Artículo de Investigación
DOI: https://doi.org/10.56124/tj.v8i19.001
PROCESOS PSICOSOCIALES EN LA PREVENCIÓN INTEGRAL DE CONDUCTAS ADICTIVAS EN ADOLESCENTES DE MANTA
PSYCHOSOCIAL PROCESSES ON PREVENTING ADDICTIVE BEHAVIORS IN TEENAGERS IN MANTA
Karen Ivette Saltos Ponce
https://orcid.org/0009-0007-6439-0828
Cámara Junior Internacional Manta – JCI Manta
Bryan Abdón Mendoza Muñoz
https://orcid.org/0000-0002-9964-8362
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí
Cámara Junior Internacional Manta – JCI Manta
Resumen
El consumo de drogas y las conductas adictivas en adolescentes conforman un reto multidimensional para la sociedad actual. En Ecuador, especialmente en la ciudad de Manta, el aumento alarmante del consumo de drogas pone en evidencia la necesidad de abordar este fenómeno de forma efectiva. Resulta menester comprender los procesos psicosociales que inciden en el uso y consumo de drogas en la adolescencia de Manta, para proponer estrategias efectivas en una prevención integral. Examinando la literatura que existe, se destaca la importancia de considerar factores de riesgo y factores de protección en el desarrollo de conductas adictivas, tanto en el ámbito individual, como en el familiar y social. El presente estudio emplea datos cuantitativos y cualitativos, de este modo abarca información relevante para el análisis de la problemática que representa el consumo de drogas. La investigación junta a la revisión literaria y el levantamiento de información en el territorio que constituye una entrevista semiestructurada aplicada a un experto cuyo trabajo está vinculado a la adolescencia y al trabajo comunitario. El fin del estudio es tener una base científica desde la cual desarrollar proyectos para ser implementados en la localidad.
Palabras clave: adolescentes, drogas, Manta
Abstract
Drug consumption and addictive behaviors in adolescents constitute a multidimensional challenge for today's society. In Ecuador, especially in the city of Manta, the alarming increase in drug consumption highlights the need to address this phenomenon effectively. It is necessary to understand the psychosocial processes that affect the use and consumption of drugs in adolescents in Manta, to propose effective strategies for comprehensive prevention. Examining the existing literature, the importance of considering risk factors and protective factors in the development of addictive behaviors is highlighted, both at the individual, family and social levels. The present study uses quantitative and qualitative data, thus covering relevant information for the analysis of the problem that drug consumption represents. The research combines the literary review and the collection of information in the territory, which constitutes a semi-structured interview applied to an expert whose work is linked to adolescence and community work. The purpose of the study is to have a scientific base from which to develop projects to be implemented in the locality.
Keywords: Drugs, Manta, Teenagers.
Introducción
La problemática de las drogas y las conductas adictivas representan un reto multidimensional en la sociedad contemporánea. Según la OMS citada por (Junta Nacional de Drogas - Uruguay, 2019) , el término droga engloba cualquier sustancia que, después de ingresar al organismo, produce una modificación en las funciones de este. Esta categorización abarca al alcohol, tabaco y fármacos. Más allá de sus efectos psicofísicos, las drogas adquieren un sentido específico para cada individuo y sociedad, que contesta a contextos sociohistóricos, culturales y simbólicos, así como a las necesidades y motivaciones individuales. En este sentido, resulta relevante comprender los procesos psicosociales que intervienen e influyen en las percepciones individuales y colectivas.
El concepto de consumo problemático se refiere a la relación conflictiva establecida con la droga, lo cual implica molestia y/o deterioro. En estos usos, los aspectos socioculturales tienden a quedar en segundo plano, prevaleciendo la dinámica de relación con la sustancia y el malestar asociado. Dentro de estos empleos es posible identificar a lo que se designa abuso de drogas y dependencia; no obstante, es necesario indicar que el consumo esporádico del mismo modo puede resultar en problemático, dependiendo del contexto específico (Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, 2013). Es importante destacar que el consumo puede ser gradual. Un consumo ocasional puede desencadenar una dependencia y convertirse en problemático para el individuo y la sociedad.
El fenómeno de las drogas es, particularmente, alarmante para el Ecuador, un país que se ha convertido en eje crucial dentro de la región para la producción, comercialización y consumo de drogas. El Diario Expreso (2023) señala: ‘‘Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el promedio de consumo de estas sustancias ilícitas, en América Latina, es del 24%. Sin embargo, según la Secretaría de Seguridad del Municipio de Quito, en Ecuador el consumo sobrepasa la medida de esta oficina de las Naciones Unidas en 11.41%.’’ Los datos sugieren que el país enfrenta una emergencia por el preocupante aumento de consumo dentro de la nación en relación con el resto, subrayando la urgencia de medidas efectivas para abordar el fenómeno.
La normalización del consumo de drogas y de otras conductas adictivas ha impedido el abordaje apropiado de este fenómeno que tiene un grave impacto en la muerte de las y los ecuatorianos. Conforme con estudios de mortalidad por uso y consumo de drogas, durante el año 2015 se produjeron 8.693 fallecimientos vinculados al consumo de drogas en Ecuador, lo que simboliza el 13,42% de la totalidad de muertes a nivel nacional (Secretaría Teçnica de Prevención Integral de Drogas, 2017). Estas cifras son impactantes y sugieren la ausencia de una regulación efectiva para prevenir muertes relacionadas al uso y consumo de drogas. Destacando la necesidad de revisar y abordar la problemática adecuadamente dentro del país, con el fin de evitar el aumento de este índice de mortalidad.
Además, el consumo de drogas y la adicción a estas han provocado una creciente preocupación en los últimos años, del mismo modo que la presencia de otras conductas adictivas en la población juvenil. Como indica (El Universo, 2020) en Ecuador el 15 % de la población de entre 15 y 40 años experimentó algún tipo de droga durante su vida. Esta cifra genera incluso más alarma al analizar la frecuencia del consumo en individuos de entre 10 y 19 años, que, durante el año 2017, conforme con la Secretaría Técnica de Prevención Integral de Drogas (2017) fue del 25,2% de alcohol y 28,4% de tabaco. Estos porcentajes son motivo de alarma, porque indican una exposición temprana a sustancias adictivas, aumentando la vulnerabilidad de los adolescentes al desarrollo de un consumo problemático.
Según los datos recopilados en la Encuesta sobre Uso y Consumo de Drogas en Estudiantes de 9no de E.G.B y de 1ro y 3ro de bachillerato, llevada a cabo en 2016, se observa que la edad promedio de inicio del consumo de drogas en Ecuador oscila entre los 14 y 15 años. Además, el 21.28% de los encuestados indicó que consideraba fácil conseguir marihuana, mientras que el 12.07% afirmó que sería fácil obtener heroína. Respecto a la cocaína, el 9.38% manifestó la misma opinión, y el 6.12% sobre la pasta base de cocaína (Secretaría Teçnica de Prevención Integral de Drogas, 2017). Sin embargo, es importante tener en cuenta que la sinceridad de los adolescentes puede verse comprometida a causa del temor a ser vinculados con el consumo de drogas, lo que no logra visualizar del todo la verdadera magnitud del problema.
De acuerdo con lo mencionado anteriormente, una investigación (Lucas Choéz, Quiroz Figueroa, & Cedeño Alava, 2018), destaca en su estudio sobre la vulnerabilidad frente a las adicciones, que la población con mayor grado es la de los adolescentes. En su análisis identifica que del 100% de personas altamente sensibles a tener conductas adictivas, son las y los adolescentes quienes representan un 70%. Los investigadores vinculan a esta etapa de vida con una mayor predisposición y con la aspiración de conocer nuevas experiencias, así como con un mayor grado de autopercepción de vitalidad y salud. Por tanto, la presente investigación adquiere una relevancia significativa al enfocarse en la prevención del consumo de drogas en este grupo demográfico vulnerable.
En este sentido, el presente estudio plantea analizar los procesos psicosociales que influyen en el uso y consumo de drogas en la población adolescente dentro de la ciudad de Manta, con el objetivo de explorar y plantear estrategias eficaces para la implementación de una prevención integral.
La literatura sobre la prevención de conductas adictivas en adolescentes destaca la importancia de considerar los factores vinculados al consumo de drogas. Para Yolanda Fernández-Aucapiña (2020), citada por Chiriboga Pástor, Arreaga Guillermo, & Herrera Hugo (2023), los principales factores que influyen en el consumo de sustancias en adolescentes son la violencia familiar (28%), las relaciones con parejas (20%), la situación de no ser aceptados en cierto grupo social (18%), y los conflictos vinculados con la falta de recursos económicos (17%). Es importante reconocer que los adolescentes se hallan expuestos a estos contextos sociales frente a los cuales no poseen las herramientas psicosociales adecuadas y, tienen poca experiencia y capacidad de afrontar estas situaciones.
Diversos estudios sobre prevención de conductas adictivas demuestran el abordaje de los conceptos de factores de riesgo y factores de protección para examinar sobre condiciones individuales, familiares y sociales que pueden producir el consumo y las adicciones, así como la contraparte que puede evitarlos. Clayton (1992), citado por Peñafiel Pedrosa (2009),define un factor de riesgo como una característica interna o externa que aumenta la probabilidad de que se produzca un determinado fenómeno. Estas particularidades individuales, familiares y sociales permiten advertir el desarrollo de la conducta de consumo de drogas e identificar al individuo en una posición de vulnerabilidad con relación a este comportamiento.
Por otro lado, los factores de protección son aquellos atributos individuales, condiciones situacionales, entorno o contexto que disminuyen la posibilidad de que ocurra un comportamiento fuera de la conducta considerada normal . De este modo, se reconoce que los factores individuales, familiares y sociales, son cruciales en la prevención del consumo de drogas y conductas adictivas.
Peñafiel Pedrosa (Peñafiel Pedrosa, 2009) destaca que los factores individuales que influyen en el consumo de drogas incluyen actitudes, creencias y valores, es decir, la percepción que los adolescentes poseen respecto a las drogas y a las conductas adictivas, influyendo en la toma de decisiones; así la percepción del riesgo consiste en reconocer los efectos nocivos de la conducta adictiva. Además, la falta de habilidades sociales puede ser un factor de riesgo, del mismo modo que la imagen y estima que los adolescentes poseen de sí mismos y de su capacidad para el enfrentamiento de problemas sin el uso de drogas.
En cuanto a los factores familiares, Peñafiel Pedrosa (2009) menciona la importancia del control parental, es decir, la presencia constante que puede ser ejercido por padres u otros cuidadores; las condiciones socioeconómicas, el experimentar carencias materiales puede generar frustración que conviene abordarse de forma familiar en un entorno seguro y asertivo. De este modo, la relación afectiva entre padres e hijos debe estar mediada por una comunicación constante que posibilite identificar preocupaciones y problemáticas de forma temprana; además, se subraya la relevancia de prácticas educativas cultivadas por las figuras parentales, las creencias y conductas de los adolescentes pueden fundarse en un ambiente familiar de aprendizaje.
Numerosas investigaciones han reconocido que las acciones preventivas eficaces deben promocionar el bienestar psicoemocional; valorar y alentar el desarrollo de las capacidades personales y sociales de la niñez y adolescencia para que una actitud empoderada frente a sí mismos; incitar a la niñez y adolescencia a elaborar sus proyectos de vida, la perspectiva en el futuro les posibilita a establecer un enfoque orientado en la búsqueda de sus intereses personales. Cuanto más claro de visualizar el proyecto de vida, más clara la ruta a seguir (Ministerio de Educación, 2018). Estos hallazgos resaltan la importancia de promover estrategias preventivas que fomenten el desarrollo individual de los individuos desde edad temprana, para proporcionarles una guía para transitar por el complejo camino que constituye la vida humana.
En la adecuada atención a la prevención, es esencial promover el fortalecimiento del empoderamiento de los estudiantes y el desarrollo de sus habilidades para la toma de decisiones en relación con sus proyectos de vida. Aquello implica que puedan hacerlo de forma informada, consciente, libre y autónoma, incorporando valores y principios a través de la práctica y participando activamente en su entorno social, basándose en los principios del buen vivir y la cultura de paz (Ministerio de Educación, 2017). De este modo, los adolescentes se desarrollan a la vez que son partícipes en la construcción de una sociedad de paz.
De igual modo, una comprensión responsable de las adicciones como resultado de procesos psicosociales complejos implica que el individuo que consume no debe ser excluido, ni apartado; si no que, deben ser integrados, acompañados y apoyados. Es esencial identificar sus necesidades para que puedan abordar de forma autónoma las dificultades personales. Este enfoque sugiere la reducción de la demanda como la consecuencia de promover un desarrollo humano integral y habilidades sociales que ofrezcan bienestar y oportunidades de resolución de problemas, así como la mejora en la calidad de vida lejos del consumo de sustancias (Ministerio de Educación, 2017).
Metodología
En este estudio se empleó una metodología cualitativa, utilizando técnicas como la entrevista semiestructurada y analizando esta información a la luz de la revisión teórica realizada con anterioridad.
El instrumento principal fue una guía de entrevista, elaborada en talleres organizacionales donde profesionales miembros de JCI Manta analizaron teorías existentes y casos de estudio. La guía constaba de nueve preguntas y fue diseñada con el objetivo de identificar características de la personalidad y condiciones psicosociales de adolescentes y su propensión al consumo.
Se utilizó la técnica de entrevista semiestructurada. La entrevista tuvo una duración aproximada de 60 minutos y se realizó de forma presencial. El entrevistado fue Orley Suarez, un profesional en Salud Mental ecuatoriano con más de siete años de experiencia en proyectos de atención especial en diversas fundaciones y organizaciones nacionales e internacionales. Posee un título de Psicólogo Clínico y está en proceso de titulación de un máster en Psicología Clínica con mención en Salud Mental Comunitaria. Como investigador y docente universitario, su trabajo vincula el Transhumanismo con las demandas sociales. Es miembro activo de diversas redes académicas y se destaca como experto consultor en género y protección especial en para niños, adolescentes y personas en situación de movilidad humana.
Las respuestas obtenidas en las entrevistas se compararon con teorías existentes e investigadas previamente por miembros de la organización local de JCI Manta. Este enfoque de análisis posibilitó la explicación profunda y contextualizada de las características de la conducta de los adolescentes y su relación con el consumo de drogas, proporcionando una perspectiva desde un marco teórico sólido aplicado a la realidad de la ciudad de Manta en el ámbito social, familiar y educativo sobre los procesos psicosociales que inciden en este fenómeno.
Resultados y discusión
Resultados
Los resultados del estudio revelan diversos aspectos importantes a considerar para la prevención integral del consumo problemático de drogas en la población adolescente dentro de la ciudad de Manta. En la investigación, el experto Orley Suarez (Suarez, 2024) proporcionó información fundamental para guiar las estrategias de prevención integral dirigidas a esta población vulnerable que constituye la adolescencia.
El Psi. Orley Suarez resalta la importancia de comprender los procesos psicológicos individuales de los adolescentes y su etapa de desarrollo, así como su historia de vida. Según Suarez (2024), es esencial considerar tanto los antecedentes de vida de cada adolescente como los posibles traumas infantiles que podrían predisponer al consumo problemático de drogas durante la adolescencia. Esta perspectiva enfatiza la necesidad de un enfoque personalizado en la evaluación e intervención, reconociendo que las experiencias pasadas y el estado de salud mental juegan un rol relevante en su comportamiento actual, así como en la toma de decisiones.
El experto indica que los programas de empoderamiento pueden ayudar a fortalecer el autoestima y autocuidado. Suarez (2024) menciona que las escuelas de liderazgo y otros procesos comunitarios posibilitan el desarrollo del adolescente mediante el fortalecimiento de la comunidad. Comenta que los programas no deben enfocarse solo en el individuo, si no que en su entorno familiar y social en el que se encuentran insertos. De esta forma la comunicación entre cuidadores y adolescentes es fundamental, porque una relación afectiva asertiva puede fomentar la confianza y el apoyo mutuo.
Suarez (2024) sugiere que a través de los proyectos de vida los adolescentes desarrollan metas y aspiraciones que les son satisfactorios, lo que puede disminuir la vulnerabilidad al consumo de sustancias. Pero para que estos proyectos sean efectivos, es necesario el involucramiento de la familia en el desarrollo e implementación. La creación del proyecto de vida debe considerar las habilidades que tiene el adolescente, y debe ser realista para su realización.
Sin embargo, el “adultocentrismo”, la tendencia a priorizar la perspectiva y decisión del adulto por sobre la del adolescente, es un obstáculo. Suarez (2024) explica que esta actitud puede llevar a una comunicación deteriorada entre padre e hijos, donde el adolescente se siente juzgado de forma constante. Esta situación puede conllevar a que el adolescente sienta mayor confianza con otras personas, como sus pares o personas alejadas de la familiar, que pueden constituir un factor de riesgo al ofrecerles el uso y consumo de sustancias.
Identificar y abordar las dinámicas familiares es importante en la prevención del consumo de drogas. Suarez (2024) numera varias estrategias, como la de “poda del árbol genealógico”, que implica reconocer y trabajar sobre los patrones negativos de conducta y las experiencias traumáticas que se trasmiten de una generación a otra. Este enfoque permite a las familias eliminar factores de desprotección y mejorar la dinámica familiar. Mediante programas y capacitaciones los cuidadores pueden desarrollar competencias parentales que promocionen un entorno familiar seguro.
La construcción de un tejido de redes es esencial para prevenir el consumo de drogas en adolescentes. Suarez (2024) destaca que los programas comunitarios al fomentar creación de redes de apoyo, en adolescentes y en sus familias, proporcionan soporte emocional y facilitan acceso a estos servicios y recursos para el desarrollo integral de los adolescentes.
Discusión
La importancia de la promoción del empoderamiento de los estudiantes y el desarrollo de sus capacidades para la toma de decisiones en relación con sus proyectos de vida de forma informada, consciente, libre y autónoma, incorporando valores y principios a través de la práctica y participando activamente en su entorno social (Ministerio de Educación, 2017). Es resaltada por Suarez (2024) quien indica que los proyectos de vida personales pueden proporcionar a los adolescentes un apoyo para el desarrollo de objetivos, reduciendo su vulnerabilidad al consumo de drogas. También, subraya que estos programas deben trabajarse con el entorno familiar y social de los adolescentes.
Por otro lado, una comprensión responsable de las conductas adictivas como resultado de procesos psicosociales complejos involucra que el individuo que consume no debe ser excluido, ni apartado; sino que deben ser integrados, acompañados y apoyados. Es necesario reconocer sus necesidades para el abordaje autónomo de los conflictos personales. Esta perspectiva indica la reducción de la demanda como resultado de la promoción del desarrollo integral y de las capacidades sociales que proporcionen bienestar y oportunidades de resolución de problemas, así como una vida de calidad sin el consumo de sustancias (Ministerio de Educación, 2017). En concordancia, Orley Suarez resalta la importancia de comprender los procesos psicológicos de los adolescentes. Según Suarez (2024), es necesario considerar tanto la historia de vida que podría predisponer al consumo problemático de drogas durante la adolescencia, así como las herramientas disponibles en su personalidad y entorno para la resolución de conflictos y el alcance de fuentes de bienestar y satisfacción alejadas de las conductas adictivas.
En relación con los factores familiares, Peñafiel Pedrosa (2009) indica la importancia del control parental; las condiciones socioeconómicas, al experimentar carencias materiales se puede generar frustración que convienen abordarse de forma familiar en un entorno seguro y asertivo. Frente a esto, Suarez (2024) coloca un foco especial en la comunicación asertiva entre cuidadores y adolescentes, no obstante, comenta que el adultocentrismo, es un reto. Explica las consecuencias negativas de una relación, en la cual el adolescente siente la crítica continua. Así, la situación familiar puede pasar de ser un factor de protección a uno de riesgo para el desarrollo del uso y consumo de conductas adictivas. Además, comenta Suarez (2024), mientras las necesidades básicas no estén cubiertas, tales como las condiciones materiales, es altamente vulnerable al consumo de sustancias.
En la investigación, se destaca la relevancia de estrategias tales como la construcción de un tejido de redes en la prevención del consumo de drogas en adolescentes. Suarez (2024) indica que los programas comunitarios suelen promover la creación de redes de apoyo, en adolescentes y en sus familias, generando un soporte emocional dentro de la comunidad y facilitando a la vez la comunicación para el acceso a estos servicios y recursos en la promoción del desarrollo integral de la población adolescente.
De igual modo, dentro de los programas se realizan trabajos en los que el adolescente se encarga de identificar factores de riesgo dentro de la dinámica familiar. Suarez (2024) enumera diversas estrategias, entre las cuales se encuentra la “poda del árbol genealógico”, actividad que conlleva reconocer los patrones negativos de conducta dentro de la familia, así como los traumas que generan. Este enfoque permite a las familias eliminar factores de riesgo y convertir la dinámica familiar en un factor de protección frente al consumo de drogas y otras conductas adictivas. A través de estos programas y proyectos los cuidadores tienen la posibilidad de desarrollar competencias parentales para una mejor práctica educativa que ofrezcan a los adolescentes de su entorno familiar y social.
Conclusiones
Se destaca la necesidad de considerar los procesos psicológicos individuales, así como el entorno familiar y sociocultural de los adolescentes, pues distintos factores como las condiciones materiales socioeconómicas pueden influir en la conducta de los adolescentes. El trauma infantil; la falta de desarrollo de la autoestima y del autocuidado; así como las dinámicas familiares y las prácticas educativas cumplen un papel determinante en la propensión que tienen los adolescentes al consumo de sustancias y conductas adictivas.
Se identifica la importancia de intervenciones integrales que tomen en cuenta el entorno familiar y social de los individuos, pues el análisis demuestra que los programas de empoderamiento y liderazgo pueden fortalecer la personalidad de adolescentes y reducir el riesgo de conductas adictivas, no obstante, aquellos programas necesitan estar acompañados por el apoyo constante de las personas cuidadoras y mantener una comunicación asertiva. Así, se señala la importancia de la participación de los padres y/o cuidadores en la prevención de conductas adictivas. La promoción de paternidades, maternidades y cuidados responsables y asertivos pueden contribuir de manera significativa.
Las estrategias de prevención deberán incluir el fomento del bienestar psicoemocional, el desarrollo de competencias personales y sociales, así como la construcción del proyecto de vida y orientado hacia el futuro de los adolescentes, que sea claro, realista y alcanzable mediante acciones que permitan su realización.
Finalmente, el empoderamiento juvenil y la participación comunitaria a través de tejido de redes son claves para lograr la reducción sostenible en el consumo de sustancias adictivas o drogas. La prevención requiere trabajo a nivel individual, familiar y comunitario. Se debe abordar las necesidades específicas, considerando historia de vida y el entorno social. Para que los adolescentes identifiquen sus propias relaciones de riesgo y de protección.
Es necesario el trabajo conjunto entre instituciones estatales como el Ministerio de Salud Pública y organizaciones no gubernamentales como la Cámara Junior Internacional Manta, para la elaboración de proyectos eficaces de prevención integral del consumo de drogas y conductas adictivas en las y los adolescentes de la ciudad de Manta. La prevención de conductas adictivas en adolescentes de Manta requiere una estrategia integral y multifacética que aborde factores psicológicos individuales, así como los contextos familiares y sociales en los que están insertos los actores sociales que constituyen los adolescentes.
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