1. Introducción
El mantenimiento programado en la industria pesquera
representa un desafío global. Mientras las organizaciones
priorizan la productividad y calidad, su implementación
efectiva enfrenta limitaciones estructurales. A escala
internacional, la ausencia de protocolos técnicos rigurosos
para maquinaria crítica como cerradoras genera pérdidas
multimillonarias anuales por fallas inesperadas. En el
contexto nacional, este problema se agudiza por una cultura
operativa reactiva: las empresas focalizan esfuerzos en
cumplir metas de producción, relegando la gestión
preventiva de equipos a un segundo plano, pese a su impacto
directo en la calidad y rentabilidad (Arroyo & Obando,
2022).
Una máquina cerradora es un equipo industrial diseñado para
sellar envases, garantizando su hermeticidad y prolongando
la vida útil del contenido. Estas máquinas son fundamentales
en sectores alimentarios, donde se requiere un sellado
preciso y eficiente. Este sellado garantiza la inocuidad del
alimento y previene la contaminación, estos factores clave
aseguran la calidad y competitividad en mercados exigentes.
(Ezquerra Group, 2010).
Las fallas por falta de un mantenimiento programado tienen
un efecto directo en la eficiencia operativa, lo que genera
paradas no planificadas que interrumpen la cadena de frio, lo
cual compromete la calidad de los productos perecederos. A
esto se suman los costos elevados por reparaciones de
emergencia, que pueden ser hasta un 40% superiores en
comparación con mantenimientos programados. Además, la
disponibilidad de los activos se ve comprometida, aunque se
ha documentado que la implementación de los planes de
mantenimiento estructurado puede elevar la disponibilidad
operativa hasta un 87%. (Alarcón & Romero, 2020).
Entre los defectos técnicos más comunes se encuentran el
Droop y el Vee, caracterizados por deformaciones en el
cierre causadas por contaminación o exceso de sellante, lo
cual compromete la hermeticidad del envase. Otro fallo
crítico es el Spinner, un cierre incompleto provocado por una
presión inadecuada de los mandriles, generalmente
relacionada con desgaste debido a la lubricación deficiente.
También se presentan fallas como el falso cierre y el cierre
roto, provocadas por desalineaciones en las rulinas o el uso
de materiales inadecuados.
El diagnostico técnico de fallas en cerradoras presenta
importantes desafíos. Problemas como el solape insuficiente
(menor a 70%) y el espesor irregular del cierre solo pueden
detectarse mediante análisis destructivos (Urquiza, 2023).
Además, el desgaste progresivo de componentes clave como
mandriles y rulinas, debido a la falta de lubricaciones
periódicas, es una causa recurrente de fallos. Estas
limitaciones están directamente asociadas a deficiencias
relacionadas con hasta el 30% de los fallos por fricción, que
impiden la detección temprana de signos de corrosión o
fracturas en las ranuras de sellado (Noria Latín América,
2015).
En la industria pesquera, la priorización de metas de
producción ha llevado en muchos casos, a descuidar el
mantenimiento de los equipos, lo que repercute
negativamente en la calidad y rentabilidad de las
operaciones. Estudios recientes subrayan la importancia de
implementar planes de mantenimiento programados para
mejorar la confiabilidad y disponibilidad de las maquinarias.
Por ejemplo, una investigación realizada en la empresa
pesquera TASA evidenció que, tras la aplicación de un plan
de mantenimiento programado, la confiabilidad de las
máquinas aumentó un 16%, pasando de un 84% a un 100%,
y la disponibilidad se incrementó de un 87% a un 100%
(Moloche, 2021).
Asimismo, la empresa pesquera ICEF S.A.C., al
implementar un plan de mantenimiento programado redujo
los costos de mantenimiento de $12,930.00 a $1,760.00, y
aumentó las actividades productivas al 94% (Pinedo, 2018).
Estos hallazgos resaltan la relevancia del mantenimiento
programado en la industria pesquera, evidenciando su
impacto directo en la eficiencia operativa y la reducción de
costos.
A pesar de que la literatura técnica confirma la correlación
entre la ausencia de mantenimiento y el aumento de fallas en
cerradoras (Arroyo & Obando, 2022; Moreira-Calle &
Velepucha-Sánchez, 2024; Ben et al., 2021), la mayoría de
esos trabajos se basa en informes generales de plantas multi-
alimento o en cálculos teóricos de confiabilidad. Ninguno
documenta con datos de campo cómo se manifiesta ese
problema en las cerradoras Angelus 60 L que dominan la
industria atunera ecuatoriana, ni cuantifica la magnitud del
impacto en dos escenarios operativos contrastados: líneas
con mantenimiento planificado versus líneas reactivas.
Por ello, el presente trabajo persigue un doble objetivo:
caracterizar de forma empírica los modos de falla más
recurrentes (rulinas, mandriles, rodamientos y
desalineaciones) a partir de registros y observaciones
directas en seis líneas de cerrado de tres plantas pesqueras; y
comparar, con indicadores cuantificables, la frecuencia y
criticidad de esas fallas en escenarios con mantenimiento
programado frente a aquellos que operan de manera reactiva.
Con esta aproximación, el estudio trasciende la constatación
genérica ya reportada en la literatura y aporta evidencia local
(hasta ahora inexistente) que permite justificar técnicamente
la inversión en programas preventivos, definir umbrales de
alerta específicos y orientar futuras estrategias de
confiabilidad en el sector pesquero.