LECCIONES APRENDIDAS PARA UN TRABAJO SOCIAL TRANSFORMADOR: MANEJO TERRITORIAL VERNÁCULO - GUARDIA INDÍGENA MEÑEBAI  

 

 

 

LESSONS LEARNED FOR TRANSFORMATIVE SOCIAL WORK: VERNACULAR TERRITORIAL MANAGEMENT - MEÑEBAI INDIGENOUS GUARD

 

 

 

 

 

Gabriela Estefanía Duque Orozco1

https://orcid.org/0000-0002-1499-577X

Universidad Central del Ecuador, UCE. Quito, Ecuador

geduque@uce.edu.ec

 

 

 

 

Luis Vinicio Parra Romero2

https://orcid.org/0009-0001-3047-8094

Universidad Central del Ecuador, UCE. Quito, Ecuador.

lvparra@uce.edu.ec

 

 

 

 

 

 

RESUMEN

 

Durante el 2022, la Guardia Indígena Meñebai, autoconformada por decisión de la asamblea general de la Organización Waorani de Pastaza para el cuidado propio de su territorio, realizó recorridos de vigilancia en zonas de mayor amenaza y alerta territorial: cacería ilegal, minería ilegal, contaminación de agua, etc. Los Meñebai (idioma wao-terero) o “como jaguares” permitieron ser acompañados por un trabajador social de la Escuela Intergeneracional Wiñanani-Pikenani para comprender sus formas de manejo territorial vernáculo, desde una perspectiva del trabajo social crítico. A partir de trabajos previos sobre relaciones sociales intergeneracionales en territorio waorani, se utilizó la técnica Espacios de Convivencia Cotidiana (ECC), donde se propone una ruta de acompañamiento a procesos territoriales de pueblos indígenas de reciente contacto. Las entrevistas no estructuradas apoyaron la corroboración de información. Dando como resultado la identificaron de características de manejo vernáculo del territorio y sus formas de reproducción en el ejercicio soberano de proteger el territorio waorani de Pastaza, mediante los recorridos de vigilancia de los Meñebai. Estas lecciones aprendidas pretender ser un aporte al diálogo entre Trabajo Social crítico y territorios vernáculos, a fin de que las propuestas de acción en estos territorios respondan al contexto y los intereses de quienes lo conforman.

 

            PALABRAS CLAVE: Intergeneracional, trabajo social crítico, pueblo indígena de reciente contacto, territorio vernáculo, extractivismo.

 

ABSTRACT

 

During 2022, the Meñebai Indigenous Guard, self-conformed by decision of the general assembly of the Organización Waorani de Pastaza for the proper care of their territory, carried out surveillance patrols in areas of greatest threat and territorial alert: illegal hunting, illegal mining, contamination of water, etc. The Meñebai (Wao-Terero language) or “like jaguars” allowed themselves to be accompanied by a social worker from the Escuela Intergeneracional Wiñanani - Pikenani to understand their forms of vernacular territorial management, from a critical social work perspective. Based on previous work on intergenerational social relations in Waorani territory, the Daily Coexistence Space (DCS) technique was used, where a route of accompaniment to territorial processes of recently contacted indigenous peoples is proposed. Unstructured interviews supported the corroboration of information. Resulting in the identification of vernacular management characteristics of the territory and its forms of reproduction in the sovereign exercise of protecting the Waorani territory of Pastaza, through the surveillance patrols of the Meñebai. These lessons learned are intended to be a contribution to the dialogue between critical Social Work and vernacular territories so that the proposals for action in these territories respond to the context and interests of those who comprise it.

KEYWORDS: intergenerationality, critical social work, recently-contacted indigenous people, vernacular territory, extractivismo

 

INTRODUCCIÓN

 

El Ecuador se caracteriza por una economía extractivista como fuente de desarrollo, debido a ello, se exacerban intereses y pugnas de poder por el control, manejo y uso de los recursos naturales o bienes comunes del territorio nacional. En la Amazonia ecuatoriana, los problemas de extractivismo petrolero, maderero, mineral, de agua, etc., generan conflictos socioambientales, principalmente en los territorios de donde se extraen estos recursos. Territorios que son habitados por pueblos originarios y poblaciones provenientes de olas migratorias internas, durante varias épocas de auge económico en el país (caucho, petróleo, oro, balsa, etc.).

 

Los waorani del Ecuador, identificados como un pueblo de reciente contacto, están geográficamente ubicados entre las provincias de Orellana, Napo y Pastaza. La definición de reciente contacto según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos es que son “Los pueblos indígenas en situación de contacto inicial son pueblos o segmentos de pueblos indígenas que mantienen un contacto intermitente o esporádico con la población mayoritaria no indígena” (2013:5).

 

Si bien conforman un solo territorio legalizado, por la dispersión que caracteriza a las culturas amazónicas, hay lógicas distintas dentro del mismo territorio ancestral. Además, la explotación petrolera ha sido más intensiva en las zonas que comprenden las provincias de Orellana y Napo. En el caso de los waorani de Pastaza, su proceso organizativo ha sido distinto por el conocimiento (experiencia) de los efectos producidos por la explotación de petróleo en las comunidades vecinas.

 

A través de la Organización Waorani de Pastaza, OWAP, los waorani de esta provincia han utilizado varios mecanismos legales para prevenir procesos extractivos en su territorio. Esto, en medio de presiones externas e internas mediadas por lógicas de desarrollo crematísticas, donde las relaciones de poder están en constante pugna. Por ello, la creciente preocupación de los waorani de cuidar los recursos y el espacio donde viven, del cual consumen y dependen.

 

De ahí que, para el 2016, la OWAP antes conocida como CONCONAWEP (Coordinación de Comunidades de la Nacionalidad Waorani del Ecuador de Pastaza), inició una profunda discusión de cómo conformar o establecer un grupo de personas que caminen y cuiden el territorio. Así, empezaron con la elaboración de un mapa georreferencial de las diferentes comunidades, tomando puntos GPS, marcando los límites territoriales e identificando los senderos más usados. Esta actividad fue apoyada técnica y financieramente por diferentes organizaciones de corte ambiental, principalmente.

 

Sin embargo, se debe rescatar que el manejo vernáculo del territorio ha estado mediado por el cuidado permanente de los bienes comunes y la supervisión rigurosa de los límites territoriales. Hay que rescatar que esta práctica supera la temporalidad registrada anteriormente en este artículo, esto se puede corroborar con los testimonios de los hombres y mujeres que nacieron durante el contacto inicial con la sociedad envolvente, y con los datos históricos de la nacionalidad waorani (Álvarez 2018; Rival 2018; Yost y Kelly 1992). Es decir, sus lógicas de defensa territorial no nacen con los problemas contemporáneos producto de una economía extractivista, sino de su construcción societaria original.

 

En 2021, bajo el liderazgo de Nemonte Nenquimo, se plantea la creación de una estructura organizada que pueda mantener el cuidado del territorio y la defensa de este. En asamblea general de la Organización Waorani de Pastaza, las comunidades Waorani de este sector crean la Guardia Indígena Meñebai que significa “como jaguar”, en su idioma, el wao-terreo. Desde la onto-epistemología waorani, el jaguar es quien camina (recorre) y cuida el territorio. También se narra que, desde la cosmovisión de esta nacionalidad, cuando un waorani muere su espíritu se transforma en jaguar para cuidar a su familia humana y no-humana que habita el territorio, a través de caminar la selva.

 

La Guardia Indígena Meñebai es una forma de movimiento para ser y estar en el territorio, organizada de forma colectiva que, amparada en decisiones comunitarias, defiende la vida y territorio Waorani en la Provincia de Pastaza. Se crea de forma autónoma como una propuesta que nace de la memoria colectiva y la palabra de los Pikenani (Abuelos/as, sabios/as en su idioma original). Guardia que se autorregula en base a las necesidades y exigencias del tiempo-espacio (tere-pare en wao-terero).

 

En el contexto pandémico por Covid-19, durante el 2022, la Guardia Indígena Meñebai realizó recorridos de vigilancia en zonas de mayor amenaza y alerta territorial: cacería ilegal, minería ilegal, contaminación de agua, etc. Tras un pedido a los Meñebai por parte de la Escuela Intergeneracional Wiñanani – Pikenani, proyecto interdisciplinario de la Universidad Central del Ecuador, producto de una investigación – acción participativa sobre relaciones sociales intergeneracionales en la comunidad waorani de Toñampare; para  que un trabajador social del equipo pueda acompañar los recorridos a fin de comprender sus formas de manejo territorial vernáculo, desde una perspectiva del trabajo social crítico, se presentan los resultados de esta trabajo de investigación. 

 

METODOLOGÍA

Materiales y métodos

Para acompañar los recorridos de vigilancia de la Guardia Indígena Meñabai, se partió de los aportes metodológicos de la Escuela Intergeneracional Wiñanani – Pikenani que pueden ser consultados en publicaciones como Contributions to Action Research for Transformation: Elderly-Teachers and Resistance Against the Systematic Territorial Dispossession (Duque Orozco et al. 2023) o El aprender–haciendo con enfoque intergeneracional: Un aprendizaje en libertad contado desde la Amazonía ecuatoriana (Oña, Valladares, y Duque 2022). Una de las técnicas escogidas para este trabajo fue la ECC: Espacios de convivencia cotidiana, ya que permite acompañar los procesos que se generan en los territorios, es una forma en la que el investigador/a participa de las actividades que se realizan con frecuencia en los espacios comunitarios, familiares y de aprendizaje.

 

Siendo las diferentes actividades rutinarias las que permiten que se pueda fortalecer la horizontalidad en las relaciones, debido a que el investigador/a reconoce los momentos en que las personas se comunican asertivamente y son sensibles al compartir sus experiencias de vida o experiencias del cuidado de su territorio.

 

The coexistence daily space is defined as a participatory observation technique to identify the places where those involved in the research develop their daily lives and have been opened to the researchers. The contribution from critical social work to the social innovation of participatory and empowering methodologies is that coexistence in these spaces is intentional. That is, the technique aims are the strengthening of the community social fabric, motivation for social participation, visibility of organizational work. Also, it must become a space for mutual listening through learning – doing and collective memory construction of the group. (Duque Orozco et al. 2023:9)

 

Con base en esto, se planificó la permanencia en la comunidad de Nemompare durante tres meses, para convivir con una familia y los miembros de la Guardia Indígena Meñabai de esta comunidad. Durante este tiempo se recogieron relatos que dan cuenta de las onto-epistemologías waorani sobre el manejo territorial vernáculo. Así mismo, los lazos de confianza permitieron que el acompañamiento a los recorridos de vigilancia no sea forzado, sino natural.

Se propusieron tres etapas de involucramiento:

1.- Acercamiento: durante dos semanas se mantuvieron diálogos con las familias de la comunidad y representantes de esta, visitando sus casas (onko en wao-terero), tres días a la semana.

 

2.- Acompañamiento: consiste en la relación directa con las personas de la comunidad, en sus actividades diarias familiares, sociales y culturales. Una vez fortalecida la presencia en la comunidad, durante dos meses se acompañó en las actividades que organizan las familias, como ir a la chacra (huertos), pescar, salir de cacería, navegar por el río, caminar por senderos para observar que animales están pasando por las zonas aledañas, participación en asambleas comunitarias, integración en noche culturales como demostración de su cultura. Se acompañaron tres recorridos durante el año 2022, cada uno tuvo una duración máxima de tres días.

 

3.- Validación: durante dos semanas se realizaron cinco entrevistas no estructuradas de validación de la información recogida para generar la fiabilidad del dato. Se discutieron los resultados en una asamblea con los Meñebai y una vez con los responsables de la zona Curaray, quienes aprobaban los acuerdos de diálogos mantenidos en beneficio de cuidar el territorio.

 

Es importante explicar que esta investigación contó con el aval de la Escuela Intergeneracional Wiñenani – Pikenani, la dirigencia de la OWAP, la Guardia Indígena Meñabai. Además, que los resultados de la misma fueron presentados bajo la modalidad de ponencia en el VI Congreso de la Asociación de Unidades de Trabajo Social del Ecuador, ANUATSE, en junio de 2023, en la Universidad Técnica de Ambato.

 

 

RESULTADOS

La estructura de la Guardia Indígena Meñabai sin presencia representativa de jóvenes.

Como se ha mencionado el propósito de la Guardia Meñebai es monitorear el territorio waorani de Pastaza, mediante recorridos fluviales y terrestres se vigila y controla puntos identificados como amenazados por actividades extractivas o de invasión. Una vez al mes, este colectivo se convoca para identificar si existen y/o existieron amenazas o impactos en los recorridos. De igual forma, promueven el cumplimiento de acuerdos y reglamentos que se han establecido internamente para el cuidado de los bienes comunes.

 

Una de las fortalezas de esta forma de organización vernácula para el control y la vigilancia territorial es que sus miembros son pikenani (abuelos/a sabio, literalmente viejos, en idioma wao-terero); los cuales, lideran las guianzas y comparten sus conocimientos sobre manejo territorial. También conforman Meñabai, el dirigente de territorio de OWAP y en circunstancias necesarias el dirigente de territorio de la Nacionalidad Waorani del Ecuador NAWE (Organización central de los waorani). La ausencia de jóvenes en los recorridos debe ser resaltada como una preocupación de los pikenani.

 

Los jóvenes no se involucran en las actividades de vigilancia y control de manera permanente, durante el primer acompañamiento por una alera de minería ilegal, fueron 11 participantes (incluyendo al trabajador social), dos dirigentes, una fotógrafa, una representante de mujeres, tres pikenani (dos hombres y una mujer), un motorista y dos mujeres para preparación de alimentos. En los dos acompañamientos siguientes, el grupo estaba conformado por seis personas, tres de ellos pikenani. El motorista era un joven de 20 años waokichwa, pero su participación estaba dada por el servicio de uso de canoa; es decir, recibían una contraparte por ello (combustible y comida). Sin embargo, al estar con el grupo tenía la oportunidad de escuchar lo que Meñebai hacía para defender el territorio.

 

Los elementos de las lógicas de manejo territorial vernáculo se identifican en los recorridos de los Meñebai

 

Duque (2021) distingue cuatro lógicas de manejo territorial vernáculo de los waorani: defensa territorial (p. 177), dominio del ciclo productivo (2021:193), cuidado de los bienes comunes (2021:198) y continuidad de la memoria colectiva (2021:206). Categorías que fueron usadas para orientar la observación en la fase de acompañamiento a la Guardia Indígena Meñabai. Durante el acompañamiento a los tres recorridos se observó como los pikenani tenían pleno conocimiento del territorio patrullado; por ejemplo, para la preparación de chicha (bebida tradicional amazónica a base de yuca) los pikenani definían qué quebrada tenía agua de mejor calidad para el consumo humano. Esto, no solo a través de la percepción visual, sino, además, a partir de su conocimiento de los lugares donde nacían los ojos de agua, quienes consumían el agua y amenazas de contaminación. Esto se conoce como la capacidad de los waorani de desarrollar un mapeo territorial mental con el que pueden moverse a través del territorio para la defensa territorial.

 

           De igual forma, al caminar los senderos definidos para el control y vigilancia de los Meñebai, los pikenani explicaban que la forma en que los waorani abren senderos de cacería es distinta a la que un cowore (no waorani en wao-terero). Por lo que al identificar un camino con una lógica distinta a la waorani era motivo de alerta. Por ejemplo, al ver la forma en que se doblan las ramas de los árboles les permitía decodificar un mensaje de alguien que ya pasó por ahí; los excrementos de animales en el camino y las huellas de pisadas les alerta de si animales fueron perseguidos o estaban cerca. En esta acción es posible entender elementos del cuidado de bienes comunes del territorio como son: el conocimiento de técnicas de cacería y pesca tradicional que respetan los ecosistemas existentes; el esparcimiento de semillas desde una acción antrópica para mantener los ciclos productivos del territorio y el pacto con los no-humanos, a través del cual se habilita el bosque para que la cadena trófica se mantenga armonizada.

 

Los pikenani explicaban que estas habilidades de manejo territorial lo aprendieron de sus abuelos y abuelas, que es una forma de duranibai (como los antepasados en wao-terero), por lo que constituye una forma de continuidad de la memoria colectiva. Mientras caminaban cantaban los cánticos con memoria intergeneracional, repetían nombres de animales y plantas que identificaban a su paso. Recordaban historias vividas e imaginaban que pasaría que no se cuida el territorio. En las noches de los recorridos, la Guardia Meñebai encendía fuego para pernoctar y en el proceso se compartían historias del lugar. Rutinariamente durante la noche se recorría la zona para identificar animales que deberían estar presentes, según el conocimiento que tienen de lo no-humano con lo que co-habitan.

 

Para los pikeani, las formas de extracción sin cuidado de los bienes comunes la practican personas que no vive en las comunidades; en uno de los recorridos, al identificar una actividad de minería ilegal (extracción de oro en río) se reconoció también que el responsable de esta acción no se encontraba en la comunidad, ni tampoco vivía en ella. Esta persona pactó fuera del territorio, el ingreso de cowore a la casa de sus padres para que realizaran el proceso extractivo.  Los Meñebai conversaron con toda la familia y advirtieron sobre los daños que esta práctica ilegal está causando en el territorio.

 

Lecciones aprendidas: de la Guardia Indígena Meñebai para el Trabajo Social crítico.

Las asambleas como un espacio para legitimar la presencia del Trabajo Social crítico: varias interrogantes se pueden generar con la presencia de personas externas a la cultura waorani, por lo que informar y validar las actividades que se pretenden realizar/realizaron necesitan ser clarificadas en una asamblea, debido al valor que esta tiene en los espacios colectivos, ya que participan mayoritariamente las familias del territorio y es donde se toman decisiones que afectan la vida comunal. La asamblea es un espacio donde se debe explicar con precisión cuales van a ser los procesos de investigación, vinculación, objetivos, tipo de trabajo, tiempo, formas de acompañar los procesos comunitarios, etc. Esto legitima la presencia y pone en valor el aporte que puede tener el trabajo para las decisiones que debe tomar los miembros del territorio.

 

Los territorios son dinámicos y el trabajo social crítico también: del acompañamiento a la Guardia Indígena Meñebai se reconoce que los territorios están siempre en movimiento, en cambio y cuidado colectivo constante. Por lo tanto, el Trabajo Social crítico requiere ser recursivo para la adaptación de las estrategias de acompañamiento. Los espacios de convivencia cotidiana no son estáticos, son orientativos, la fuerza se encuentra en la capacidad para fortalecer el tejido relacional de los vínculos de credibilidad y empatía que se desarrollen entre el Trabajo Social crítico y los territorios donde se trabaje. Entonces, el aprendizaje profesional está en la capacidad de que los espacios de convivencia cotidiana se conviertan en espacios de horizontalidad, donde cada conocimiento es válido y útil. Es decir, se requiere romper la idea clásica de intervenir a nivel comunitaria desde la prefabricación de lo participativo.

Categorías para el Trabajo Social crítico: dominación, opresión y despojo territorial: Los Meñabai son un símbolo de resistencia a un sistema dominante capitalista, su forma de organización que parte de la autodeterminación y el autogobierno se circunscriben en prácticas de resistencia por la justicia social y ambiental de los pueblos. La capacidad para construir redes de apoyo internas y externas es una de las singularidades de estos territorios. La opresión económica y política que embate a la vida diaria de los waorani se refleja en la creación de nuevas necesidades, que pueden ser resueltas monetariamente. Al no tener una fuente financiera, los bienes comunes del territorio entran en el juego de las relaciones de poder con los capitales que presionan el territorio. El despojo territorial es sistemático, desenmascara el interés de empobrecer y marginar a los waorani para acaparar su territorio, mediante el hostigamiento de sus fronteras y el uso de sus bienes comunes de manera indiscriminada. El acompañamiento en los patrullajes de los Meñebai permitió al Trabajo Social crítico identificar categorías que son estudiadas desde la Ecología Política y que fortalecen el corpus teórico de esta línea de pensamiento del Trabajo Social.

 

La auto organización como base de procesos sostenibles pensados desde el Trabajo Social Crítico: al reflexionar sobre la sostenibilidad de la Guardia Meñebai a partir de la experiencia de acompañamiento, hay dos momentos que marcan el trabajo de vigilancia y control; el primero tiene que ver con el apoyo externo que reciben para combustible para canoa y materiales para los recorridos. El segundo parte del compromiso de los integrantes de la guardia de hacer su trabajo sin una retribución económica. Su presencia en diferentes lugares es reciprocada con alimentos, un lugar para pernoctar o facilidades para identificar las amenazas.

 

El territorio es su casa y la función que han añadido a su rutina de caminar por sus senderos o en algunos casos navegar es la de vigilar y controlar bajo la autoridad que les ha dado la asamblea. Por ello, la base del proceso es la auto organización transversalizada por la autodeterminación que tienen como nacionalidad. El Trabajo Social crítico identificó esta característica útil (auto organización para generar sostenibilidad) para el desarrollo de propuestas de intervención o acompañamiento en espacios colectivos que busquen cuestionar, desafiar y resistir a los problemas estructurales con los que diariamente las poblaciones marginadas se encuentran. A partir de esta experiencia, el reto está en buscar estrategias para incorporar y motivar a que los jóvenes se vinculen a las propuestas, para ir tejiendo y construyendo su conocimiento territorial mientras caminan su territorio.

Lo vernáculo para fortalecer el Trabajo Social crítico: La experiencia con la Guardia Meñabai permitió entender que valorar lo propio o vernáculo permite identificar que existen conocimientos situados que al ser estudiados y debatidos pueden fortalecer el Trabajo Social crítico. Esto debido a que, posibilita reconstruir las formas estructurales que operan los sistemas de poder en contextos locales; entendiendo así que no hay casualidades, sino que la conflictividad presente en un territorio enmascara una lucha de clases y desigualdad social. A su vez, la identificación de formas vernáculas de manejo territorial se materializa en propuestas de resistencia por la autonomía que defienden.  Esta experiencia dotó al Trabajo Social crítico de estrategias para replicar en contexto donde haya necesidad de fortalecer procesos de defensa territorial. El reto nuevamente tiene con el posicionamiento intergeneracional de los conocimientos vernáculos sobre mapeo territorial, gestión política, movilidad y productividad.

 

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Discutir sobre el si el Trabajo Social crítico es transformador ha generado debate entre los académicos que consideran que el Trabajo Social crítico en la práctica profesional no tiene posibilidades de transformar las estructuras que operan en el sistema planetario, donde hay un norte global y un sur global. Sin embargo, este documento trata de aportar a este debate a partir de una experiencia de resistencia colectiva por la defensa territorial y de la vida plena. Los waorani del Ecuador se convierten en un referente para alcanzar la justicia social y ambiental a través de acciones concretas de resistencia al despojo y hostigamiento sistemático.

 

Los resultados se articulan a partir de reconocer los aportes de la Guardia Indígena Meñebai al Trabajo Social crítico para la réplica de prácticas liberadoras en la intervención social. Este artículo resalta un aspecto novedoso para el Trabajo Social, no solamente para el crítico, sino inclusive para el clásico; la ausencia del Estado en un territorio habitado por un pueblo indígena de reciente contacto pone en desconcierto a cómo abordar la cuestión social sin Estado. Este estudio permite actualizar la información de otras publicaciones sobre la Nacionalidad Waorani, a partir de poner en valor el dinamismo de la autodeterminación de un pueblo que defiende su territorio, como su espacio de vida. Esta mirada desde el Trabajo Social crítico apertura nuevas oportunidades de investigación, el Ecuador es un país megadiverso, los pueblos y nacionalidades tienen varias formas de auto organización que podrían ser analizadas desde esta perspectiva para enriquecer el debate en las Ciencias Sociales.

 

También, es importante concluir señalando que la asamblea como una forma legítima de organización colectiva rompe la dinámica clásica de consentimiento informado, ya que genera una horizontalidad con quien investiga, no solo con un grupo de personas sino con la comunidad y su entorno. La legitimidad que proporciona el trabajo permite que las acciones propuestas tengan mayor participación. Ya en el acompañamiento, la claridad de categorías de análisis para la observación de los fenómenos a estudiar/acompañar o intervenir definen los resultados que la investigación arroge. No se trata de un acompañamiento romantizado y acrítico sobre los pueblos y nacionalidades; sino de una perspectiva respetuosa, que ponen en diálogo las onto-epistemologías vernáculas con la realidad y con posturas teóricas de disciplinas científicas de las Ciencias Sociales.

 

Finalmente, la intergeneracionalidad como enfoque para entender los territorios, sus formas propias de interaprendizaje, sus conexiones con otros seres deben colocarse en el acompañamiento del Trabajo Social crítico como un enfoque tanto teórico como práctico. La memoria colectiva se sostiene desde el aprender-haciendo; los jóvenes deben tomar un papel activo en el cuidado de sus territorios como medio y como fin de la defensa territorial. El Trabajo Social crítico debe mantener lecturas dinámicas de los territorios desde este enfoque para identificar las problemáticas socioambientales que pueden presentarse por las presiones de un modelo de economía extractiva dominante.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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