LA LECTURA Y EL PENSAMIENTO DIALÉCTICO CRÍTICO: CONTEXTO, CULTURA Y LENGUAJE PARA LA TRANSFORMACIÓN UNIVERSITARIA
Germán Wenceslao Carrera Moreno
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí
https://orcid.org/0000-0002-4974-5615
Autor para correspondencia: [email protected]
Recibido: 19/06/2025 Aceptado: 05/08/2025 Publicado: 29/09/2025
RESUMEN
En este trabajo de investigación se plantea un enfoque teórico y pedagógico que motiva la lectura dialéctica y crítica en la educación superior, integrando las conceptualizaciones de Hegel, Wittgenstein, Halliday y Platón. Se sustenta que la lectura universitaria debe concebirse como un proceso activo, contextualizado y emancipador, que permita a los estudiantes cuestionar las interpretaciones predominantes, analizar contradicciones y construir nuevos conocimientos en diálogo con diversos contextos culturales y lingüísticos. A partir de un análisis de las estrategias metodológicas, como debates socráticos, análisis comparativos y escritura argumentativa, se propone un modelo pedagógico que favorece el desarrollo del pensamiento reflexivo, dialéctico y autónomo. Los resultados teóricos y prácticos indican que la implementación de estas prácticas puede fortalecer la formación de ciudadanos críticos, promover la investigación original y facilitar una transformación social fundamentada en la lectura como práctica emancipadora y constructor de sentido en contextos académicos contemporáneos.
Palabras clave: La comunicación; Lectura crítica; Pensamiento dialéctico; Contexto cultural; Estrategias pedagógicas.
THE READING AND CRITICAL DIALECTICAL THINKING: CONTEXT, CULTURE, AND LANGUAGE FOR UNIVERSITY TRANSFORMATION
ABSTRACT
This research work presents a theoretical and pedagogical approach that motivates dialectical and critical reading in higher education, integrating the conceptualizations of Hegel, Wittgenstein, Halliday, and Plato. It argues that university reading should be conceived as an active, contextualized, and emancipatory process, allowing students to question prevailing interpretations, analyze contradictions, and construct new knowledge in dialogue with diverse cultural and linguistic contexts. Based on an analysis of methodological strategies such as Socratic debates, comparative analyses, and argumentative writing, a pedagogical model is proposed that fosters the development of reflective, dialectical, and autonomous thinking. The theoretical and practical results indicate that the implementation of these practices can strengthen the formation of critical citizens, promote original research, and facilitate social transformation grounded in reading as an emancipatory practice and meaning-making activity within contemporary academic contexts.
Keywords: Dialectical thinking; Communication; Critical reading; Cultural context; Pedagogical strategies.
INTRODUCCIÓN
La comunicación es un proceso fundamental en la construcción del conocimiento y la interacción humana. Según Rowe y Levine (2016), la comunicación puede definirse como “el comportamiento que cambia el comportamiento de otros a través de la transmisión de la información” (p. 2). Esta definición enfatiza la naturaleza dinámica y transformadora de la comunicación, subrayando que no se trata solo de transmitir información, sino de generar un efecto real en el receptor que modifica su conducta o comprensión.
Este enfoque se relaciona con la perspectiva de la lectura como acto comunicativo activo y dialéctico, en el que el lector no solo decodifica signos, sino que interactúa con el texto para producir cambios cognitivos, emocionales y actitudinales. En este sentido, la lectura es un proceso comunicativo que implica la recepción de información nueva y la transformación del pensamiento, lo cual es muy importante para el desarrollo del pensamiento crítico en la formación universitaria.
La lectura, por lo tanto, es una competencia esencial en la formación universitaria, pero su potencial no se limita a la adquisición pasiva de información. La lectura debe ser un proceso dialéctico y crítico que permita a los estudiantes cuestionar, debatir y construir conocimiento. En este sentido, la lingüística funcional sistémica de Michael Halliday aporta una perspectiva fundamental al mostrar cómo el lenguaje y los textos están profundamente enraizados en contextos situacionales y culturales que condicionan su significado y función.
Complementariamente, la alegoría de la caverna de Platón ilustra cómo la cultura puede limitar nuestra percepción de la realidad, y solo a través de la educación y la lectura dialéctica podemos liberarnos para conocer nuevas realidades. Finalmente, la reflexión de Ludwig Wittgenstein sobre los límites del lenguaje y del mundo enfatiza cómo la expansión del lenguaje mediante la lectura crítica amplía nuestro horizonte cognitivo y cultural. Esta ponencia desarrolla estos tres ejes teóricos para fundamentar un enfoque pedagógico que integre la lectura y el pensamiento dialéctico crítico como herramientas para la transformación universitaria.
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Michael Halliday (1978) sostiene que el lenguaje es una semiótica social, un sistema de recursos que responde a las necesidades comunicativas dentro de contextos situacionales y culturales específicos. Para Halliday, un texto es una unidad funcional de lenguaje que se produce en un contexto de situación específico y que cumple una función comunicativa concreta. El define el texto no simplemente como una secuencia de oraciones, sino como una opción concreta realizada en una situación determinada a partir de un sistema lingüístico que ofrece una inmensa variedad de opciones para expresar significado.
En sus propias palabras, el texto es “cualquier instancia de lenguaje en uso que está haciendo algo en el contexto de situación” (Halliday, 1989: 10). Esto implica que el texto es inseparable del contexto social y cultural en el que se produce y que el significado se construye en la interacción entre los participantes en dicha situación.
Cada texto está inmerso en un contexto de situación que incluye el campo (tema o actividad), el tenor (relaciones entre participantes) y el modo (canal y función del lenguaje). Además, el contexto de cultura provee el marco más amplio de normas, valores y creencias que sustentan esos textos.
El contexto de situación es la estructura inmediata que rodea la producción de un texto y determina sus características lingüísticas. Halliday (1978) lo define a partir de tres dimensiones:
Campo: El tema o la actividad que se desarrolla en la comunicación. Por ejemplo, un texto académico puede tratar sobre la lingüística aplicada o la educación intercultural.
Tenor: Las relaciones sociales entre los participantes, incluyendo roles, niveles de autoridad y afecto. Por ejemplo, la relación entre profesor y estudiante es asimétrica y formal.
Modo: El canal de comunicación (oral, escrito, digital) y la función del lenguaje en la interacción (informativa, persuasiva, narrativa). Por ejemplo, un artículo científico es un texto escrito con función informativa y argumentativa.
Estas dimensiones configuran el registro, que determina las características lingüísticas del texto y su adecuación a la situación comunicativa (Halliday, 1978).
Para una mejor comprensión, pongo un ejemplo práctico de contexto de situación.
Consideremos un artículo científico sobre educación intercultural:
El Campo sería las estrategias pedagógicas para comunidades indígenas.
El Tenor vendría a ser los investigadores expertos dirigidos a docentes y académicos.
El Modo corresponde al texto escrito, formal, con lenguaje técnico y referencias científicas.
Un lector que no reconozca estos elementos podría malinterpretar el propósito o la audiencia del texto, afectando su comprensión crítica.
El contexto de cultura es el marco más amplio que engloba las normas, valores, creencias y sistemas semióticos compartidos por una comunidad, que influyen en la producción y comprensión de los textos (Halliday & Hasan, 1985). La cultura determina qué es apropiado decir, cómo decirlo y qué significados se pueden construir.
Por ejemplo, un artículo científico escrito en un contexto anglosajón puede privilegiar la argumentación directa y explícita, mientras que en contextos latinoamericanos puede observarse un estilo más narrativo o contextualizado, reflejando diferencias culturales en la comunicación académica.
La dialéctica hegeliana constituye un método filosófico fundamental para comprender el desarrollo del pensamiento y la realidad a través de un proceso dinámico y contradictorio. Según Hegel, este proceso no es una simple sucesión lineal de ideas, sino un movimiento inmanente y progresivo en el que cada concepto contiene en sí mismo su opuesto y, a través de esta tensión interna, se genera una superación que permite avanzar hacia niveles más complejos de comprensión (Pienknagura, 2007; Astarita, 2012).
El método dialéctico se articula tradicionalmente en tres momentos:
Tesis: la afirmación inicial o posición que representa un estado de conocimiento o realidad.
Antítesis: la negación o contradicción que surge frente a la tesis, cuestionándola y generando conflicto.
Síntesis: la superación que integra y trasciende la contradicción entre tesis y antítesis, produciendo un nuevo nivel de conocimiento que conserva elementos de ambos momentos previos y abre nuevas posibilidades (Muñoz, 2009).
Este proceso no es mecánico ni externo, sino que se desarrolla desde el interior mismo del pensamiento y de los conceptos, en un movimiento dialéctico que revela la concreción y la diferencia contenidas en lo universal (Astarita, 2012; Gadamer, citado en Espai Marx, s.f.). Por ejemplo, el concepto universal no excluye la diferencia, sino que la contiene y genera, permitiendo pasar del género a la especie en una relación dialéctica y concreta.
En lo que respecta a su relación con el pensamiento crítico, la dialéctica hegeliana ofrece un marco metodológico para analizar y superar contradicciones en el conocimiento. El pensamiento crítico, entendiéndose como la capacidad para analizar, evaluar y cuestionar argumentos, se incrementa mediante esta dialéctica, pues implica identificar tesis y antítesis en textos o teorías, debatirlas y formular síntesis que integren perspectivas distintas para alcanzar una comprensión más profunda y compleja (Ennis, 2011; Muñoz, 2009).
En el ámbito educativo, aplicar la dialéctica significa fomentar en los estudiantes la habilidad para leer activamente, detectar contradicciones en textos o ideas, discutirlas y construir nuevas interpretaciones o soluciones. Por ejemplo, ante investigaciones con resultados opuestos, el estudiante puede elaborar una síntesis que reconozca las limitaciones y aportes de cada enfoque, proponiendo nuevas preguntas para avanzar en el conocimiento.
Por otra parte, la dialéctica hegeliana ha sido un referente para corrientes críticas posteriores, como la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt, que la utiliza para desmitificar estructuras sociales y promover la emancipación intelectual (Muñoz, 2009; Pienknagura, 2007).
En síntesis, la dialéctica de Hegel conecta con el pensamiento crítico al proporcionar un método para el análisis profundo y la superación de contradicciones, promoviendo un aprendizaje activo, reflexivo y transformador.
Comprender estos contextos permite a los estudiantes leer con mayor profundidad, reconociendo que cada texto es producto de una situación y cultura específicas. Esto fomenta el pensamiento crítico y dialéctico, ya que el lector puede identificar los supuestos culturales y situacionales que condicionan los argumentos y, por ende, cuestionarlos o dialogar con ellos.
El pensamiento crítico implica el analizar, evaluar y cuestionar argumentos y evidencias de manera razonada (Ennis, 2011). Cuando se articula con la dialéctica, que implica la confrontación de ideas opuestas para alcanzar una síntesis superadora (Hegel, 1807), se incrementa su eficacia.
En el ámbito universitario, la lectura dialéctica crítica invita a los estudiantes a no aceptar pasivamente la información, sino a buscar contradicciones, generar dudas y debatir ideas para construir nuevas comprensiones.
Por ejemplo, un estudiante lee dos artículos científicos sobre el impacto de la tecnología en la educación. Uno sostiene que la tecnología mejora significativamente el aprendizaje; otro señala que puede aumentar la desigualdad educativa. El pensamiento dialéctico crítico invita a contrastar ambos argumentos, identificar sus fortalezas y debilidades, y proponer una síntesis que reconozca la complejidad del fenómeno.
Por lo expuesto, se recomienda organizar debates socráticos donde los estudiantes defiendan posiciones opuestas basadas en lecturas previas, promoviendo la búsqueda de una síntesis y nuevas preguntas de investigación.
La alegoría de la caverna, narrada en el Libro VII de La República de Platón, es una metáfora sobre cómo la cultura puede mantener a las personas encadenadas a una visión limitada y distorsionada de la realidad. Los prisioneros solo ven sombras proyectadas y creen que esa es la única realidad posible. Solo al liberarse y salir al mundo exterior pueden conocer la verdad y la belleza de la vida.
En la educación universitaria, por ejemplo, la cultura dominante puede limitar la forma en que los estudiantes interpretan la realidad social y científica. La lectura crítica y dialéctica funciona como la salida de la caverna, permitiendo cuestionar creencias arraigadas y descubrir nuevas perspectivas.
Lo que se podría hacer como una actividad en la clase, es pedir a los estudiantes que escriban un ensayo reflexivo sobre una creencia o conocimiento que hayan cuestionado gracias a la lectura crítica, relacionándolo con la metáfora platónica.
Ludwig Wittgenstein, autor del Tractatus Logico-Philosophicus (1921), afirma: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” (p. 115). Esta frase sintetiza que nuestro pensamiento y percepción están condicionados por el lenguaje materno. El lenguaje no solamente describe la realidad, sino que también la delimita.
Como por ejemplo, un estudiante que tenga un vocabulario limitado tendrá dificultades para comprender y expresar ideas complejas. La lectura diversa, constante y crítica introduce nuevos términos y conceptos que amplían su capacidad para pensar y comunicar.
Por lo tanto, se puede proponer un glosario colaborativo donde los estudiantes registren términos nuevos encontrados en lecturas y expliquen cómo esos términos amplían su comprensión.
La lectura universitaria debe concebirse como un proceso dialéctico situado en contextos culturales y lingüísticos, que permite a los estudiantes salir de la “caverna” cultural y ampliar los límites de su lenguaje y pensamiento. La unión de los aportes de Halliday, Platón y Wittgenstein ofrece un marco teórico consistente para fundamentar esta visión.
Por ejemplo, un trabajo de investigación puede surgir de la lectura crítica de varios artículos científicos con perspectivas divergentes, analizando sus contextos culturales y lingüísticos, para luego sintetizar un nuevo enfoque que responda a necesidades locales.
Los estudiantes podrían presentar una actividad grupal, para realizar análisis comparativos de textos científicos para identificar contradicciones y/o vacíos del conocimiento, y de esta manera proponer nuevas líneas de investigación basadas en sus síntesis.
7. Estrategias pedagógicas para fomentar la lectura dialéctica crítica contextualizada
Para implementar este enfoque en el aula universitaria, se proponen las siguientes estrategias:
Análisis contextual de textos, esto implica el identificar campo, tenor y modo según Halliday y discutir sus implicaciones culturales.
Debates dialécticos: organizar debates socráticos para confrontar ideas opuestas.
Lecturas comparativas para poder contrastar textos de diferentes culturas y disciplinas.
Reflexión filosófica, para ello se puede utilizar la alegoría de la caverna para reflexionar sobre límites culturales.
Expansión del lenguaje, que tiene que ver con incorporar lecturas que introduzcan nuevos conceptos y vocabulario.
Producción escrita argumentativa, esto ayuda a fomentar ensayos que integren múltiples perspectivas (Hyland, 2019).
Una actividad de gran impacto podría ser el realizar un taller de lectura crítica usando ejercicios escalonados donde los estudiantes respondan interrogantes, analicen argumentos y contrasten con otras fuentes.
8. Discusión y apertura de horizontes
Este enfoque dialéctico crítico abre varias interrogantes en la lectura de nivel universitario:
¿Cómo diseñar micro currículos para incorporar la lectura dialéctica crítica?
Integrar la lectura dialéctica crítica en los currículos universitarios implica diseñar programas que no solo promuevan la comprensión literal de los textos, sino que también desarrollen habilidades para cuestionar, debatir y sintetizar ideas desde múltiples perspectivas. Esto requiere:
Incluir asignaturas o módulos específicos que enseñen técnicas de lectura crítica, análisis argumentativo y pensamiento dialéctico, basados en modelos como el de Hegel o Ennis.
Incorporar actividades prácticas como debates, análisis comparativos de textos con posiciones contrapuestas, y redacción de ensayos argumentativos que fomenten la reflexión crítica.
Capacitación docente para que los profesores puedan guiar y modelar este tipo de lectura y pensamiento en sus clases.
Evaluación formativa que incluya no solamente la memorización, sino también la capacidad de argumentar, cuestionar y sintetizar.
Este enfoque contribuye a formar profesionales capaces de analizar críticamente la información académica o científica y generar nuevos conocimientos que sean fundamentales para la investigación y la innovación.
¿Qué papel desempeñan las tecnologías digitales en la mediación cultural?
Las tecnologías digitales, como también el internet, redes sociales, plataformas educativas y herramientas multimedia, han transformado totalmente la mediación cultural y la forma en que accedemos y procesamos la información (Redalyc, 2018; UNESCO IESALC, 2024). En la formación profesional:
Las TIC facilitan el acceso a una diversidad de textos, perspectivas y culturas, ampliando el contexto cultural al que los estudiantes pueden llegar.
Permiten la interacción y el debate en espacios virtuales, fomentando la discusión dialéctica más allá del aula física.
Sin embargo, también plantean desafíos, como la sobreabundancia de información, la necesidad de desarrollar competencias digitales críticas para filtrar y evaluar fuentes, y la brecha digital que puede limitar el acceso equitativo (De Pablos, 2018).
Las tecnologías digitales modifican las formas tradicionales de enseñanza y aprendizaje, exigiendo nuevas metodologías que integren la lectura crítica y dialéctica mediada por estas herramientas.
Por tanto, las TIC son un recurso clave para potenciar la lectura dialéctica crítica, siempre que se acompañen de estrategias pedagógicas que desarrollen competencias digitales y críticas.
¿Cómo evaluar el pensamiento dialéctico crítico?
Evaluar el pensamiento dialéctico crítico es complejo porque implica medir habilidades cognitivas superiores como el análisis, la síntesis, la argumentación y la reflexión. Algunas estrategias incluyen:
Rúbricas de evaluación que consideren la capacidad para identificar contradicciones, generar preguntas, argumentar con evidencias y construir síntesis.
Evaluaciones formativas basadas en actividades como debates, ensayos argumentativos, análisis comparativos y presentaciones orales.
Autoevaluación y coevaluación para fomentar la metacognición y la responsabilidad en el aprendizaje crítico.
Portafolios de trabajo donde los estudiantes documenten su proceso de lectura crítica y dialéctica a lo largo del curso.
Estas estrategias permiten valorar no solo el producto final, sino el proceso de pensamiento crítico y dialéctico desarrollado por el estudiante.
¿Cómo contribuir a la formación de ciudadanos críticos?
La formación de ciudadanos críticos es un objetivo fundamental de la educación universitaria y se logra mediante:
Fomentar la lectura dialéctica crítica que permita a los estudiantes cuestionar las estructuras sociales, políticas y culturales, y comprender la complejidad de los problemas actuales.
Promover el debate informado y respetuoso como práctica habitual en el aula, desarrollando habilidades para argumentar y escuchar diferentes puntos de vista.
Incluir contenidos que comprendan temas sociales relevantes desde múltiples perspectivas, incentivando la reflexión ética y la acción responsable.
Poner en práctica competencias digitales críticas para que los estudiantes puedan navegar y evaluar información en entornos digitales, evitando la desinformación.
Utilizar la investigación y la participación social como mecanismos para aplicar el pensamiento crítico y dialéctico en la transformación de la realidad sociocultural.
De esta manera, la educación superior contribuye a formar individuos capaces de participar activamente en la sociedad, con pensamiento crítico, autonomía y compromiso ético.
Conclusiones
La lectura en la educación universitaria debe concebirse como un proceso dialéctico y crítico que trasciende la sola decodificación de textos para convertirse en un acto comunicativo transformador. En este sentido, la lectura activa permite a los estudiantes cuestionar, debatir y sintetizar conocimientos, ampliando su horizonte cognitivo y social. Los contextos situacionales y culturales propuestos por Halliday (1978) demuestran que la lectura es un mecanismo muy importante para acceder a otras realidades, mientras que la alegoría de la caverna de Platón indica su función emancipadora al liberar a los individuos de las limitaciones culturales y perceptivas. Wittgenstein (1921) complementa esta visión al señalar que los límites del lenguaje son los límites de nuestro mundo, por lo que ampliar el lenguaje mediante la lectura crítica es esencial para expandir el pensamiento y la comprensión.
Además, la comunicación, entendida como un comportamiento que cambia el comportamiento de otros (Rowe & Levine, 2016), subraya que la lectura debe generar cambios profundos en el pensamiento y la acción de los estudiantes, no limitarse a la recepción pasiva de información. La integración de estos enfoques fortalece la formación integral y potencia la investigación científica al fomentar un pensamiento reflexivo, dialéctico y contextualizado.
Para lograr estos objetivos, se proponen estrategias pedagógicas concretas, como el análisis contextualizado de textos, debates socráticos, lectura comparativa y producción escrita argumentativa, complementadas con el uso crítico de tecnologías digitales. Estas metodologías contribuyen a desarrollar competencias esenciales para que los estudiantes enfrenten los retos académicos y sociales contemporáneos con autonomía y pensamiento crítico. La formación docente especializada y los ajustes curriculares son, asimismo, condiciones necesarias para consolidar estos enfoques en la educación superior.
En definitiva, promover una lectura dialéctica crítica no solo fortalece el aprendizaje profundo y la investigación, sino que también contribuye a la formación de ciudadanos capaces de transformar su entorno mediante el pensamiento reflexivo, el diálogo y la responsabilidad social.
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