el trabajo pionero de Rosenthal (1964) y desde entonces el término ha sido acogido como un constructo multidimensional, en la educación, apoyado permanentemente en la empatía como elemento y característica esencial de la prosocialidad. Pero se ha preguntado realmente ¿cómo se desarrolla la empatía? Pues bien, la empatía no es más que relacionar gestos con sentimientos; si un ser humano no combina estos dos aspectos, entonces, no podrá desarrollar verdadera empatía.
Un ser humano empático es responsable con él, con el bienestar de otras personas y por consiguiente debe serlo también con el medio ambiente. Pero ¿dónde o por qué se deja de ser empático? pues la respuesta es fácil ya que todo dependerá únicamente del tipo de “receptor” y el contexto familiar y educativo en el que se desarrolla o se ha desarrollado. Por este último sensitivo y delicado aspecto, es importante concebir a la educación como una consideración profunda en lo ético e intelectual, en tal virtud, y en función de las consideraciones anteriores se procederá a valorar y contrastar varias definiciones para autorregular el criterio sobre la importancia de las motivaciones prosociales en adolescentes con dificultades para aprender ya que aproximadamente en un rango de 10 y 15% cnel conglomerado estudiantil sufre algún tipo de alteración en el aprendizaje, se focalizará también los motivos de la desconexión moral en adolescentes desvinculados de grupos delincuenciales y la imperiosa necesidad de prevenir el suicidio en los jóvenes.
Las conductas prosociales en niños y adolescentes requieren de todos los refuerzos externos que la sociedad les brinde y deben ser controlados por todo esos entes, sobre todo en los primero años de vida para afianzar seguridad y buen desempeño social con los demás, ya que con el transcurrir del tiempo esa conducta logrará su emancipación y por lo tanto, será muy evidente y notorio el crecimiento humano en todas sus dimensiones. Dentro del abordaje de la prosocialidad resulta de alta relevancia, plantear en la Figura 1, los mecanismos y dominios de la desconexión moral.
Figura 1. Mecanismo y dominios de desconexión moral.
Fuente: Gómez & Narváez (2019).
Se plantea, ¿cuál es la relación entre las conductas prosociales y la desconexión moral?, de acuerdo con Fehr & Fischbacher (2003) quien establece: “han reportado de manera consistente que la desconexión moral es un fuerte inhibidor de las conductas prosociales y la empatía, justamente porque implica un procesos de reajuste cognitivo en el cual se justifican acciones moralmente inaceptables.” (p.195). Así mismo lo definen Gómez & Narváez (2019): “con sesenta adolescentes infractores de la ley, encontró una asociación significativa, de signo negativo, entre los mecanismos de desconexión moral, las motivaciones prosociales y la empatía. Estos hallazgos llevan a considerar que, a mayor tendencia a la prosocialidad, menor será la necesidad de utilizar los diferentes mecanismos de desconexión moral para justificar actos violentos.” (p.612)
En el estudio de Bandura et al. (1999), indica: “con adolescentes infractores encontró que la relación entre la desconexión moral y la agresión estaba mediada por factores emocionales, específicamente la ausencia de culpa.” (p.195). No se puede olvidar, que los jóvenes reinsertados al sistema de educación regular cambiaron bruscamente su entorno y se ven obligados a desarrollar una creatividad disruptiva para readaptarse a una nueva realidad que le exige desarrollar otra conducta para sobrevivir en su nuevo entorno.
Se plantea una revisión al año 1960 donde el estudio de la inteligencia se centraba principalmente en el pensamiento convergente, cual tenía una inclinación a la obtención de una respuesta convensional. Luego se empezó a considerar el pensamiento divergente, en donde se marca un hito crucial en el concepto de originalidad, flexibilidad y cierta inventiva a través del pensamiento divergente. Matthew Lipman (1970), un filósofo de la educación,con un programa de filosofía para niños, logró desarrollar en los pequeñitos la capacidad de pensar y en 1990 aproximadamente un grupo de expertos identificaron que el pensamiento crítico tenía como centro algunas destrezas de interpretación, análisis, evaluación, explicación y predicción todo esto es importante entenderlo para lograr llegar a la metacognición.
Thinking Based Learning, con sus siglas en español Aprendizaje Basado en el Pensamiento,es un método de enseñanza activo que está centrado en el estudiante y hace referencia a su habilidad de pensar, valora el pensamiento a nivel individual y grupal, es decir, se promueve el aprendizaje de pensamiento, esta tecnología requiere la enseñanza de una serie de procedimientos orientados a razonar, así como diferentes rutinas del pensamiento como escuchar con atención a los demás y aceptar o descartar ideas; aquí entonces se inicia, se discute, se explora y se descubren modelos de conducta que permiten usar la mente para generar pensamientos.
Para conseguir el aprendizaje divergente es importante entrenar el músculo del hábito, siendo necesario que aprendan a persistir, a manejar su impulsividad, a escuchar con empatía, ser creativos e innovadores, así como aprendan a tomar riesgos responsables, efectivamente todo esto desencadena en un proceso de enseñanza-aprendizaje eficaz que desarrolle estudiantes capaces de cuestionar y plantear problemas y a su vez desde la prosocialidad proponer soluciones que sean beneficiosas para el prójimo, sabiendo en firme que estas tendrán un impacto en el entorno de manera positiva. Desde el desarrollo conceptual y el levantamiento del estado del arte de la metacognición, el pensamiento divergente y la prosocialidad, a través del uso de la técnica del diagrama teórico de intersección, se presenta en la Figura 2:
Figura 2. Relación teórica-conceptual
Fuente: Los autores (2014).
A partir de la Figura 2, se puede evidenciar la intrincada interrelación entre metacognición, pensamiento divergente y prosocialidad engendra una convergencia de dimensiones cognitivas y socioemocionales en el desarrollo humano. La metacognición, denotando la conciencia y regulación de los propios procesos cognitivos, facilita una comprensión profunda del proceso de aprendizaje y el posterior ajuste de estrategias.
Esta autorreflexión intelectual fomenta una mejor aprehensión del entorno y de sí mismo, y en este contexto, el pensamiento divergente emerge como un componente sinérgico. La capacidad de generar una multiplicidad de soluciones y perspectivas, inherente al pensamiento divergente, se potencia cuando la metacognición guía la selección y evaluación crítica de enfoques creativos.
La interrelación entre metacognición, pensamiento divergente y prosocialidad sustenta un desarrollo integral estudiantil al enriquecer las dimensiones cognitivas, creativas y de interacción social. La metacognición empodera a los estudiantes con una comprensión reflexiva de sus procesos de aprendizaje, catalizando la autorregulación y la adaptación estratégica. El pensamiento divergente, al instigar la generación creativa de soluciones, nutre la agilidad mental y la originalidad en la resolución de problemas
Conclusiones
Los enfoques convencionales no generan las habilidades fundamentales que se requieren para enfrentar los constantes cambios que se viven en la sociedad. Es aquí, que la metacognición permite al joven cuestionar su propio aprendizaje; el pensamiento divergente genera ideas interesantes y diversas con el afán de buscar múltiples soluciones y la prosocialidad marca el eje clave para vivir en sociedad donde la empatía, el respeto y la responsabilidad son ejes importantes y emergen como componentes cruciales para reformular los fundamentos educativos que se adapten a un entorno dinámico.
Un adolescente capaz de autoevaluar y autorregular su propio aprendizaje brinda innumerables beneficios no solo al entorno educativo sino a la sociedad. De esta manera, la metacognición permite enfrentar de manera más efectiva las dificultades que se enfrentan en una sociedad de constante evolución, promoviendo así el crecimiento personal, la adaptabilidad y la contribución significativa a la comunidad y al progreso colectivo.
Subestimar el potencial que tiene el pensamiento divergente en los sistemas educativos podría restringir oportunidades de desarrollo. Es innegable que las metodologías tradicionales, las cuales no avanzan al ritmo que lo hace la sociedad, tienden a coartar el pensamiento divergente, generando desmotivación al enfocarse en respuestas correctas en lugar de interrogantes originales y desafiantes. Por tal motivo, fomentar entornos propicios para este tipo de pensamientos se convierten en un pilar esencial que ayuda a la formación de individuos capaces de aportar ideas frescas y transformadoras.
Dentro del ámbito de la prosocialidad, se destacan comportamientos de carácter social positivo, es así que se encuentra alineada con la Agenda 2030 de la ONU, en relación a los Objetivos del Desarrollo Sostenible, lo cual permite una potente integración con prácticas educativas. La educación actual afronta el reto de despertar conciencia sobre la problemática ambiental, a través de la prosocialidad que no solo beneficia a las personas, sino también al planeta en el que coexistimos, más aún cuando actualmente es muy evidente y frecuentes el mecanismo de desapego moral, por tanto los índices de violencia y agresividad reducen toda acción prosocial basada en la empatía y la reflexión individual.
Es relevante recalcar el rol fundamental que ejercen los docentes en el desarrollo de la metacognición, el pensamiento divergente y la prosocialidad. La labor que realizan los profesores marca una gran diferencia, tienen la gran misión de motivar a los estudiantes a emplear sus habilidades cognitivas, proporcionar estímulos, respetar las preguntas inusuales y estar abiertos a opiniones diferentes, esto sin duda requiere un compromiso de los docentes para mejorar sus prácticas en el aula e incorporar estas estrategias en su enseñanza que forme de manera integral a los jóvenes.
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