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RESCATE DE IDENTIDAD CULTURAL EN LA OBRA LOS QUE
SE VAN DEMETRIO AGUILERA MALTA, ENRIQUE GIL GILBERT
Y JOAQUÍN GALLEGOS LARA
Argenis Washington Briones Paillacho
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí
brionesargenis@gmail.com
https://orcid.org/0009-0001-4571-749X
Ana Teresa Rivera Solorzano
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí
ana.rivera@uleam.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-5958-3541
Autor para correspondencia: brionesargenis@gmail.com
Recibido: 17/03/2025 Aceptado: 30/06/2025 Publicado: 07/07/2025
RESUMEN
El presente artículo tiene como propósito central la revalorización de la identidad
cultural plasmada en la obra literaria Los que se van, cuyos autores son Enrique
Gil Gilbert, Demetrio Aguilera Malta y Joaquín Gallegos Lara. Este trabajo se
enmarca en la problemática de la subvaloración y la falta de apropiación de las
culturas "chola" y "montuvia." Para llevar a cabo el análisis de dicha obra, se ha
recurrido a los principios de la teoría sociocrítica, desarrollada por el erudito
francés Claude Duchet. Esta corriente crítica se enfoca en la identificación de las
influencias del pasado que motivaron la creación de una obra literaria. Dentro del
contexto de Los que se van se identifican elementos culturales de suma relevancia,
tales como las creencias y las narrativas, la representación de la mujer como un
símbolo de deseo y discordia, así como el simbolismo del machete como una ley
social. Estos componentes culturales desempeñan un papel distintivo en la
caracterización de las culturas "chola" y "montuvia." El enfoque metodológico
empleado en el análisis de esta obra se basa en la teoría sociocrítica de Claude
Duchet, la cual tiene como objetivo desentrañar las huellas de la sociedad que
subyacen en la producción literaria. Además, se utiliza un enfoque descriptivo para
resaltar la problemática de la escasa apropiación y reconocimiento de los rminos
"cholo" y "montuvio." Los resultados del análisis evidencian que "Los que se van"
contribuye significativamente al rescate de la identidad cultural de los pueblos
"chola" y "montuvia," y, en general, es una obra que debería ser incorporada desde
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los primeros pasos de la educación de un individuo, ya sea en el ámbito familiar o
escolar.
Esto contribuiría a enriquecer la sociedad desde una perspectiva cultural,
promoviendo la valorización de estas culturas tradicionales y fomentando un
entendimiento más profundo de la diversidad cultural en la sociedad
contemporánea.
Palabras clave: Demetrio Aguilera Malta; Enrique Gil Gilbert; Joaquín Gallegos
Lara; Identidad Cultural; Cholo; Montuvio; Grupo de Guayaquil.
ABSTRACT
The main purpose of this article is the revaluation of the cultural identity
expressed in the literary work Los que se van, whose authors are Enrique Gil
Gilbert, Demetrio Aguilera Malta and Joaquín Gallegos Lara. This work is framed
within the problematic of the undervaluation and lack of appropriation of the
"chola" and "montuvian" cultures. To carry out the analysis of this work, we have
resorted to the principles of sociocritical theory, developed by the French
scholar Claude Duchet. This critical current focuses on the identification of past
influences that motivated the creation of a literary work. Within the context of
Los que se van cultural elements of utmost relevance are identified, such as
beliefs and narratives, the representation of women as a symbol of desire and
discord, as well as the symbolism of the machete as a social law. These cultural
components play a distinctive role in the characterization of "chola" and
"montuvian" cultures." The methodological approach employed in the analysis
of this work is based on Claude Duchet's sociocritical theory, which aims to
unravel the traces of society underlying literary production. In addition, a
descriptive approach is used to highlight the problematic of the scarce
appropriation and recognition of the terms "cholo" and "montuvio." The results
of the analysis evidence that "Los que se van" contributes significantly to the
rescue of the cultural identity of the "chola" and "montuvio" peoples, and, in
general, it is a work that should be incorporated from the first steps of an
individual's education, whether in the family or school environment. This would
contribute to enriching society from a cultural perspective, promoting the
valorization of these traditional cultures and fostering a deeper understanding
of cultural diversity in contemporary society.
Keywords: Demetrio Aguilera Malta; Enrique Gil Gilbert; Joaquín Gallegos Lara;
Cultural Identity; Cholo; Montuvio; Guayaquil Group.
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1. INTRODUCCIÓN
El presente artículo aborda un análisis literario de la obra titulada "Los que se
van," una representación del realismo social, cuyos autores son Demetrio
Aguilera Malta, Enrique Gil Gilbert y Joaquín Gallegos Lara. La investigación se
centra en el examen detallado de veinticuatro cuentos que retratan el contexto
histórico y las vivencias de la población montubia y chola en el Ecuador durante
la década de los años treinta. Se estudian los elementos culturales generales,
con un énfasis particular en los aspectos lingüísticos empleados por los
mencionados autores en la confección de su obra literaria. El análisis se basa
en una metodología rigurosa y sistemática para desentrañar los matices y
significados que emergen del texto, a fin de comprender mejor la
representación de la realidad social y los elementos culturales de las sociedades
que los escritores intentan transmitir a través de sus escritos.
El objetivo planteado para la presente investigación es rescatar la identidad
cultural por medio de obra Los que se van de los autores Demetrio Aguilera
Malta, Enrique Gil Gilbert y Joaquín Gallegos Lara para lo cual, se identificaron
símbolos que distinguen a los montuvios y cholos. El diálogo de autores se
realizará con José de la Cuadra.
Se consideró oportuna la teoría sociocrítica de análisis e interpretación literaria
propuesta por Claude Duchet, la cual pretende entender cómo influye la
sociedad en la producción literaria y como dicha producción refleja esa
sociedad. Al respecto, Díaz (2008) argumenta que la sociocrítica se asume,
entonces, como una sociología del texto literario que destaca la importancia de
su origen y espesor social. Así, frente a una sociología tradicional que privilegia
el análisis de lo que ocurre en las instancias de producción, difusión y recepción
de la obra (pero que ignora lo que ocurre dentro de ella.
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La exploración sociocrítica de la literatura, junto con enfoques metodológicos
como la teoría propuesta por Duchet, nos invita a mirar más allá de las palabras
impresas en una página y adentrarnos en un mundo de significados entrelazados.
Al considerar mo la sociedad y el entorno influyen en la creación literaria, así
como en cómo esta a su vez refleja y comenta sobre la sociedad, emergen
perspectivas que enriquecen nuestra comprensión de la interconexión entre el
arte y la cultura. Esta aproximación nos recuerda que cada obra literaria es un
testimonio de su tiempo y un diálogo constante con la sociedad en la que nace.
A través de este enfoque, desbloqueamos la capacidad de ver más allá de las
páginas y apreciar las capas de contexto y significado que enriquecen la
experiencia de la lectura.
El objetivo, mostrar que toda creación artística es también una práctica social, y
por tanto una producción ideológica, precisamente en cuanto que es un proceso
estético, y no principalmente porque transmite tal o cual enunciado preformado,
dicho en otra parte por otras prácticas; porque representa o refleja tal o cual
"realidad". Es en la especificidad, incluso estética, la dimensión valorativa de los
textos, que la sociocrítica se esfuerza por leer esta presencia de las obras en el
mundo, a la que llama su sociabilidad. (Duchet, 1979)
Duchet (1979) manifiesta que el arte no es solo una práctica individual o aislada,
sino que trata de demostrar la relación de la naturaleza de las obras literarias con
el contexto social. Las creaciones artísticas son parte de una práctica social más
grande que refleja las normas, valores y creencias de una sociedad en un momento
determinado. Además, estas obras no solo transmiten un mensaje atractivo-lúdico,
comunican ideas y perspectivas ideológicas. Por lo tanto, el estudio de un texto
literario lleva al lector a conocer cuáles fueron las condiciones sociales de la época
en donde se produce dicha creación literaria, por eso para llegar a comprender el
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texto en su totalidad es necesario analizar los vestigios de la historia donde se
desenvuelve el escritor.
El punto de partida de Duchet consistió en la elaboración de una teoría
particular del texto, en la que se distinguen las categorías, interconectadas
entre en forma de rculos concéntricos, de "pre-texto", de "co-texto" y de
"socio-texto". El pre-texto sería la totalidad del mundo cultural existente en un
momento determinado, el vasto universo de objetos, imaginarios y formaciones
discursivas que constituyen la cultura global de una sociedad. Dentro de este
universo el autor de una obra literaria opera una selección particular que
constituye su co-texto, dentro del cual se inscribe, por así decirlo, su temática.
El socio-texto, por su parte, no sería más que el texto mismo en cuanto habitado
por el discurso social absorbido de su co-texto inmediato. (Díaz, 2008)
Estas tres categorías se adecuan de manera precisa al análisis de la obra Los que
se van, partiendo desde la perspectiva distintiva arraigada en las culturas Chola y
Montuvia. En este contexto, emerge la vívida conjunción de la interacción humano-
espiritual, hallando su expresión en la cotidianeidad de una comunidad
caracterizada por la coyuntura de cambios instaurados por la modernidad, los
cuales han incidido en la transformación de sus modos de vida.
Se cita: Escrita por Jesús gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert y Demetrio Aguilera
Malta, Los que se van fue leída repetidas veces por la crítica por su valor de
denuncia e intervención. Denuncia por lo que relataba, intervención por cómo lo
hacía. Un lenguaje crudo para relatar una realidad cruda fue la clave estética con
que se analizó el volumen de cuentos, una operación bien articulada con los
presupuestos del Grupo de Guayaquil, un colectivo de narradores conformado por
los tres escritores de Los que se van más Alfredo Diezcanseco y José de la Cuadra.
(Gómez, 2012)
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En una sociedad con aires de modernidad confundida en el concepto cultura y
perpetuada por la aculturación” los grupos étnicos ecuatorianos se ven
desplazados por el mismo proletariado que difunde a los como grupos símbolo
de vergüenza y sin educación los escritores del grupo de Guayaquil en
la búsqueda de conseguir que montuvio y el cholo “no se vaya” aportan a la
narrativa del país con una serie de ejemplares literarios que evidencia el valor
cultural de estos dos grupos el trabajo de aquellos autores es un recordatorio de
la influencia positiva que la literatura puede tener en la sociedad al promover la
comprensión intercultural, desafiar estereotipos y prejuicios, y preservar la
diversidad cultural.
Los autores de "Los que van" llevan a cabo una meticulosa selección de los
elementos inherentes a estas comunidades. En este punto crucial, las creencias,
tradiciones, normas, ideologías y valores adquieren significado en el contexto
denominado "Co-texto", tal como postula la teoría de Duchet. Aquí, estos
elementos se presentan como pilares fundamentales, los cuales modelan con
ímpetu la identidad, creencias y prácticas de la colectividad. Los rasgos culturales,
en su diversidad, pueden divergir notoriamente entre diferentes sociedades, si
bien es innegable que cada cultura es singular y puede albergar una amalgama
específica de estos componentes, así como otros que hallan su génesis en su marco
histórico, geográfico y social.
Por último, conviene resaltar que la producción literaria gestada por los escritores
Demetrio Aguilera Malta, Enrique Gil Gilbert y Joaquín Gallegos Lara no
meramente se erige como reflejo de las sociedades en las cuales forjaron sus
creaciones, sino que encarna elementos intrínsecos y distintivos de dichos entornos
culturales. En un análisis más profundo, se desentraña que la crítica social emerge
como un hilo conductor en sus obras, con especial énfasis en la narrativa de "Los
que se van".
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A través de esta obra, se abre una ventana hacia las realidades marcadas de los
pueblos. En esta narrativa, se logra vislumbrar la cruda esencia de los desafíos que
enfrentaban de manera recurrente en su entorno comunitario, subrayando así los
problemas estructurales, las tensiones sociales y las luchas interiores que
caracterizaban su existencia. De este modo, las palabras de estos escritores
devienen en testimonios cautivadores, dando voz a las voces silenciadas y
ofreciendo una perspectiva aguda sobre lo matices de las experiencias humanas en
contextos culturales específicos.
Se cita: Escrita por Jesús gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert y Demetrio Aguilera
Malta, Los que se van fue leída repetidas veces por la crítica por su valor de
denuncia e intervención. Denuncia por lo que relataba, intervención por cómo lo
hacía. Un lenguaje crudo para relatar una realidad cruda fue la clave estética con
que se analizó el volumen de cuentos, una operación bien articulada con los
presupuestos del Grupo de Guayaquil, un colectivo de narradores conformado por
los tres escritores de Los que se van más Alfredo Diezcanseco y José de la Cuadra.
(Gómez, 2012)
Nuevamente, el proceso de asimilación cultural de la población mestiza en la costa
ecuatoriana influye en la transformación de una sociedad que está recobrando y
valorando sus raíces autóctonas. Un análisis cuidadoso del idioma ha contribuido a
la depreciación del uso de las lenguas de los grupos culturales costeños. Desde esta
perspectiva, el estudio de "Los que se van" inmortaliza el lenguaje de estos
pueblos, preservándolo a lo largo de las páginas de la historia. El estudio de la obra
surge debido a la problemática actual que nace del pensamiento negativo de la
sociedad en relación a la apropiación de las definiciones “cholo” y montuvio
como agrupaciones culturales autóctonas del litoral de Ecuador.
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La real academia de la lengua española define el término cholo como el mestizaje
entre un europeo y un indígena. Real Academia Española, (2023). Partiendo de
esta concepción se puede decir que toda persona nacida en Ecuador es chola, sin
embargo, la sociedad ecuatoriana en un principio concedió la definición de cholo
al habitante de las zonas costeras que fundamental basa su economía en la pesca
artesanal. Y hoy en día el termino cholo es usado para referirse a alguna persona
o situación que no guarde un comportamiento de modales refinados, sino que más
bien es una persona descomplicada y a veces hasta despreciable que no encaja con
los estándares de los que se considera hoy agradable o bello.
Un caso similar es el que se atribuye al termino montuvio, esta palabra en
particular tuvo una reestructuración en sus escritura y definición. Montubio con b
es definido por la Real Academia española como una persona montaraz y grosera.
(Real Academia Española, 2023) sin embargo, tras una lucha de casi 10 años el
termino Montuvio con V fue instaurado en la misma entidad. Montuvio con V hace
referencia al campesino de la costa. Sin embargo, la sociedad actual responde a
la primera definición de montuvio con b sin conocer el cambio que tuvo, siendo
esta palabra un arma utilizada al referirse a una persona sin modales ni educación.
El agro litoral no es patrimonio exclusivo del montuvio, es su mayor poblador,
sin duda: pero ni siquiera las zonas montubias lo es en absoluto, ya que entre
los grandes ríos costeños habitan primitivas organizaciones negras y minúsculas
naciones indias, aparte de que los terrenos salados los ocupada la cholería. (de
la Cuadra, 2003, p. 856)
Cuadra (2003) expone el litoral del país como un territorio que alberga un rico
patrimonio cultural, en el cual varios actores, con su mera presencia, contribuyen
a la recreación de un elemento invaluable de Ecuador. Estos diversos grupos,
imbuidos de una rica historia y tradición, yacen sobre las tierras ecuatorianas,
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desempeñando actividades que enriquecen la apreciación de la cultura autóctona.
En este contexto, se hace evidente la coexistencia de subculturas dentro de la
cultura principal, donde cada individuo aporta su singularidad a la totalidad. Entre
las manifestaciones de este vasto legado cultural, se destaca la figura del "Cholo"
como un componente preeminente de las costas ecuatorianas. Los cholos
representan una mezcla única de influencias culturales, una fusión de lo indígena
y lo mestizo que ha dado lugar a una cultura vibrante y distintiva. Su presencia en
la región es fundamental para la comprensión de la cultura costeña y su
importancia en la construcción de la identidad ecuatoriana en su conjunto.
Por otro lado, Cuadra también habla del montuvio ecuatoriano, donde pone en
evidencia las reales características que definen a este pueblo. (Cuadra, 2003, p.
858) Describe su apariencia física como una persona de estatura mediana, con una
piel que varía entre morena oscura y un amarillo mate, cabello rizado o lacio
levemente crespo. Son personas trabajadoras que cumplen su jornada sin mayor
cansancio, acostumbradas al trabajo duro y honesto. Son hábiles jinetes, practican
la equitación con destreza, lo cual refleja la conexión que tienen con la
naturaleza, la tierra, la flora y la fauna.
El machete se hace presente con una extraordinaria habilidad, esta vez
representado como su arma en la batalla, acompañado de su poncho como escudo.
Son herramientas casuales de trabajo que se convierten en símbolos de vigorosidad
y respeto. Por último, se pone en evidencia su agilidad física y su experiencia en
el campo; para ellos, el campo es su patio de juegos, los árboles son resbaladeras
y la tierra su trampolín, demostrando así una vez más esa relación íntima con la
naturaleza.
De la Cuadra también habla de la mujer montubia, describiéndola de menor
estatura que el varón y de rostro impasible. Su figura entre la edad de quince años
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se caracteriza por caderas altas, senos pequeños y vientre hundido. Sus brazos son
rudos debido al trabajo constante. La mujer montubia no busca favores de un
hombre; está hecha para resistir y aportar al trabajo. Su jornada comienza en la
madrugada y termina al iniciar la caída del sol. Al igual que los hombres, ellas se
mantienen libres de la obesidad gracias a su trabajo constante y su alimentación
basada en productos saludables que les provee la tierra.
La identidad costera en la obra Los que se van.
El análisis literario de la obra “los que se van” evidencia los elementos culturales
de estos dos grupos étnicos. Lo que sin duda valoriza la identidad autóctona de los
habitantes del litoral ecuatoriano, por eso se considera a la obra como el objeto
de estudio del presente artículo con la finalidad de la apropiación de los términos
como fuentes que argumentan porque el Ecuador es un país multiétnico.
La obra Los que se van es la recopilación de 24 cuentos que narran situaciones que
manifiestan las vivencias, creencia, y tradiciones de cholo y el montuvio. Este
conjunto de textos narrativos fue escrito y publicado en 1930 por el grupo de
Guayaquil conformado por los escritores Joaquín Gallego Lara, Enrique Gil Gilbert
y Demetrio aguilera Malta, dicha agrupación surge para evidenciar la realidad
social que Vivian. Los integrantes del grupo de Guayaquil en su mayoría fueron
militantes que compartían un compromiso social en sus escritos donde reflejaban
su lucha por alcanzar los derechos humanos y justicia para sus compatriotas.
El grupo de Guayaquil fue una agrupación de escritores ecuatorianos de la
generación del treinta que promovieron el realismo social en la literatura. Alfredo
Pareja Diezcanseco uno de los integrantes de este movimiento narra el proceso de
fundación del grupo y cuáles eran los intereses que los movían a escribir. Los
integrantes del Grupo de Guayaquil fueron un grupo de militantes que luchaban
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por los derechos de los que eran reprimidos por la dictadura que atormentaba al
país.
Los adolescentes y niños que integrarían el Grupo de Guayaquil contemplaron
espantados la matanza de trabajadores. Es de suponer que, parcialmente cuando
menos, aquel hecho sangriento y bárbaro influyese en el espíritu de la literatura
ecuatoriana de los años treinta. El mayor de los cinco del grupo inicial, José de la
Cuadra, tenía diecinueve años; Aguilera Malta y Pareja Diezcanseco, catorce;
Gallegos Lara, once, y Gil Gilbert, apenas diez. (Diezcanseco, 1988, p. 692)
Los integrantes del Grupo de Guayaquil presenciaron la masacre de los
trabajadores ferroviarios que exigían en protesta mejores condiciones laborales en
general, sin embargo, bajo el gobierno José Luis Tamayo Terán los militares
silenciaron las voces de quienes reclamaron los justo, y toda esta inestabilidad
social surge el Grupo de Guayaquil que se alzó como un faro de esperanza y
resistencia. Su misión de dar voz a aquellos que habían sido silenciados por la
violencia y la represión gubernamental fue un acto valiente de desafío al régimen
opresivo de la época. A través de sus escritos y acciones, el grupo de Guayaquil se
convirtió en un contrapeso a la narrativa oficial y en un recordatorio de que la
verdad y la justicia no pueden ser ocultadas indefinidamente.
La historia de esta agrupación también nos plantea interrogantes importantes
sobre el poder y la responsabilidad de la literatura y la cultura en tiempos de crisis.
Los escritores y artistas tienen el poder de dar forma a la conciencia colectiva y
de inspirar el cambio social. En un momento en que la injusticia y la represión
prevalecían, estos intelectuales se levantaron para desafiar el estado y ofrecer
una visión alternativa de la realidad. Su legado invita a reflexionar sobre el papel
que desempeñan las artes y las letras en la lucha por un mundo más justo y
equitativo.
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La estructura de la obra se hace presente ocho cuentos de Enrique Gil Gilbert quien
pone en manifiesto la realidad del montuvio ecuatoriano, además, en sus escritos
evidencia las creencias de dicho pueblo.
Quien trate a Gil Gilbert sin haberle leído antes, acaso se imaginará que su obra
es risueña, transparente, rosadamente cristalina… Que en ella clarea el sol de la
mañana y esplende la noche en lunada… que en ella la vida -la vida conceptual
que ama la solemnidad de la mayúscula -enseña su aspecto más agradable.
(Cuadra, Gil Gilbert, El autor de la Yunga, 2003, p.782)
La obra de Gil Gilbert invita a explorar la dualidad de la existencia humana, a
reflexionar sobre la vida conceptual y a apreciar la solemnidad de las palabras. Al
hacerlo, nos embarcamos en un viaje literario que va más allá de la superficie y
nos lleva a descubrimientos inesperados y enriquecedores.
Por otro lado, Joaquín Gallegos Lara contribuye con la presentación de 8 cuentos
que muestran la bravura y el machismo del montuvio, al cual se le atribuye su
gallardía representada en el machete, herramienta que principalmente
desempeñaría el rol de símbolo de trabajo y que posteriormente seria la
protagonista de la violencia acompañada de la muerte. (Cuadra & Gallegos Lara,
El suscitador., 2003, p. 789)
José de la Cuadra, al referirse a Joaquín Gallegos Lara Manifiesta la estrecha
vinculación de este último con la vida rural. Gallegos Lara cabalgaba a lomos de
un corcel o navegaba en canoa a través de los montes y ríos. Compartía un lazo
íntimo con su comunidad y experimentaba una profunda conexión con la tierra;
vivía inmerso en ella, enriqueciéndose con el acervo de historias compartidas en
las noches, donde la calidez de la piel guardaba el espíritu montuvio.
Posteriormente, trasladaría esta vivencia a sus escritos, revelando así la
autenticidad de la existencia de los montuvios y su contribución a un conjunto de
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conocimientos arraigados en lo más profundo de su cultura. De este modo, Joaquín
Gallegos Lara se erige como un valiente intérprete de la realidad de estos
individuos, desvelando ante el mundo la genuina identidad montubia y su
pertenencia a un grupo que atesora saberes de gran profundidad.
En aporte Los que se van la producción literaria de Demetrio Aguilera Malta cuenta
ocho cuentos que relatan la viva del cholo pescador. Personaje caracterizado por
llevar una vida basada en las zonas costeras, donde relataran situaciones que
ponen al descubierto su viveza criolla.
El Cholo es un explotado como lo otros, si bien su organización tribal amortigua
como un muelle el golpe recibido. Mas, el peso de la explotación es sobre sus
hombros tan recio y tan fuerte como el que gravita sobre cualquier otro trabajador
de la costa. La tragedia de su vida parece menos acústica por que se desarrolla en
ese escenario donde la Naturaleza se ha engreído. En definitiva, es lo mismo que
en otra parte. (Cuadra, 2003)
La explotación que enfrentan los Cholos es un reflejo de una injusticia sistémica
que afecta a muchos trabajadores en todo el mundo. Su labor es esencial para la
economía y la vida cotidiana en la costa, pero, lamentablemente, a menudo no se
les reconoce ni se les recompensa adecuadamente por su trabajo. Este peso de la
explotación es un recordatorio de que la lucha por los derechos laborales y la
equidad es una batalla constante que atraviesa las fronteras culturales. a vida del
Cholo nos recuerda la importancia de mirar más allá de las apariencias y apreciar
la complejidad de la experiencia humana. Detrás de la fachada de un entorno
natural impresionante, hay individuos luchando por sus derechos y por una vida
mejor para ellos y sus comunidades. La belleza de la costa ecuatoriana no debe
ocultar las dificultades que enfrentan, sino más bien inspirarnos a apoyar sus
esfuerzos por un futuro más justo y equitativo.
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La obra es una clara manifestación de relatos de la vida cotidiana del cholo y el
montuvio que ponen en manifiesto el realismo social de la literatura ecuatoriana,
a lo largo de la obra se vivencia escenarios llenos de violencia, traición, crudeza y
exageración de las historias. También el texto muestra las supersticiones que se
desenvuelven en un pueblo y como el desarrollo del mismo repercute en las
decisiones de los integrantes de una comunidad. No se deja del lado también la
figura de la mujer como objeto de deseo inalcanzable que incitara al cometimiento
de situaciones atroces.
Por qué se va el montuvio. Los hombres ya no son los mismo. Ha cambiado el viejo
corazón de la raza morena enemiga del blanco. La victoria en el monte apaga el
amorfino. Tal un aguaje largo los arrastra el destino. Los montuvios se van abajo
del monte. (Lara, 1930)
Joaquín Gallegos Lara describe al montuvio como un individuo de linaje poético,
quien emprende una lucha constante por hacerse notar frente al opresor blanco.
Sus herramientas son el machete y la palabra; su corazón actúa como orador,
haciendo que las voces que buscan ser silenciadas resuenen con fuerza. Sin
embargo, en la sociedad actual, observamos la gradual desaparición del montuvio.
En un entorno donde la pertenencia a este grupo se percibe como un signo de
retroceso, muchas personas optan por adoptar las costumbres de los blancos en un
intento por encajar en una sociedad caracterizada por la modernidad y el
consumismo.
Lara induce a la reflexión enfocada a la transformación social y cultural de los
montuvios, habitantes rurales de la costa ecuatoriana, en un contexto de cambio
y conflicto. La partida de los montuvios simboliza un desvanecimiento de su
identidad arraigada y sus valores tradicionales. El antiguo espíritu resistente y
orgulloso de la raza morena, caracterizada por su enemistad con los blancos, se ha
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modificado debido a circunstancias cambiantes. La imagen de "los montuvios se
van p abajo del monte" sugiere una partida en declive, y evoca el desplazamiento
físico y simbólico. La pérdida de la identidad ancestral y la adaptación a un nuevo
orden, ilustrando los desafíos al enfrentar un destino incierto en busca de mejores
condiciones.
La Herencia Cultural de los Montuvios: Leyendas y Tradiciones en la Vida
Cotidiana.
En lo profundo de las raíces del pueblo montuvio yace un intrincado tejido de
creencias, y supersticiones que han sido transmitidos de generación en generación.
Estas creencias han enriquecido la cultura e identidad de la comunidad,
infundiendo en cada aspecto de la vida diaria una mezcla de misterio y respeto
por lo desconocido. “Los que se van” muestra un recorrido desentrañando las
narrativas que han dado forma a la mentalidad del pueblo campesino, iluminando
la forma en que enfrentan los desafíos de la vida, la muerte y todo lo que yace
entre ambos. Enrique Gil Gilbert deja ver en su narrativa destellos de la creencia
de los no bautizados y como estos encuentran un destino marcado por la maldad.
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En las zonas campestres durante la época de los años treinta existía la creencia
que a los niños que no hubieran recibido un bautismo cristiano seria gritado por la
lechuza, animal que se consideran como brujas, Actualmente, la creencia a duras
penas se conserva en la zona urbana, se escucha y se cuenta como anécdota con
un sentido más enfocada más a la burla, sin embargo, en lugares campestres puede
hallarse viva dicha creencia. La lechuza, asociada con las brujas y los seres
sobrenaturales, se convierte en un símbolo poderoso dentro de este contexto. La
narrativa de que la lechuza perseguiría a los niños sin bautizar puede entenderse
como una forma simbólica de transmitir la importancia del bautismo y la entrada
en la comunidad religiosa. Además, esta creencia también podría haber tenido la
función de reforzar la cohesión social en las zonas campesinas, incentivando la
participación en prácticas religiosas y la asistencia a rituales como el bautismo.
El Malo.
¿Malo? ¿Y qué sería eso? A los que les grita la
lechuza antes de que los lleven a la pila, son malos...
¡Y a él dizque le había gritado!
Pero nadie se reía con él.
No te ajustes con el Leopoldo había oído que le
decían a los otros chicos. ¡No te ajustes con ese
que malo!
Y ahora le había sonreído su hermanito. ¡Y dizque
los chiquitos son angelitos!
¡Guio! ¡Güio!
Y saltaba y más saltaba a su alrededor. De repente se
paró. (Gilbert, 1930)
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En los rincones s oscuros de la naturaleza humana, a un tema intrigante y
perturbador: el deseo que lleva al mal. Enrique Gilbert demuestra esta premisa
desde un enfoque relacionado con obsesión del hombre hacia la mujer, y cómo
esta pasión puede desembocar en terrenos malignos.
Este un personaje creado por Gilbert es una figura tica que se asocia con el
deseo y la maldad. Puede representar un elemento de intriga o peligro en la
narrativa de “Los que se van” metafóricamente hablando el autor lo nombra
“descabezao” es decir sin cabeza, para referirse a él como un sujeto que no tiene
razonamiento sobre la cosa que hace, la figura de "Juan del diablo" podría encarnar
el lado oscuro de los anhelos humanos, que a menudo pueden llevar a acciones
negativas o destructivas. Asociada su aparición con el sonido que emitían las
valdivias, un tipo de Alcón que custodiaba las sábanas. Al personaje se le atribuye
el misticismo que llevaba también la conocida viuda del tamarindo, espectro
fantasmagórico con apariencia de mujer que solía rondar los árboles de tamarindo
llorando la muerte de su esposo.
Estos personajes presentes en la obra podrían reflejar la interconexión entre los
seres humanos, la naturaleza y lo divino, acomo los deseos maliciosos pueden
perturbar la armonía y cómo la comunidad podría tener creencias en la
“Juan del diablo” …
Como el descabezao... Los caballos de la sabana…
La viuda del tamarindo… La de la canoíta…Así…
Evocación del tiempo viejo, pero realidad era como
decir muerte.
…Cuando gritaban la valdivia era seguro que Juan
del diablo aparecía. Gilbert, Juan del Diablo, (1930)
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importancia de controlar y equilibrar esos deseos para mantener la integridad de
su cultura y entorno.
La salvaje.
(Lara, La Salvaje, 1930, p. 235) La "Salvaje" es un personaje ficticio proveniente
de una leyenda del pueblo Montuvio, la cual ha sido descrita por Joaquín Gallegos
Lara. como figura mitológica que se presenta como una mujer de una figura esbelta
y un abundante vello corporal, características que atraían a los hombres hacia el
bosque con el propósito de entablar relaciones sexuales, para luego segar sus vidas
de manera trágica. Según la leyenda, todos aquellos que caían bajo su hechizo se
convertían en sus esposos temporales, y aquellos hombres seducidos por el placer
se aventuraban en la frondosa sabana y nunca regresaban.
Uno de estos valientes, conocido como Viviño, era un hombre intrépido que no
temía a nada, ni a los vivos ni a los muertos. Las historias locales no eran más que
palabras para él, e incluso había experimentado lo que significaba privar a alguien
de la vida sin experimentar el más mínimo remordimiento. Viviño, impulsado por
su ambición y deseo de desafiar la leyenda, se aventuró profundamente en la selva
en busca de la misteriosa Salvaje. Sin embargo, su valentía lo llevó cada vez más
lejos en su travesía.
A pesar de momentos en los que consideró darse por vencido en su búsqueda,
Viviño finalmente se encontró frente a la Salvaje. Fue en ese instante que ella lo
tomó, y cuando Viviño fue testigo de la realidad de la Salvaje, lamentablemente,
ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. La criatura consumió su vida con
la misma pasión que había despertado en él, y así llegó a su fin, con el deseo que
permaneció hasta su último suspiro.
287
Esta leyenda, narrada por Joaquín Gallegos Lara, muestra cómo las historias
populares pueden contener elementos de peligro y deseo que pueden llevar a las
personas a desafiar lo desconocido. La historia de Viviño advierte sobre los peligros
de la ambición y el poder del deseo, así como sobre la fascinación y el misterio
que pueden rodear a las leyendas locales. Es un recordatorio de que en la vida, a
menudo, nuestros impulsos más profundos pueden llevarnos por caminos
inesperados y, a veces, hacia consecuencias trágicas.
Los madereros
Liberato y Carlos, dos avezados montuvios dedicados al noble oficio de madereros,
se hallaban inmersos en la densidad del bosque, entregados a su labor, cuando
comenzaron a reflexionar sobre la posibilidad de que la enigmática "viuda del
Tamarindo" pudiera resentirse por su decisión de llevarse madera de aquel paraje
para entregársela a otra dama viuda. Fue en ese momento que sus conversaciones
derivaron hacia las leyendas que circundaban los oscuros recovecos de aquel
bosque.
Entre las muchas narraciones que compartieron, destacaban dos figuras
misteriosas: la ya mencionada "viuda del Tamarindo" y el temido "Tigre". La
leyenda atribuía al "Tigre" el poder de llevarse a aquellos que lo temieran,
llamándolos por sus nombres, mientras que se decía que era la "viuda" quien
pronunciaba esos nombres, siendo el felino quien ejecutaba su sombría voluntad
al atrapar a sus víctimas entre sus colmillos.
Durante su faena, se toparon con un murciélago al que atribuyeron la creencia de
ser vampiros. Decidieron capturarlo, inmovilizándolo con cuidado sujetándolo por
ambas alas. Liberato, en un acto impulsivo, ofreció su cigarrillo al animal, pero
Carlos, sobresaltado, le advirtió que compartir un cigarro con un vampiro que ya
había sido fumado anteriormente atraería la desgracia al primero que lo había
288
tocado. Alarmado por la situación, Liberato tomó la peculiar decisión de orinar
sobre el murciélago, pues se creía que este acto desafiante contrarrestaba la
maldición.
El temor comenzó a cernirse sobre estos dos intrépidos madereros, pues se
encontraban en un bosque donde la realidad y la fantasía se entrelazaban de
manera inquietante. Para ellos, las leyendas eran más que simples cuentos; eran
verdades inmutables. Fue entonces cuando a Liberato le asaltó la inquietante idea
de que el "Tigre" vendría por él. Reuniendo su valentía, decidió esperar a la
misteriosa criatura en lo s espeso del bosque, armado de valor y un afilado palo,
dispuesto a enfrentarla. No obstante, el miedo latía en su interior, alimentando la
idea de que aquel felino lo acecharía, pues se decía que quien le temía, seguía sus
huellas.
Finalmente, la criatura se manifestó ante él, intentando abalanzarse sobre su
presa. Sin embargo, la astucia y agilidad de Liberato le permitieron esquivar al
torpe felino en tres ocasiones, hasta que finalmente logró enfrentarlo en una
cruenta batalla. El corazón le latía desbocado, pero su valentía prevaleció, y al
cabo de la lucha, venció al animal. Luego, cargó el cuerpo del tigre sobre su caballo
y regresó a encontrarse con su compañero.
Al observar el cadáver del animal, Carlos no pudo evitar pensar que Liberato era
un auténtico montuvio de tiempos pasados.
(Lara, Los Madereros, 1930, p.157) El relato de los madereros enriquece nuestra
comprensión sobre la ocupación laboral de los montuvios del litoral ecuatoriano,
cuya labor consistía en la recolección de madera en los densos bosques que
albergaban una abundante carga de leyendas dentro de la comunidad. Se les
atribuye a estos campesinos montuvios la valentía de emprender trabajos de gran
desgaste físico, como se evidencia en esta narrativa. Además, enriquecen sus vidas
289
con historias vivas de personajes míticos que perturbaban las mentes de quienes
vivieron esta realidad.
Figuras como la "viuda del tamarindo," "El Tigre," y "Los vampiros," son criaturas
mitológicas que, aunque forman parte de las creencias arraigadas en el pueblo
montuvio, ponen de manifiesto el compromiso de esta comunidad por preservar
sus tradiciones. Este compromiso se refleja en los procedimientos que empleaban
para liberarse de las maldiciones y preservar su identidad cultural. Estas leyendas
no eran simples cuentos; eran una parte vital de la identidad montuvia. A través
de ellas, se transmitían valores, creencias y prácticas que unían a la comunidad.
Además, las historias de cómo enfrentaban y contrarrestaban las maldiciones
reflejan el profundo respeto por las tradiciones y la voluntad de mantenerlas vivas.
En la sociedad moderna, donde la globalización y la tecnología pueden erosionar
las culturas locales, es esencial valorar y preservar estas tradiciones y leyendas.
Nos recuerdan que la riqueza de una comunidad no solo se encuentra en su historia
y su folklore, sino también en la manera en que estas influencian su identidad y su
percepción del mundo.
La mujer como símbolo de deseo y discordia.
El rico vagaje cultural de los pueblos Cholo y Montuvio está tejido con mitos,
símbolos y tradiciones que reflejan las complejidades y tensiones inherentes del
deseo humano. En este contexto, la figura femenina se convierte en un poderoso
símbolo de deseo y discordia. Los escritores de “Los que se van “A través de una
narración poética y evocadora, exploran cómo las mujeres encarnan no solo la
atracción y el deseo, sino también fuentes de tensión y conflicto en esta cultura.
290
Esta escena plasmada en el relato de Malta está llena de conflictos emocionales
causados por la pasión de un hombre hacia una mujer, Nerea. Refleja la
complejidad de las relaciones humanas y como el hombre en busca de conseguir
lo que desea puede ser empujado hacia la maldad. Estos sentimientos no son más
que consecuencias inevitables de los actos humanos.
El cholo descrito como un hombre apasionado, lleno de hombría, que desemboca
en la sumisión de las emociones. El cholo apasionado puede ser visto como alguien
que se involucra profundamente en sus emociones y relaciones, lo que puede llevar
a conexiones emocionales intensas y significativas con las personas que le rodean.
La idea de que este personaje vea a la mujer como un trofeo inaccesible para los
demás se explica por el hecho de que valora y respeta a las mujeres como personas
importantes en su vida.
Al subir el aguaje.
El cholo del tribón
Te vi acercarte a la orilla. Te vi hundir en el agua tu
prieto cuerpo y pechiche. Te vi coger besucadas de
espumas en la mano…El también bajó. Y el también
tembló.
Yo incendiaba la noche con la llamarada de mi odio.
NEREA. - ¡Cállate!
MELQUIADES. - Salté de mi canoa. Sembré de
espumas el arpón de mi rabia. Hice rudio. Un ruido
extraño que me asustó a mí mismo. Ustedes gritaron
“¡El tribon! ¡El tribon!
NEREA. - Por Dios ¡Cállate!
MELQUIADES.- Er quiso uir. Pero er mar con sus
dedos de olas le apretó todo el cuerpo. Y fue mió. Y
ar no vorver er más nunca a la vida, fuiste mía tu
también. Malta, El cholo del tribón, pag.109, (1930)
291
Manflor era el término utilizado para describir a una mujer con rasgos y
comportamientos que se asemejaban a los de un hombre. Así se referían a Zoila,
un personaje que encarnaba estas características. En cierto día, mientras Zoila
estaba lavando ropa en el río, cerca de la casa de Cucucho, este hombre comenzó
a mostrar un interés particular por ella, aunque Zoila aún no había captado sus
intenciones.
Después de un rato, Cucucho soltó el bote en el que se encontraba la Manflor y
subió a bordo con ella, tratando de forzar su voluntad sobre ella. Sin embargo,
Zoila se resistió al abuso y luchó con determinación. Cucucho argumentaba que la
quería, pero ella le respondió que simplemente se estaba burlando de él. A pesar
de los intentos de Cucucho por tomarla a la fuerza, los fuertes brazos de la Manflor
no cedieron ante su agresión. El hombre no logró avanzar y le preguntó si su
desinterés se debía a que a ella le gustaban las mujeres. Zoila confirmó que así
era y que eso no era asunto suyo.
La Manflor propuso entonces un acuerdo: si Cucucho lograba vencerla en un
combate, ella sería completamente suya, pero si él perdía, se comprometería a
nunca más molestarla. Cucucho aceptó el desafío, y ambos se enfrascaron en una
lucha con machetes hasta el agotamiento. Finalmente, la Manflor emergió como
la vencedora, tal como había acordado con el hombre. el hombre frustrado vio
como Manflor se marchaba de su propiedad, sabiendo que ella no volvería jamás
por que a ella no le gustan los hombres sino las mujeres. (Lara J. G., Al subir el
aguaje, 1930, pág. 189)
La historia de Zoila, conocida como la "Manflor," permite la reflexión sobre la
importancia de la identidad y el respeto por la diversidad en las sociedades. En
este relato Gallegos Lara se atreve a mostrar cómo una mujer que desafiaba las
292
normas de género de su época enfrentó la adversidad y defendió su identidad con
valentía y determinación.
En un mundo en el que la diversidad de género y la igualdad de derechos siguen
siendo temas importantes, la historia de Zoila, la Manflor, también insta a ser
aliados y defensores de las personas que enfrentan discriminación y prejuicios
debido a su identidad de género u orientación sexual. Es importante tener en
cuenta que cada persona tiene un papel que desempeñar en la promoción de la
inclusión y la igualdad, y se debe está dispuesto a alzar la voz y apoyar a quienes
luchan por sus derechos y su identidad.
Una característica a recatar de estos relatos es el machismo de los pueblos
“Cholos” una sociedad regida por varones que buscaban imponerse ante la mujer
pisoteando sus derechos, esto no ocurría en toda zona, sin embargo, es
evidenciado en la obra como un elemento s de la cholería. El machismo,
lamentablemente, ha sido una realidad en muchas culturas a lo largo de la historia
y sigue siendo un problema en algunas comunidades en la actualidad. Se manifiesta
a través de la desigualdad de género, la discriminación, la violencia de género y la
limitación de las oportunidades para las mujeres.
Cholos y Montuvios, el machete impone ley.
Los montuvios, habitantes de las regiones rurales de América Latina, han forjado
una vida y una identidad profundamente arraigadas en la tierra y sus recursos
naturales. El machete, una herramienta agrícola tradicional, se convierte en un
símbolo poderoso de la autoridad, la resistencia y la conexión con la tierra.
Explorar cómo el machete impone ley es una característica presente en el mundo
293
de “los que se van” donde montuvio permite adentrarse en su historia, sus valores
y su forma única de entender y moldear su entorno.
El escritor narra la batalla campal entre dos hombres que quieren hacer respetar
lo suyo, la causa de este enfrentamiento es otra vez una mujer, dibujada por autor
como el trofeo merecedor a quien desenvaine mejor el arma. El enfrentamiento,
cargado de simbolismo, refleja la idea de que el machete no solo es un instrumento
de trabajo, sino también un medio para demostrar valentía y demostrar el dominio
sobre situaciones y rivales.
En el entorno rural montuvio, donde la vida está intrincadamente ligada a la tierra
y a las actividades agrícolas, el machete se convierte en una extensión de la
identidad del hombre. Sin embargo, detrás de esta lucha por la supremacía, se
vislumbra un reflejo de las complejidades de las relaciones de género y los valores
culturalmente arraigados. El machete encarna la idea de que aquellos que pueden
manejarlo hábilmente también pueden controlar y generar respeto en la sociedad.
El machete refuerza el sentido del orden y la disciplina y asegura la observancia
de las normas y valores sociales. Su presencia crea una sensación de seguridad y
Un choque. A tajos gigantes. Amenazando ya la
frente, ya los pies. Alzándose, bajándose,
engañándose; siempre agiles a pesar del peso.
Canción de acero. Del músculo de caucho. Canción
de los senos de ella, broncíneos y veteados de
violeta, terminados en punta palo-rosa.
La chispa en la sombra. El sudor chorreando y
mezclándose al vértigo como un tibio claro de jora
que nublase la cabeza. (Lara, Er si, ella no (1930), p. 59,)
294
protección que ayuda a crear un ambiente de relaciones humanas basado en la
autoridad y el respeto.
La narrativa de "Los que se van" nos lleva a cuestionar las raíces de la violencia y
cómo esta se convierte en una parte integral de la identidad de los personajes
rurales. La obra plantea la pregunta de si es posible romper este ciclo de violencia
y encontrar la redención. La ausencia de escape y redención en la historia enfatiza
la desesperanza que enfrentan estos personajes, atrapados en un sistema que
parece inmutable. los procedimientos estéticos toman un papel crucial, ya que la
estética del machete no solo se limita a su apariencia física, sino que se convierte
en una manifestación de las dinámicas sociales y políticas de la comunidad rural.
La elección de utilizar el machete como un elemento recurrente en la narrativa se
Facundo Gómez en su trabajo “Ecuador violento: Los que se van y la
estética del machete pone en manifiesto lo siguiente: De este modo,
el machete no es solo operación formal sino un significante con el
que los personajes resuelven situaciones problemáticas de una
forma siempre violenta. Es en esta instancia en la que los
procedimientos estéticos cobran una significación política. En el
trabajo con el machete la poética de Los que se van se torna
intervención pública: el machete, herramienta del montuvio
ecuatoriano, deviene en los cuentos una simple arma; los montuvios,
sujetos brutales y asesinos. Sin escape, sin redención, el fatalismo
condensado en el machete enuncia una imposibilidad central: la del
hombre rural ecuatoriano de despojarse de una violencia social que
es el único sistema que vincula, relaciona y organiza a los sujetos.
(Gómez, Ecuador violento: Los que se van y la estética del machete,
2012)
295
convierte en una declaración pública, una intervención que busca llamar la
atención sobre la violencia arraigada en la sociedad rural ecuatoriana.
Aunque evidentemente que el machete es un símbolo representado
mayoritariamente en las zonas campestres herramienta propia del Montuvio del
litoral. También se atribuye al Cholo siempre a representado una extensión de su
trabajo, el machete adquiere un valor aún más profundo. La pesca, una actividad
esencial para muchas comunidades costeras, a menudo implica desafíos y peligros
en alta mar. En este contexto, el machete se convierte en una herramienta de
supervivencia y en un símbolo de valentía. Los pescadores confían en él para
enfrentar situaciones difíciles y para protegerse a mismos y a sus seres queridos.
Es, en esencia, su arma contra los peligros del océano y su conexión con la tradición
y la herencia cultural de los cholos pescadores.
Discusión.
Es notable el aporte de la obra "Los que se van" para los lectores, ya que promueve
el conocimiento y la aceptación de las culturas que, quizás en la actualidad, se
ven opacadas o modificadas por la inevitable marcha de la modernidad. Estas
culturas representan un estilo de vida menos complejo y más arraigado a la
naturaleza, en el cual los individuos practican tradiciones y creencias que han
dejado una huella significativa en la historia de sus respectivos pueblos.
El reconocimiento de uno mismo como "Cholo" o "Montuvio" es una parte esencial
de la apropiación cultural y la aceptación de las raíces autóctonas. No obstante,
en la sociedad actual, la redefinición de estos términos ha llevado a menudo a la
desvalorización de las comunidades del litoral ecuatoriano. La modernidad ha
desencadenado la percepción de que ser "cholo" es sinónimo de pobreza, fealdad
e incomodidad, y que no encaja en los estándares estéticos impuestos por la
296
sociedad contemporánea. Incluso prácticas tan cotidianas como la elección de
alimentos, la vestimenta o el lenguaje se ven afectadas por esta perspectiva.
El acto de alimentarse con comidas típicas hogareñas en lugar de recurrir a
restaurantes a menudo conlleva una connotación negativa de ser "cholo", sin
reconocer el valor cultural que estas elecciones implican. Similarmente, la
elección de vestirse con ropa común en lugar de prendas de diseñadores famosos
se interpreta como una falta de adaptación a las tendencias actuales. Además, el
uso del lenguaje vernáculo en lugar de extranjerismos o adaptaciones para parecer
"cool" se considera menos aceptable en la sociedad moderna. En este contexto,
ser "cholo" se ha convertido en sinónimo de vergüenza en una sociedad que da gran
importancia a la apariencia y las tendencias estéticas. Sin embargo, es esencial
reconocer que el progreso y el avance tecnológico son cruciales para el desarrollo
de una nación, pero esto no debe llevar a la pérdida de la identidad de los pueblos
que han sentado las bases de un estilo de vida armonioso con la naturaleza.
El término "Montuvio", por otro lado, se ha utilizado erróneamente para referirse
a individuos sin educación, modales o valores. Lamentablemente, gran parte de la
población utiliza este término de manera despectiva sin comprender su verdadero
significado y valor. Esto lleva a la percepción de que ser "montuvio" es sinónimo
de involución y resistencia al cambio en una sociedad que busca adoptar
costumbres y tradiciones extranjeras.
Como bien afirmó Joaquín Gallegos Lara: "Por qué se va el montuvio. Los hombres
ya no son los mismos. Ha cambiado el viejo corazón de la raza morena enemiga
del blanco". Las sociedades evolucionan y, en ocasiones, abandonan sus raíces en
busca de un lugar entre las culturas dominantes, olvidando sus propias historias y
tradiciones.
297
Escritores como José de la Cuadra, Alfredo Pareja Diezcanseco, Joaquín Gallegos
Lara, Demetrio Aguilera Malta y Enrique Gil Gilbert jugaron un papel fundamental
al prever esta situación y utilizaron sus obras para inmortalizar las memorias
culturales. Sus escritos sirven como un medio para rescatar la identidad cultural y
fomentar una comprensión más profunda de la historia nacional. Analizar estas
obras es esencial para recuperar una identidad que sigue latente en los corazones
de los ecuatorianos y para comprender la historia de la nación en su totalidad.
El reflejo de los pueblos en lo que reconocemos como cultural puede desaparecer
e incluso ser reemplazado por culturas anglosajonas que es lo que más se evidencia
en las regiones del Ecuador. Sin duda alguna es importa recuperar la valorización
de los pueblos que n se hallan en menor medida y que por cómo son, se les
excluye o discrimina.
2. CONCLUSIÓNES
La obra Los que se van de los autores Demetrio Aguilera Malta, Enrique Gil Gilbert
y Joaquín Gallegos Lara se erige como un vehículo significativo para el
reconocimiento y la recuperación de la identidad cultural, específicamente
relacionada con la comunidad de los Cholos y Montuvios. Este logro se fundamenta
en la abundante presencia de elementos culturales intrínsecos a dichas
comunidades, manifestados a través de una colección de 24 cuentos que arrojan
luz sobre la vida de estas poblaciones. Además, la obra aborda un contexto
sociocultural y político que facilita el análisis de la fundación del grupo literario
en Guayaquil y cómo sus intereses fueron catalizados hacia la creación de una
literatura imbuida en el paradigma del realismo social.
La investigación de esta obra conlleva una amplia gama de beneficios, entre los
cuales se destaca la capacidad de estimular una respuesta emocional en el lector
298
y de proporcionar una inmersión en el estado emocional de los escritores durante
la producción de la obra.
Un aspecto sobresaliente de Los que se van es su habilidad para retratar de manera
auténtica y fiel la vida de los Cholos y Montuvios. Los autores profundizan en la
cotidianidad de estas comunidades, capturando sus respectivas luchas, alegrías,
tristezas y aspiraciones. A través de una prosa minuciosamente construida y
narrativas emotivas, los escritores consiguen transmitir de manera vida la
esencia inherente de estas culturas, otorgándoles una presencia literaria que
previamente había sido marginada.
Además, la obra ejemplifica cómo la literatura puede actuar como un reflejo fiel
de la sociedad en la que se encuentra inmersa. A través de los cuentos, se reflejan
las problemáticas, las injusticias y los conflictos que enfrentaban los ecuatorianos
de la época. Los autores aprovechan la narrativa como instrumento para exponer
cuestiones fundamentales tales como la disparidad socioeconómica, la explotación
laboral y la discriminación racial. Este enfoque en el realismo social no solo agrega
profundidad y autenticidad a la obra, sino que también subraya la relevancia de la
literatura como una herramienta poderosa para fomentar la conciencia social y
denunciar inequidades sistémicas.
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