[1] Facultad de Ingeniería, Industria y Arquitectura. Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM). Manta, Ecuador.
Autor para correspondencia: antonio.zavala@uleam.edu.ec
En el marco de la sociedad contemporánea del conocimiento,
caracterizada por la velocidad del cambio, complejidad de
disrupciones globales y toma de decisiones basadas en
evidencia científica, la ciencia se ha reafirmado como motor
de soluciones transformadoras de la sociedad. Pero esta
transformación solo es posible cuando el conocimiento
científico generado no permanece en espacios cerrados, sino
que se comparte, aplica y se mejora. Este conocimiento,
entendido como un bien público global, alcanza el proceso
transformador cuando circula fuera del entorno académico,
y permite conectar con los desafíos reales de la sociedad. En
este sentido, las revistas científicas cumplen su rol
protagónico como agentes de democratización del
conocimiento.
Históricamente, las revistas científicas han sido pilares para
el avance del conocimiento, garantizando la calidad
metodológica, certificando la autoría, y fomentando el
diálogo entre pares especialistas. Las revistas desempeñan
un papel primordial en este ecosistema, al constituirse como
la plataforma para la validación, preservación y difusión de
la investigación académica. Su contribución al conocimiento
científico no es discutible, han pasado de ser simples
repositorios de publicaciones, a constituirse en
infraestructuras críticas de la ciencia, tecnología e
innovación.
No obstante, el impacto efectivo de las revistas científicas
depende por completo de la capacidad de ser accesible, útiles
y epistemológicamente inclusivas. Su arquitectura
tradicional de difusión, caracterizada por la exclusión de
públicos no especializados, se ha convertido en una barrera
persistente. Las revistas científicas deben ser plataformas de
movilización de conocimiento orientadas al beneficio
colectivo, e integrando tres dimensiones fundamentales: 1)
acceso abierto y multiformato; 2) conexión con políticas
públicas y actores sociales reales; y 3) innovación editorial
con inclusión saberes.
In the context of the contemporary knowledge society,
characterized by rapid change, the complexity of global
disruptions and decision-making based on scientific
evidence, science has reaffirmed itself as the driving force
behind solutions that transform society. But this
transformation is only possible when the scientific
knowledge generated does not remain in closed spaces, but
is shared, applied and improved. This knowledge,
understood as a global public good, achieves the
transformative process when it circulates outside the
academic environment, and makes it possible to connect with
the real challenges of society. In this sense, scientific
journals fulfill their leading role as agents for the
democratization of knowledge.
Historically, scientific journals have been pillars for the
advancement of knowledge, guaranteeing methodological
quality, certifying authorship, and fostering dialogue
between peer specialists. Journals play an essential role in
this ecosystem, constituting the platform for the validation,
preservation and dissemination of academic research. Their
contribution to scientific knowledge is not debatable; they
have gone from being simple repositories of publications to
become critical infrastructures of science, technology and
innovation.
However, the effective impact of scientific journals depends
entirely on their ability to be accessible, useful and
epistemologically inclusive. Their traditional dissemination
architecture, characterized by the exclusion of non-
specialized audiences, has become a persistent barrier.
Scientific journals should be platforms for knowledge
mobilization oriented to collective benefit, and integrating
three fundamental dimensions: 1) open access and
multiformat; 2) connection with public policies and real
social actors; and 3) editorial innovation with knowledge
inclusion.