1. Introducción
Desde tiempos ancestrales se han utilizado técnicas de riego
en Egipto y Mesopotamia. En un inicio inundaban terrenos
planos, luego construyeron terrazas regadas por inundación;
para ello emplearon varios métodos utilizando habilidad,
ingenios inducidos por la necesidad del hombre de
economizar agua.
Los primeros sistemas de riego por aspersión se movían con
su propia fuerza, es decir en función de la presión del agua.
Este tipo de sistema barría un círculo completo alrededor de
un acoplamiento de tubería de agua giratoria. La captación
del agua debe ser por un pozo o por toma de fuentes
naturales. Es necesario contar con una estructura para su
almacenamiento como embalse, depósito o subterráneo,
tuberías, dispositivos móviles y aspersores (Xie et al., 2022).
La eficiencia de utilización del agua de riego es decisiva para
lograr el incremento de la productividad agrícola. El
problema principal detectado es precisamente la ineficiencia
en el uso del recurso que afecta principalmente a la población
indígena campesina asentada en la zona rural de la provincia
de Tungurahua (Vargas-Rodríguez. et al., 2021).
La agricultura es una actividad económica de suma
importancia. Tiene la mayor demanda de agua a nivel
mundial. Para uso agrícola se estima la utilización del 33% -
90% de los recursos hídricos totales disponibles. Sin
embargo, no existe un uso racional, por lo que resulta
necesario realizar investigaciones que permitan mejorar el
uso del agua y las instalaciones adecuadas de riego en los
diferentes cultivos, incluido los pastizales (Mogrovejo-Lazo
& Carabajo-Alvear, 2022).
El área agrícola es la que más demanda de consumo de agua
en el mundo, es por ello que debe existir una sostenibilidad
ambiental y económica. Un parámetro principal para evaluar
sistemas de riego es la uniformidad de aplicación de agua en
la superficie del área irrigada, esto se refleja en el manejo y
desempeño del cultivo, en la calidad y cantidad de los
productos, en la eficiencia del uso del agua, en el costo del
riego y por tanto de la producción (González-Quirino et al.,
2021).
El Estado ecuatoriano, reconociendo la importancia del
desarrollo del sector agropecuario, ha implementado en los
últimos años diversos programas gubernamentales de riego
en todo el territorio nacional. Para este propósito, se creó el
Instituto Nacional de Riego (INAR) como una institución
autónoma y desconcentrada, con el objetivo de aumentar la
eficiencia en el uso del agua en la agricultura a través de la
construcción de obras de almacenamiento, sistemas de
conducción, rehabilitación de infraestructuras de riego y la
tecnificación del riego parcelario (Chuncho et al., 2021).
Posteriormente, esta institución fue integrada al Ministerio
de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (MAGAP),
transformándose en la Subsecretaría de Riego y Drenaje,
encargada de actividades de planificación y monitoreo a
nivel nacional. Actualmente, en cumplimiento de la
normativa correspondiente, se encuentra en proceso de
transición hacia la Secretaría Nacional del Agua
(SENAGUA) (Chile & Ortiz, 2021).
El principal objetivo del riego consiste en aplicar el agua
uniformemente sobre el área deseada y dejarla a disposición
del cultivo. La infraestructura para la captación, conducción
y aplicación del agua al cultivo es el componente técnico, la
organización y administración para la distribución del agua,
el registro de usuarios, el mantenimiento de la infraestructura
y la solución de conflictos, constituyen el componente social.
La producción agrícola y/o pecuaria realizada en el área con
riego, su rentabilidad y sostenibilidad son los componentes
económicos productivos (Jaramillo et al., 2023).
Se considera al riego como la aplicación uniforme y
oportuna de agua a una superficie específica de suelo para
reponer en éste el agua que ha sido consumida. El sistema de
riego es un conjunto de estructuras que consta de una serie
de componentes, estos componentes dependerán si se trata
de riego superficial, por aspersión o por goteo (González-
Quirino et al., 2021).
Los métodos de riego establecen técnicas para infiltrar el
agua al perfil del suelo donde se desarrollan las raíces, hasta
un contenido de humedad adecuado para el cultivo. La
finalidad es satisfacer las necesidades hídricas de los
cultivos, en zonas con déficit (Balbontín et al., 2022).
El sistema de riego por aspersión es uno de los métodos más
empleados, debido a sus mecanismos y automatización. En
los últimos años a nivel mundial se han ido empleando estos
sistemas en la producción agrícola ya que permite al
agricultor cuantificar la cantidad de agua que se aplica a los
cultivos (Pisco & Torres, 2021).
El riego por aspersión es un método que se aplica al suelo en
forma de lluvia utilizando un dispositivo de emisión de agua
para que la distribución sea controlada y uniforme. El equipo
utilizado son los denominados aspersores que generan un
chorro de agua pulverizada en gotas cubriendo toda el área
de la parcela y así tratamos que se moje toda la superficie del
suelo, de la forma más homogénea posible (Porlles et al.,
2023).
De manera general, este proyecto se enmarca en los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), mismo que
aborda temas críticos como son: la reducción de la pobreza,
hambre cero, la gestión del agua, trabajo decente y
crecimiento económico, reducción de desigualdades,