1. Introducción
La primera fábrica comercial de conservas se estableció en
Inglaterra en 1813, marcando el inicio de una revolución en
la preservación de alimentos a través del enlatado. Según
Pérez, Falcón y Domínguez (2021), los primeros alimentos
enlatados en los años 1800-1850 incluían ostras, carnes,
frutas y verduras, lo que permitió una mayor durabilidad y
distribución de productos perecederos. Para la década de
1830, las latas de estaño decoradas comenzaron a
generalizarse, inicialmente con galletas y pasteles, antes de
expandirse a otros alimentos.
El proceso de enlatado evolucionó significativamente con la
patente de Allan Taylor en 1847 para la primera máquina que
sellaba extremos de latas cilíndricas, lo cual fue crucial para
la industrialización del proceso. Rodríguez (2019) destaca
que en 1875 se introdujo la lata cónica, una innovación
adoptada ampliamente para enlatar carne y sardinas,
mientras que la década de 1880 marcó la aparición de la
primera máquina automática para la producción de latas,
transformando aún más la industria.
El siglo XX trajo consigo nuevas innovaciones en el
envasado. En 1909, el enlatado de atún comenzó en la costa
oeste de los Estados Unidos, seguido en 1914 por la
implementación de hornos continuos para secar la tinta en
hojalata. Bayer revolucionó el mercado en 1917 con las latas
de bolsillo para aspirinas, y ese mismo año marcó el debut
de las latas de café con aberturas claves. La década de 1920
fue testigo del desarrollo del spam en 1926 y cinco años más
tarde, la invención del abrelatas eléctrico. En 1935, Krueger
lanzó al mercado la primera lata de cerveza, transformando
el consumo de bebidas enlatadas (Rodríguez, 2019).
La conservación de alimentos ha sido un campo en constante
evolución, con avances significativos en tecnología y
métodos de procesamiento. Barbosa-Cánovas, Juliano, Peleg
y Swanson (2003) discuten cómo los campos eléctricos
pulsados han revolucionado la conservación de alimentos,
ofreciendo métodos más eficientes y seguros. Además, la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura (FAO) subraya la importancia de reducir las
pérdidas y desperdicios de alimentos a nivel global para
mejorar la seguridad alimentaria (FAO, 2019).
La importancia del empaque adecuado y la tecnología de
conservación de alimentos no puede ser subestimada. Pérez
(2014) y Robertson (2012) señalan que el empaque no solo
protege los alimentos de la contaminación y el deterioro, sino
que también juega un papel crucial en la extensión de la vida
útil y la reducción de desperdicios. Toledo (2007) ofrece una
visión detallada de los fundamentos de la ingeniería de
procesos alimentarios, destacando la necesidad de
tecnologías avanzadas para garantizar la calidad y seguridad
de los productos.
El proceso de doble cierre en el envase metálico 307 y la
máquina cerradora FR 400 juegan un papel crucial en la
industria de envasado, asegurando la integridad del envase y
su contenido. Un aspecto crítico que influye en el éxito del
proceso es la temperatura durante el cierre, ya que afecta
directamente la formación del sello hermético y, por ende, la
vida útil del producto. Viteri (2021) investiga el impacto de
la temperatura en el sellado hermético de envases metálicos,
proporcionando información valiosa sobre cómo optimizar
este proceso. Además, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) destaca la importancia de la correcta conservación de
alimentos para prevenir enfermedades transmitidas por
alimentos, subrayando la necesidad de métodos eficientes y
seguros en el procesamiento y empaque (World Health
Organization, 2015).
El objetivo de este estudio es analizar la incidencia de la
temperatura durante el doble cierre en el envase metálico 307
utilizando la máquina cerradora FR 400. Para alcanzar este
objetivo, se plantean las siguientes preguntas de
investigación:
¿Cómo varía la calidad del doble cierre con diferentes
temperaturas de operación?
¿Qué temperatura optimiza la formación del sello hermético
en el envase metálico 307?
¿Cuál es el impacto de las variaciones de temperatura en la
durabilidad y seguridad del producto envasado?
2. Background
La hermeticidad en conservas de envases metálicos es un
aspecto fundamental que garantiza la calidad, seguridad y
longevidad de los productos alimenticios envasados. Este
proceso es esencial para preservar las propiedades
organolépticas, nutricionales y microbiológicas de los
alimentos, asegurando que lleguen en óptimas condiciones
al consumidor final. La hermeticidad en los envases
metálicos se logra a través del doble cierre, un mecanismo
que debe ser ejecutado con precisión para evitar la
contaminación y prolongar la vida útil del producto. Los
principales conceptos se analizan a continuación.
Máquina Cerradora
Es un equipo utilizado en el proceso de envasado de
productos, particularmente en la industria alimentaria. Su
función principal es asegurar que las tapas de los envases
metálicos se cierren herméticamente, garantizando la
seguridad y calidad del contenido al evitar la entrada de
contaminantes y el escape de productos. La correcta
operación de una cerradora implica un ajuste preciso de los
parámetros de cierre y un mantenimiento regular para
asegurar un rendimiento óptimo y duradero (Brody & Lord,
2008).