Artículo de Investigación
DOI: https://doi.org/10.56124/tj.v8i19.012
LA SEXUALIDAD EN LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES. UNA PERSPECTIVA DESDE LOS CONSTRUCTOS SOCIOCULTURALES
SEXUALITY IN OLDER ADULTTS. A PERPECTIVE FROM SOCIOCULTURAL CONSTRUCTS
Salinas Astudillo Daysi Adriana
https://orcid.org/0009-0002-4173-6826
Universidad de Cuenca
adriana.salinas@ucuenca.edu.ec
https://orcid.org/0009-0009-9033-0495
Universidad de Cuenca
helen.niola@ucuenca.edu.ec
Durán Oleas Jenny Catalina
https://orcid.org/0000-0001-6884-0442
Universidad de Cuenca
Resumen
La sexualidad constituye un conjunto de dimensiones del ser humano, que evoluciona y se modifica a lo largo de cada etapa de la vida. Sin embargo, los constructos socioculturales fomentan la represión, lo que obstaculiza la expresión de la sexualidad en las personas adultas mayores lo que, sin duda, afecta su disfrute pleno. Es por esto que, en la presente investigación se planteó como objetivo identificar los constructos socioculturales que limitan la sexualidad de las personas adultas mayores usuarias del proyecto “Mis años Dorados”, Parroquia Sayausí, Azuay, Ecuador. Respecto a la metodología, tiene un enfoque cualitativo, de tipo fenomenológico y alcance descriptivo, con un muestreo no probabilístico por conveniencia, que permitió escoger a 22 personas adultas mayores a quienes se aplicó una guía semiestructurada de preguntas utilizando para ello la técnica de la entrevista mediante visitas domiciliarias. Los principales resultados de la investigación reflejan que la sexualidad es influenciada por percepciones sociales y culturales; las personas adultas mayores consideran que las relaciones sexuales deben llevarse a cabo dentro del matrimonio con el fin de procrear; asimismo, que las expresiones de cariño y la interacción proporcionada por las redes de apoyo tienen un impacto positivo en su bienestar. Se pudo concluir que, las personas adultas mayores pueden reprimir su sexualidad al enfrentarse a los constructos socioculturales influenciados por la religión, la familia y el propio contexto; además, la sexualidad es una necesidad que debe satisfacerse, pues las expresiones de la sexualidad se modifican, pero permanecen a lo largo de la vida.
Palabras clave: sexualidad; personas adultas mayores; constructos socioculturales.
Sexuality comprises multiple dimensions of human existence that evolve and change throughout each stage of life. However, sociocultural constructs often foster repression, hindering the expression of sexuality in older adults and ultimately their full enjoyment of it. This study aimed to identify the sociocultural constructs that limit the sexuality of older adults who are beneficiaries of the “Mis Años Dorados” project in Sayausí Parish, Azuay, Ecuador. Regarding methodology, the study follows a qualitative, phenomenological approach with a descriptive scope. A non-probabilistic convenience sampling method was used to select 22 older adults, who were interviewed using a semi-structured questionnaire through home visits. The main findings indicate that sexuality is influenced by social and cultural perceptions. Older adults believe that sexual relations should occur within marriage and primarily for procreation. Additionally, expressions of affection and the interaction provided by support networks have a positive impact on their well-being. The study concludes that older adults may repress their sexuality due to sociocultural constructs influenced by religion, family, and their social context. Furthermore, sexuality is a fundamental need that should be fulfilled, as its expressions may change over time but remain present throughout life.
Keywords: sexuality, older adults; sociocultural constructs.
Introducción
En general, la sexualidad puede ser definida como un conjunto de dimensiones que forman parte del ser humano, ya sea, sociales, culturales, económicas, psicológicas, mismas que varían dependiendo del lugar y cultura (Luisi Frinco, 2018). De este modo, podemos comprender a la sexualidad como un todo del ser humano, pues se evoluciona sexualmente a lo largo de la vida; la vida, las formas y manifestaciones sexuales nunca terminan, ya que las mismas, involucran factores biológicos, psicológicos y sociales; por ende, para tener una sexualidad positiva hay que sentirse bien con uno mismo, encontrar formas de realización personal y construir relaciones en las que el propio ser puede manifestarse y comunicarse con los otros (Maldonado Muñiz et al., 2014).
De acuerdo a lo anteriormente mencionado, los lazos afectivos dentro de la familia también deben ser reforzados y trabajados día con día, pues la forma en la que se ve y se experimenta el mundo provocan un intercambio que beneficia a los integrantes del núcleo familiar, la comunicación entre los padres e hijos es fundamental para generar un ambiente de confianza que permita tratar temas de sexualidad, ya que la comunicación se rompe cuando los progenitores se limitan a dar órdenes en lugar de fomentar el diálogo (Quecedo Lecanda & Castaño Garrido, 2002). Se puede comprender entonces que, la ayuda mutua entre las personas provocan protección, puesto que la interacción social es esencial para su bienestar (Del Valle Gómez & Coll i Planas, 2013).
En el artículo “Sexualidad en el adulto mayor: una perspectiva desde la medicina familiar”, se expone que el 52% de personas mayores de 60 años tienen una vida sexual activa y un 70% se siente sexualmente atractivo; asimismo, como parte de los cambios en el adulto mayor se detallan aquellos que son fisiológicos como: en el caso de mujeres, menor producción de estrógenos, menor tamaño y elasticidad vaginal, reducción del tamaño de las mamas, entre otros; en el caso de los hombres, disminución de testosterona y esperma, erección que requiere mayor estimulación y descenso rápido luego de la eyaculación, etc; además, de otras patologías que también afectan la actividad sexual y reducen la fortaleza y la capacidad para tener relaciones sexuales como, enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial (Tavera Vilchis, 2023).
Para el presente estudio, se analiza la sexualidad en los adultos mayores desde la perspectiva de Abraham Maslow, quién especifica que, dentro de la jerarquía de necesidades existen cinco categorías: necesidades fisiológicas, de seguridad, sociales, de reconocimiento y de autorrealización; es así que, a partir de estas categorías, el sexo se plantea como una necesidad fisiológica, lo que quiere decir que es primordial en la vida de una persona y por tanto debe satisfacerse con el objetivo de solventar otras necesidades que permiten llegar a la autorrealización (Araya-Castillo & Pedreros-Gajardo, 2014). En este sentido, como se ha mencionado con anterioridad, las personas adultas mayores buscan satisfacer esta necesidad, misma que perciben como importante y agradable, aunque estas expresiones pueden ser diferentes según como avanza su edad, ya sea por cuestiones físicas o psicológicas.
La sexualidad se manifiesta mediante diferentes formas, como el afecto, necesidad de intimidad, imagen, relación contextual de la persona con el género, todo esto vinculado a otras características físicas y psicológicas; de igual manera, la sexualidad es vista por los adultos mayores como una necesidad fisiológica, cuya satisfacción es importante y valorada, pues la experimentación de la sexualidad es algo que manifiestan como un aspecto positivo, placentero y agradable en esta etapa de la vida. Las expresiones de la sexualidad pueden ser diferentes por las dificultades y cambios fisiológicos, asimismo, existen diversas formas de comportamiento debido a las experiencias y percepciones corporales que inciden en las expresiones actuales; pues los adultos mayores siguen encontrando satisfacción en expresiones sutiles como besos, abrazos, caricias, ya que las mismas se ven afectadas en menor medida por aspectos físicos (González-Soto et al., 2024).
El disfrute de la sexualidad en personas adultas mayores puede ser considerada socialmente como poco probable o imposible, cuando en realidad, la capacidad sexual y el placer no desaparecen con la edad; sin embargo, por las creencias y tabúes, es posible que los adultos mayores limiten su placer y deseos. Además, la sexualidad en muchos contextos es vista como un tabú, desde una perspectiva social y religiosa que trata estos temas con severidad (Parra Cruz et al., 2018).
Por tanto, las predisposiciones religiosas intervienen en el proceso de socialización e influyen en las actitudes y conductas sexuales, pues constituyen creencias y forman parte de la identidad, es por esto que, de acuerdo con el estudio “Religión, significados y actitudes hacia la sexualidad: un enfoque psicosocial” las actitudes más liberales y de mayor aceptación ante la sexualidad aparecen en personas que no profesan una religión, al contrario de las que si profesan una religión, quienes son personas más conservadoras y tienen una actitud de menor aceptación (De la Rubia, 2010).
En conclusión, las creencias religiosas pueden promover visiones muy restrictivas en torno a la sexualidad en la vejez, considerándola inmoral o inapropiada para personas mayores (Rodríguez & Sánchez, 2020).
La sexualidad tiene su objeto histórico en los estereotipos que contribuyen a la invisibilidad y malentendido de la vejez. Los constructos socioculturales influyen significativamente en la forma en que se percibe, experimenta y practica la sexualidad en la vejez. Estas percepciones están arraigadas en valores, creencias, normas y estereotipos que varían entre diferentes culturas y sociedad, afectando tanto a adultos mayores como a su entorno social.
En este sentido, las opiniones sociales, los prejuicios y estereotipos afectan la sexualidad de adultos mayores, causan que los mismos se avergüencen de sus necesidades y crean que deben reprimirlos por miedo a ser juzgados, ya que la experiencia sexual de los adultos mayores está determinada por la relación que tienen consigo mismos y con la sociedad (González-Soto et al., 2024).
En relación a esto, en el artículo “Influencias del Mundo y el cuerpo en la sexualidad del adulto mayor” se expone que las formas de expresión sexual son influenciadas por la crianza, el desconocimiento, experiencias sexuales tempranas y percepciones sociales. La influencia temprana acerca de la sexualidad marca de forma particular el proceder de las personas, pues tratar temas sexuales en el contexto familiar, podía ser castigado, por lo que, los adultos mayores tenían que aprender por su cuenta, ya sea con amigos, pornografía, parejas con mayor experiencia, lo que a su vez, provocaba que tuvieran recuerdos poco agradables (González-Soto et al., 2024).
De igual manera, en el artículo “Percepciones de la sexualidad en personas mayores: una revisión sistemática de estudios cualitativos”, se expresa que las personas adultas mayores tienen miedo a lo que digan las personas que los rodean, ya sean familiares o cuidadores; así también, las adultas mayores que han quedado viudas consideran que la actividad sexual debe ser marital y con el fin de procrear, por tanto cuando su esposo fallece se da el cese de esta actividad, esto puede ser debido a la influencia religiosa que asocia la actividad sexual con la procreación. Por otro lado, la percepción social acerca de los adultos mayores es que son seres asexuados y que mientras mayor edad menor deseo sexual, lo que para los adultos mayores es percibido como negativo, debido a que estas consideraciones los llevan a ocultar sus deseos sexuales, cuando siguen sintiendo la necesidad de vivir activamente su sexualidad (Torres Mencía & Rodríguez Martín, 2019).
En muchas culturas, la vejez se asocia con la pérdida de interés o capacidad sexual, lo que refuerza el estereotipo de que los adultos mayores no deben o no pueden ser sexualmente activos (García & López, 2017). De igual forma, la misma cultura se encarga de crear expectativas sociales sobre qué comportamientos son apropiados para hombres y mujeres en diferentes etapas de la vida que influyen en las prácticas sexuales, se espera que las mujeres mayores sean desinteresadas o abstinentes, mientras que los hombres pueden tener un rol más activo (Martínez & Pérez, 2019).
Es por ello que, la relevancia del presente artículo se basa en la visibilización de la realidad de las personas adultas mayores al tener limitaciones con respecto a su sexualidad, que puede ser vista como un tabú y llegar a tener muchos estereotipos que influyen en su expresión, lo que puede provocar que esta población reprima sus necesidades por las percepciones sociales.
Con base en lo anteriormente expuesto, se plantea como objetivo general de este estudio Identificar los constructos socioculturales que limitan la sexualidad de las personas adultas mayores usuarias del proyecto “Mis años Dorados”, Parroquia Sayausí, Azuay, Ecuador.
Metodología
La presente investigación tiene un enfoque cualitativo, que según Quecedo Lecanda y Castaño Larrido (2002) estudia a las personas y su contexto como un todo, es decir, en este caso permite reconocer la opinión de los adultos mayores, su experiencia y su perspectiva de la sexualidad. De tipo fenomenológica, se enmarca en la realidad y las experiencias de las personas (Fuster Guillen, 2019), busca comprender y descubrir la realidad de las personas adultas mayores.
Tiene un alcance descriptivo, puesto que se especifican categorías y se describen distintos aspectos de este grupo generacional, así como, los constructos socioculturales que limitan su sexualidad y refuerzan las opiniones de que son seres asexuados (Hernandez Sampieri et al., 1997).
El estudio se desarrolló en la Parroquia Sayausí, Azuay, Ecuador, mediante un muestreo no probabilístico por conveniencia, que permitió elegir las características de la población de estudio, de acuerdo a la conveniencia para el investigador (Hernández González, 2021). Esto permitió obtener una muestra de 20 personas adultas mayores y una pareja de esposos, considerando criterios de inclusión y de exclusión.
Los criterios de inclusión fueron que las personas adultas mayores no tengan deterioro cognitivo y dificultades en la expresión del lenguaje; que los participantes asistan de forma regular al proyecto “Mis años Dorados” del Gobierno Autónomo Descentralizado Parroquial de Sayausí, Azuay; y tener entre 65 y 85 años de edad. Como criterios de exclusión, las personas adultas mayores con deterioro cognitivo y que tengan dificultades en la expresión del lenguaje, que tengan demencia y que no estén interesados en participar en la investigación.
Considerando los criterios antes descritos, se escogieron 22 participantes para la investigación, con una representatividad igual entre hombres y mujeres, mismos que firmaron el consentimiento informado para ser parte de la investigación.
Para la obtención de datos, se empleó la técnica de la entrevista que permitió obtener información más completa para una comprensión más profunda del tema (Díaz-Bravo et al., 2013), en este sentido, se utilizó una guía semiestructurada como instrumento, misma que fue aplicada a 20 personas adultas mayores con la que se logró tener preguntas planificadas por la flexibilidad, debido a que se ajusta a los entrevistados (Díaz-Bravo et al., 2013).
Asimismo, se realizó la visita domiciliaria, que permitió tener contacto directo con los adultos mayores y su contexto familiar y comunitario (Delgado Rojas et al., 2021), esto con el fin de no interrumpir las planificaciones del propio proyecto; además, con el objetivo de conocer la experiencia y obtener una interpretación confiable de los hechos, se empleó la historia de vida a una pareja de adultos mayores (Giraldo De López et al., 2022). Finalmente, para el análisis y procesamiento de la información cualitativa se utilizó el programa AtlasTi (Varguillas, 2006).
Resultados y discusión
Resultados
Caracterización de la muestra
La población objeto de estudio estuvo conformada por 20 personas adultas mayores que participaron en el proyecto “Mis Años Dorados” ejecutado por el Gobierno Autónomo Descentralizado parroquial de Sayausí. El muestreo no probabilístico por conveniencia permitió seleccionar a los participantes con la misma representatividad de hombres y de mujeres, con las siguientes características:
Tabla 1
Caracterización
|
Sexo |
Estado civil |
Discapacidad |
|||
|
Solteros |
Casados |
Divorciados |
Viudos |
Física |
|
|
Hombre |
2 |
2 |
2 |
2 |
2 |
|
Mujer |
2 |
2 |
2 |
2 |
2 |
|
TOTAL |
4 |
4 |
4 |
4 |
4 |
Nota: Igual representatividad de hombres y mujeres.
Elaboración propia
Las edades de los y las participantes se encuentran, el 50% en un rango entre 65 y 75años de edad, y el otro 50%, entre 75 y 85 años de edad, todos residentes en la zona rural de la parroquia Sayausí.
Constructos socioculturales
Las personas adultas mayores que formaron parte de la investigación señalan que los constructos socioculturales que limitan su sexualidad son: la inseguridad por formalizar otra relación, por miedo al interés que pudiera tener esa nueva pareja en cosas materiales más que la propia relación o comentan que existían muchos prejuicios por parte de la propia familia, por lo que, mediante su influencia querían tomar decisiones acerca de las características de las parejas que se debían elegir.
Desde otro punto de vista, las personas adultas mayores refieren que, las relaciones sexuales deben darse dentro del matrimonio y con el objetivo de procrear. Si se casan ha de ser para tener un hijo, el no tener hijos provoca discusión en la pareja.
Comentan además que, llegan a sentirse afectados en la parte emocional, por la edad y porque ya no sienten que les presten suficiente atención; asimismo, que todos necesitamos expresiones de cariño porque de esta manera se pueden llegar a sentir queridos, valorados y más contentos; pues esperan que alguien les haga compañía, con quien puedan conversar y amarse mutuamente.
Con las respuestas se visibiliza la necesidad de afecto y atención especialmente por parte de la familia, al parecer, según se avanza en edad, disminuye las muestras de cariño, afecto y atención. Las ausencias les consideran como olvido de la familia, refieren la importancia de un abrazo, “tomarles en cuenta para hacer alguna cosa”, y la compañía para no sentir que están solos. Expresan que las relaciones interpersonales son primordiales, por ello la necesidad de que les incluyan en actividades familiares y comunitarias; que la familia apoye las reuniones con sus pares, o a su nueva pareja, así se sienten valorados y respetados.
Del análisis de las repuestas de las personas adultas mayores, se desprende que provienen de familias muy conservadoras, donde el solo hecho de conversar con alguien del sexo opuesto traía como consecuencia el castigo y la vergüenza para la familia, por lo que pueda pensar la gente, o la propia familia, precisamente por los constructos socioculturales de que una mujer no debe dejarse tocar su cuerpo antes del matrimonio porque no se puede hacer públicamente y viene el castigo de Dios. Especialmente las mujeres crecieron con la idea de que la mujer tiene que llegar virgen al matrimonio para que no sea considerada como la vergüenza para la familia.
Las personas adultas mayores recuerdan que, el tema de la sexualidad era un tabú, estaba prohibido hablar, o preguntar al respecto, sus padres o familiares eran muy reservados, entonces tuvieron que aprender por su cuenta, con información que proporcionaban sus amigos, mediante pornografía o con experiencias de conocidos. Esto hizo que sus primeras experiencias fueran desagradables en especial para las mujeres, además comentan que no era costumbre hablar de la sexualidad o en su momento tenían vergüenza de hacerlo; cuando se tocaban estos temas se pedía respeto, puesto que, algunos padres decían que antes de casarse no hay que dejarse tocar por nadie y estos comentarios se replicaban en las familias que los hijos formaban. Uno de los entrevistados manifiesta que su padre le llevaba a trabajar en actividades de agricultura, pasaban todo el día en el campo y con ello no tenía tiempo de pensar en cosas sexuales.
Un aspecto importante que no se puede dejar de considerar, es la fuerte influencia de la religión en las percepciones y conductas en relación a la sexualidad, lo que demarca las prácticas de crianza con las que crecieron las personas adultas mayores. La forma en la que interiorizaron, vivieron y ahora viven su sexualidad, fomenta ciertos comportamientos y limita otros que pueden ser percibidos como pecado ante los ojos de Dios. Asimismo, con esta experiencia criaron a sus hijos. Al respecto comentan que, algunos de ellos no volverían a tener otra pareja porque “Diosito me ha de castigar por hacer eso, me está empujando el diablo”, el miedo influyó al momento de decidir tener otra pareja cuando enviudaron.
Un estilo de crianza que se visibilizó en la investigación es el autoritario, debido a que debían obedecer estrictamente las normas adoptadas por sus padres y su opinión no contaba; incluso al momento de escoger una pareja para casarse debían acoger las sugerencias de sus padres.
Lo anterior trae como consecuencia la forma como las personas adultas mayores expresan su sexualidad. En este sentido, mencionan que al expresar muestras de amor se sienten en paz, aunque con el paso del tiempo se reduce la actividad sexual, sin embargo, la sexualidad la viven de diferente manera, por ejemplo: con un abrazo, un beso, la simple compañía de su pareja para realizar las actividades, el interés que pueda tener su pareja en que se vea bien en relación a su presencia física. Significa que, en esta etapa al disminuir su deseo sexual, buscan fortalecer su sexualidad de diferentes formas como las que expone en líneas anteriores.
Finalmente, como una forma de apoyar a este grupo investigado, solicitan a las autoridades crear espacios donde puedan expresar sus emociones, aprender a cuidar su cuerpo en forma correcta, así como su higiene personal, porque no aprendieron a hacerlo; es decir, sus padres al no informarles sobre temas sexuales, nunca les enseñaron a cuidar su cuerpo y su salud sexual. Sumado a esta necesidad, está la de informarse sobre los derechos que tienen las personas adultas mayores, especialmente las que le corresponde al Estado ecuatoriano y que consta señalado en el artículo 42 de la Constitución de la República del Ecuador (Asamblea Nacional Constituyente, 2008). Algunos de los entrevistados manifestaron que no ha escuchado sobre políticas públicas relacionadas con la salud sexual, que es importante que les puedan informar al respecto porque les da miedo expresar cómo se sienten por temor a ser juzgados ya que a su edad no es normal que tengan pensamientos relacionados con el sexo.
Discusión
Respecto a los constructos socioculturales y percepciones sociales que limitan la sexualidad de las personas adultas mayores, se obtuvo como respuesta del grupo investigado que la inseguridad para formalizar una nueva relación se debe al miedo que su nueva pareja tuviera más interés por las cosas materiales que en la relación; así mismo, los prejuicios de la familia al no respetar sus decisiones. Lo expresado concuerda con Parra Cruz et al. (2018), que manifiesta que la sexualidad se ve influenciada por las percepciones sociales, por lo que, tal como menciona González-Soto et al. (2024) en este caso un adulto mayor puede verse limitado por los comentarios de su contexto al avergonzarse y reprimir sus necesidades.
Según las respuestas del grupo de estudio en relación a que el sexo solo debe darse dentro del matrimonio y para procrear, coincide con Torres Mencía y Rodríguez Martín (2019), indican que la influencia religiosa tiene gran validez para los adultos mayores al pensar que las relaciones sexuales se realizan para la procreación y no por un fin placentero. De igual manera, expresan que luego de que enviudan, aunque traten de darse otra oportunidad a veces reciben malos tratos por parte de su pareja lo que hace que limiten su sexualidad.
La necesidad de atención, y afecto también fue expresada por este grupo de estudio, demostrando que en esta etapa la interacción con su entorno familiar y social son fundamentales para evitar sentimientos de vergüenza, de culpa o de inseguridad. Este resultado coincide con Del Valle Gómez & Coll i Planas (2013) quien indica que, la ayuda mutua y la interacción social son fundamentales para el bienestar del ser humano. Es por ello que, las personas adultas mayores pueden necesitar interactuar con otras personas lo que les permite sentir atención y cariño, fomenta su calidad de vida, además de ello, el participar en diferentes actividades les proporciona sentido de pertenencia y aprobación social.
El temor de hablar de la sexualidad dentro de la familia les ha generado malas experiencias en sus relaciones sexuales, aprendieron de comentarios o de lo que les contaban sus amigos que ya habían experimentado su primera relación sexual. Este hallazgo concuerda con lo expresado por González-Soto et al. (2024) que los adultos mayores por la falta de comunicación con sus padres debían aprender acerca de la sexualidad en otras fuentes de información, lo que provocaba que tuvieran malas experiencias y comportamientos sexuales inadecuados para la época, y, por ende, se daba el rechazo al derecho de su sexualidad y de su pareja. En este sentido, los padres al tratar la sexualidad de manera cautelosa y con temor pudieron influir para que las personas tengan experiencias sexuales incómodas o inadecuadas.
Las personas adultas mayores investigadas sienten y así lo expresan que fueron criados en un ambiente familiar bastante conservador con normas religiosas muy estrictas, que hacían ver la sexualidad como algo malo ante los ojos de Dios, por lo tanto, era pecado si la relación se daba antes del matrimonio. Lo previamente señalado, coincide con De la Rubia (2010) que comenta que las predisposiciones religiosas influyen en las actitudes y comportamientos sexuales; es por ello que, en este caso, las personas adultas mayores al relacionar la sexualidad con la religión sienten vergüenza y no la ven necesariamente como un acto que permitiría el fortalecimiento de la relación. No obstante, conforme a Torres Mencía & Rodríguez Martín (2019) las percepciones sociales como, a mayor edad menor deseo sexual, hace ver a las personas adultas mayores como seres asexuados, lo que los lleva a reprimir sus deseos sexuales, a pesar de que sigan sintiendo la necesidad de vivir de forma activa su sexualidad.
Con respecto a las manifestaciones sexuales, mencionan que no es sexo lo que desean, ni buscan, porque a su edad ya no les interesa mucho, piensan en otras cosas como el estar juntos, acompañarse en las actividades que deben realizar. Al respecto, de conformidad con Tavera Vilchis (2023) tanto hombres como mujeres tienen cambios fisiológicos que reducen la fortaleza y la capacidad para tener relaciones sexuales; sin embargo, González-Soto et al. (2024) menciona que las formas de expresión sexual pueden cambiar con el tiempo y se pueden convertir en expresiones sexuales sutiles que involucran besos, abrazos, caricias, entre otras, que de igual manera les resulta placentero y agradable. Es decir, las personas adultas mayores cambian sus expresiones sexuales y siguen encontrando satisfacción a través de ellas, por lo que, de esta manera cumplen una de sus necesidades básicas, lo que según Araya-Castillo & Pedreros-Gajardo (2014) brinda la satisfacción necesaria para poder cumplir otros objetivos y alcanzar la autorrealización (Abraham Maslow).
Conclusiones
La presente investigación visibiliza que la sexualidad involucra dimensiones como las físicas, psicológicas y sociales que están presentes a lo largo de toda la vida de los seres humanos y no desaparecen, más bien se fortalecen. Esto se evidencia con las percepciones de las personas adultas mayores respecto a que pueden disfrutar y consideran placentera la actividad sexual a pesar de que se reduce su capacidad y fortaleza con los años. Cambian sus formas de expresión sexual por otras más sutiles como besos, abrazos, caricias, que, de igual manera, resultan agradables y refuerza las interacciones y relación de pareja. Por ello, verlos como seres asexuados lo consideran como algo negativo y puede llevar a reprimir sus necesidades.
Uno de los resultados expone que la sexualidad de las personas adultas mayores se ve limitada por la inseguridad para iniciar una nueva relación, el miedo por el interés material que pueda tener esa pareja en lugar del interés amoroso.
Respecto a la influencia religiosa, ésta refuerza la creencia de las personas adultas mayores que la actividad sexual se realiza con el fin de procrear y no con el objetivo de sentir placer.
Los estilos de crianza también pueden influir de manera negativa en la sexualidad, tal como lo mencionan las personas adultas mayores; hablar de sexualidad en el seno familiar era considerado un tabú, lo que pudo haber afectado las expresiones sexuales haciendo que busquen información de otras fuentes y provocar comportamientos sexuales inadecuados.
En definitiva, la sexualidad de las personas adultas mayores se ve influenciada por las opiniones sociales, los prejuicios y los estereotipos que forman parte de los constructos socioculturales considerados como conceptos y creencias que aparecen y se desarrollan en contextos específicos. En este sentido, estos factores han causado vergüenza al grupo de estudio, lo que los ha llevado a reprimir sus necesidades sexuales por temor a ser juzgados.
En otro aspecto, las personas adultas mayores se sienten afectadas emocionalmente debido a que su familia no les presta la misma atención y cariño como cuando tenían menos años, sumado a los prejuicios sobre la sexualidad en la adultez mayor, los lleva a buscar compañía en personas externas al núcleo familiar, pues, buscan una pareja con la que se sientan valorados y le proporcione mayor bienestar a su vida, esto aumenta su seguridad y fomenta la relación que tienen consigo mismos.
Finalmente, se puede considerar que, la sexualidad en las personas adultas mayores es una necesidad fundamental, que la pueden vivir y disfrutar sin prejuicios, a su manera, esto permite el cumplimiento de otras metas para alcanzar su autorrealización, además de fomentar su bienestar y calidad de vida.
Es importante que, las y los profesionales de las diferentes ramas del conocimiento al trabajar con la población adulta mayor, consideren el tema de la sexualidad como un proceso normal en esta etapa, donde el respeto hacia sus percepciones sea un valor fundamental en sus intervenciones. Se espera que el presente estudio propenda a un cambio de pensamiento en la sociedad respecto a la sexualidad de las personas adultas mayores.
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